¿Qué es peor, el remedio o la enfermedad? Rumor que va, rumor que viene y, en el mientras tanto, el mercado local no para de bajar desde abril. No hay reporte alcista del USDA que le de respiro a las bajas locales.
Si bien hay varias razones para este comportamiento -una de ellas es la presión que genera Brasil tanto con la oferta de soja como de maíz-, hay días en los cuales la principal razón de las fuertes bajas tiene la raíz en “algún” rumor de mercado. Y lo peor es que una vez que bajó es difícil que después se recupere, por más que no se concrete el rumor.
Ya hemos pasado por varios rumores de implementación de dólar soja/agro, con posterior confirmación (3 ediciones) y también posteriores “descartado el rumor”. Cualquiera sea el caso, el mercado respondió con bajas en sus valores en dólares por tonelada.
Yendo al título, ¿cuál sería el remedio y cuál la enfermedad? Casi que no hay remedio en estas dos opciones “rumor de dólar soja” vs “dólar soja”. Ambas alternativas son malas.
Más allá del efecto instantáneo que puede tener la implementación del dólar soja en la disminución de la brecha del tipo de cambio, son tantas las distorsiones que genera en todo el mercado y toda la cadena que es difícil pensarlo como “un remedio”.
Ya en la última edición al rumor de dólar “soja” se le agregó la posibilidad de que se incluyera el maíz, con el consiguiente efecto negativo en los precios del maíz julio, más allá del efecto safrinha.
Dólar soja
Ayer volvió el rumor de que se vendría un nuevo dólar soja. Y entonces las preguntas: ¿Qué grano entra? ¿qué no entra? ¿qué tipo de cambio? ¿qué duración? ¿si vendo por dólar soja qué no puedo hacer después? Si ponen un dólar soja pero también ponen restricciones o mayores impuestos a la importación de insumos ¿qué me conviene?
Y así el productor argentino no sólo tiene que ser un excelente productor, sino que tiene que ser casi un mago para tratar de anticiparse a todos los probables cambios de reglas de juego en el corto plazo, cortísimo, de un día para el otro.
Y ni qué hablar de los consumos, que no saben si los precios siguen bajando o de un día para el otro no solo aumentan, sino que no va a conseguir mercadería porque se le va a ir a las fábricas o a la exportación. Mientras tanto, seguimos perdiendo oportunidades, casilleros en el mercado internacional y desde la política parece que no aparece quién registra y comprende realmente el impacto que tendría para la economía del país poner reglas claras, no distorsivas, quitar presión impositiva y, simplemente, dejar que los que saben producir se dediquen de lleno a eso. No es tan difícil de entender, eso creo.
Por su parte, los vecinos que sí tienen reglas claras, que no tienen derechos de exportación, ni cierres de registros de exportación, ni impuestos a la importación de insumos esenciales, siguen creciendo, produciendo y exportando más.
La autora es analista del mercado de granos
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