Con un tipo de cambio a $230, podrían ingresar divisas por entre US$2000 y US$2500 millones, según expertos consultados; el Gobierno aguarda un “piso” de US$3000 millones
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CÓRDOBA.- Las reservas acumuladas con el dólar soja de septiembre pasado se achicaron muy rápido y eso obligó al Gobierno a repetir algo que iba a ser por única vez. La nueva versión del régimen, anunciada por el ministro de Economía, Sergio Massa, con un tipo de cambio ahora a $230, seguirá con la lógica de la primera, con una diferencia de alrededor del 40% con el cambio oficial. El aporte de divisas, según cálculos privados, sería de entre US$2000 millones y US$2500 millones, aunque el Gobierno aguarda un “piso” de US$3000 millones. La Bolsa de Cereales de Rosario (BCR) estima que hay unos US$5000 millones sin vender en este grano a precios al productor.
En este contexto, economistas consultados por LA NACION ya anticipan una suerte de “dólar soja recurrente”, con nuevas ediciones a fines de marzo o inicios de abril, y en agosto o septiembre de 2023, ya que, por una cuestión de expectativas, será difícil prescindir de este incentivo.
Cuando se anunció el primer régimen, la diferencia de los $200 fue de 42% con el dólar mayorista de ese momento; ahora debería ser de $231,7 para respetar ese esquema. No obstante, quedó en $230.
El volumen de divisas que aportará esta vez sería significativamente más limitado que en su primera edición, cuando se vendieron unos 14 millones de toneladas, porque queda un bajo stock en los silos.
Jeremías Battistoni, analista de AZ Group, entiende que hay unos 12 millones de toneladas por vender. Para recaudar unos US$3500 millones se debe liquidar la mitad del remanente. “Hay condimentos diferentes a los del primer dólar soja, cuando la posición vendida era la más baja de la historia; ahora se está arriba de los niveles promedio de las campañas anteriores -agrega-. Sí puede jugar a favor la sequía: como se espera levantar poco trigo, esto puede ayudar a hacer caja en vez de vender maíz”.
Opiniones
Jorge Vasconcelos, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, plantea que la decisión es “contradictoria” con el objetivo de una inflación mensual del 4% a fin de año que se planteó Sergio Massa: “La emisión que debe hacer el Banco Central le pone presión a la inflación”.
Comparte con Battistoni que un punto a tener en cuenta es que a principios de septiembre había un exceso de stock de los productores. Ahora está más ajustado y tienen incertidumbre por el clima. En ese contexto, los $230 de un tipo de cambio son “apropiados sin esas dos diferencias de contexto que tiene diciembre versus septiembre”.
Estima que las reservas netas del Central rondan los US$2400 millones, a las que se sumarán los desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el BID y el Banco Mundial, “lo que permitirá no alejarse demasiado de la meta de acumulación, porque la otra alternativa es seguir ajustando sobre importaciones y eso afecta directamente la actividad”.
Para Vasconcelos, con el anuncio del viernes se busca “resolver con una sola medida tanto la mejora de reservas como el no tener que seguir restringiendo las importaciones y evitar que caiga más el nivel de actividad”. Y añade: “La contracara es la emisión monetaria que tendrá que haber en diciembre que, aunque se absorba con Leliq, pone presión a la inflación”.
En septiembre pasado, el mecanismo de pagar caro y vender barato el dólar generó una expansión monetaria equivalente a 28% de la base monetaria de aquel momento; ahora, el impacto puede ser inferior o cercano a un tercio de aquella experiencia. “El tema de la expansión monetaria de diciembre, de todos modos, obliga a seguir de cerca los datos, ya que la emisión por motivo fiscal podría alcanzar los $470.000 millones en diciembre (10,5% de la base monetaria de diciembre), en un contexto en el que la emisión autónoma por intereses de Leliq ya supera el 10% de la base monetaria (ritmo mensual acumulativo)”, dijo. En septiembre último, por cada US$1000 millones liquidados netos se emitieron $230.321 millones.
Jorge Ingaramo, por su parte, apunta que “las segundas partes nunca fueron buenas”, ya que $230 es un precio “atrasado” y, según él, debería rondar los $250 que, en realidad, son $167,05 para el productor neto de retenciones.
“Massa debe cumplir con la meta de US$7250 millones de reservas netas con el FMI, lo que es un problema”, insiste, y aporta que lo lógico sería “armar un paquete” por parte de Economía que incluya aceptar la propuesta de eliminar por un tiempo los anticipos de IVA de importaciones a quienes usen dólares propios (quedaría solo 21%), el blanqueo proveniente del intercambio de información con Estados Unidos (rondaría los US$100.000 millones) y pedir un waiver al Fondo para que, en vez de US$7250 millones de reservas, sean US$5000 millones.
Desde la Bolsa de Comercio de Córdoba, Gonzalo Augusto coincide en que el impacto en la liquidación será “relativo”. Y agrega: “En septiembre liquidaron muchos productores que hoy ya no tienen mercadería o les queda muy poca. Hoy se está pagando $72.000 la soja, que al dólar MEP son US$225 la tonelada. Con la nueva medida pasaría a $86.811, que son US$272 MEP, pero hay que recordar que en la primera edición no subió a la par, así que hay qué ver qué pasa en el mercado”.
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