Según proyecciones privadas, restan por comercializar unas 27 millones de toneladas del grano
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En el campo todavía quedan sin comercializar 27 millones de toneladas de soja de la campaña pasada, según un informe de Lorena D´Angelo, analista de mercados de AZ-Group, que valuó la mercadería pendiente, entre mercadería sin entregar y a fijar precio, en unos US$8400 millones a precios del productor. En tanto, Eugenio Irazuegui, de la firma Zeni, estimó en US$11.070 millones el valor del grano sin vender, en su caso tomando cotizaciones de exportación FOB [sin considerar el descuento de retenciones y gastos de embarque]. Se trata de un número importante cuando faltan poco más de dos meses para la finalización de 2024 y un valor que puede ayudar al Gobierno en su estrategia de planchar aún más el dólar.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la última cosecha de soja se ubicó en 50 millones de toneladas, una marca que significó una recuperación tras las 20 a 21 millones de toneladas del ciclo anterior de fuerte sequía. En este marco, D´Angelo se refirió a que, por un lado hay una previsión de importante siembra de soja 2024/2025, pero también al volumen que resta vender de la campaña 2023/24. Para 2024/2025 la Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé 19 millones de hectáreas de siembra.
“Esta oleaginosa será una apuesta importante en la campaña 2024/25. El mercado descuenta en los precios esa gran producción y considera también el amplio stock sin vender del ciclo 2023/24, que suma 27 millones de toneladas en total, de los cuales 6 millones están en condición a fijar precio. Estas existencias representan unos 8400 millones de dólares”, señaló el reporte de Az Group con información de D’Angelo.
Por su parte, Irazuegui analizó: “Tras la recomposición productiva con una cosecha que volvió a superar las 50 millones de toneladas y una dinámica comercial discreta a la fecha, se estima un stock por vender cercano a las 21 millones de toneladas. Este monto prácticamente iguala al total cosechado en la campaña precedente, tras la severa sequía que afectó al núcleo productivo”. Y agregó: “Si le sumamos los contratos negociados bajo la modalidad a fijar observamos que, del volumen aportado en este ciclo 23/24, unas 27 millones de toneladas están expuestas a las variaciones de precios. Es un monto que triplica al relevado el año pasado a estas instancias y, en simultáneo, excede en alrededor de 9,50 millones de toneladas al promedio observado entre 2019 y 2023. A los valores negociados actualmente para el poroto en la operatoria FOB, este remanente de 27 millones de toneladas representan unos US$11.070 millones”.
Queda mucha soja sin vender luego de la cosecha 2023/24 ya que los productores pagaron los compromisos tomados a la siembra y luego no enfrentaron grandes gastos. “Fueron vendiendo muy gradualmente la producción porque se demoraron las compras de insumos para el ciclo de granos gruesos 2024/25 principalmente por la falta de lluvias en invierno y principios de primavera, más pronósticos de un año con evento La Niña”, opinó D´Angelo.
Tampoco impulsaron las decisiones de venta los precios de la soja disponible en ese período, muy bajos en comparación con los del ciclo previo. “No hay que olvidar que tradicionalmente el productor va vendiendo la soja gradualmente a lo largo del año para pagar los compromisos corrientes”, dijo la experta.
“A partir de las lluvias del fin de semana se abren nuevas posibilidades de siembra de granos gruesos y ese comportamiento obligará a completar las compras de insumos (semillas, agroquímicos, combustibles) lo que a su vez impondrá más ritmo a las ventas de soja una vez que se recuperen los bajos valores que se pagaron a principios de semana tras las noticias de las lluvias”, explicó.
Lo que viene
En rigor, las últimas lluvias dejaron una buena perspectiva en general para que en la zona agrícola núcleo se reinicien siembras pendientes en maíz y comience la de soja. Según D´Angelo, las recientes precipitaciones favorecerán el avance de las siembras. Permitieron que muchos productores preparen los suelos. Pero la situación climática sigue siendo incierta. “Habrá que ver si pueden ingresar rápido a los potreros, porque hay pronósticos que indican que seguirán las lluvias en los próximos días”, dijo D´Angelo.
En la zona núcleo, indicó, los productores están apurados por sembrar el maíz antes de alcanzar el período en que los cultivos son vulnerables al mal de Río Cuarto, una enfermedad que provoca el achaparramiento de las plantas. “Es un viejo problema que provoca achaparramiento; hace años que no se manifiesta, pero se vio hace mucho en los cultivos de maíz sembrados a partir del 15 de octubre”, señaló un asesor de Rufino, aludiendo al riesgo que enfrentan los productores si no completan la siembra en los próximos días. Además, sembrar en esta época puede resultar en floración en enero, un mes en el que las lluvias suelen ser escasas, lo que suma otro desafío climático.
No obstante ello, según el reporte, algunos agricultores lograron diversificar sus siembras, haciendo implantaciones tanto en septiembre como en octubre. “Esto les brinda mayor flexibilidad ante posibles períodos de sequía, especialmente con la influencia de La Niña”, indicaron.
“Por otro lado, las lluvias recientes también activaron los herbicidas preemergentes utilizados en los cultivos de verano. Estos productos tienen determinada cantidad de días para ser activados por un chaparrón y, si no llueve en ese periodo, se pierde su efecto”, explicó en tanto el profesional de Rufino. Además, las precipitaciones permitieron que las aplicaciones de urea realizadas días antes comenzaran a tener efecto.
En este marco, por ahora tras las lluvias hay un panorama alentador para la campaña. En rigor, Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa rosarina, destacó la importancia del último evento climático: “Estamos todos muy contentos porque las lluvias han sido muy importantes. Estábamos con un pronóstico de lluvias aisladas y de repente estamos viendo lluvias generalizadas en el 80% de la región núcleo, con más de 30 milímetros”.
Russo expresó que el 50% de la región central registró entre 45 y 80 milímetros, con picos como los 88 mm en Bigand, 74 mm en Álvarez y 72 mm en Cañada de Gómez. “El milimetraje ha sido muy importante, especialmente porque llegamos a la primera quincena de octubre sin agua y en un momento crítico para el trigo, el maíz temprano y el inicio de la siembra de soja”, explicó el especialista de la entidad.
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