En diálogo con LA NACION, especialistas del sector señalaron que hay dudas por la sostenibilidad del modelo cambiario oficial; además, inciden los precios internacionales que siguen por debajo de hace un año
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CÓRDOBA.- En un contexto marcado por el blanqueo de capitales y la moratoria, la brecha cambiaria se redujo y está en el nivel más bajo desde mediados de mayo. Para los productores agropecuarios debiera ser un incentivo para sembrar y vender el grano que aún no comercializaron, pero los economistas especialistas en el sector tienen algunas dudas respecto de cómo reaccionarán. La clave está en las expectativas sobre cómo seguirá la política cambiaria del Gobierno.
El economista y consultor agropecuario Jorge Ingaramo señaló que la brecha cayó porque el Gobierno “maneja artificialmente el tipo de cambio y el cepo; le paga 80% por el oficial y le vende a $1250. Obviamente eso no ‘le hace gracia’” a los productores”. A ese esquema, apuntó, hay que añadirle que los precios internacionales -pese a las mejoras de las últimas tres semanas- son “desfavorables”. La soja está 25% por debajo de hace un año; el maíz 20%; trigo a la par o algo por debajo. Además, están las retenciones (33% para la soja, 12% para el maíz y 7% para el aceite de girasol).
Según Jorge Vasconcelos, del Ieral, de la Fundación Mediterránea, si la soja volviera a rondar los $300.000 la tonelada podría haber incentivos a vender el grano y comprar CCL: “En ese escenario de eventual recuperación adicional de precio, podría haber más oferta de dólares en el Mercado Único de Cambios pero, al mismo tiempo, más demanda de CCL. No hay mucha expectativa de recuperación de precios”. Los volúmenes de comercialización de agosto y de lo que va de este mes son los habituales; no se advierte todavía la consecuencia del mayor poder adquisitivo de la soja en términos de CCL.
En este marco, Ingaramo planteó que los productores “desconfían de este modelo cambiario, no del económico. Ven que no termina de converger a una inflación más baja o a un tipo de cambio más aceptable”.
Añadió que “saben que si la economía se endereza el tipo de cambio real de equilibrio puede ser más bajo del de comienzos de año, pero no están convencidos de que en el Gobierno esté a favor de la rebaja de retenciones, porque mantiene subsidios por todos lados y, pese al superávit fiscal, no puede comprar reservas. ¿Entonces, cuánto tiempo puede mantener este modelo cambiario que lo perjudica al productor?” Otro factor que incorpora es que al aparecer el crédito en pesos a los productores les puede convenir financiarse en pesos o con canje.
Vasconcelos, en tanto, repasó que la tonelada de soja, de acuerdo a los precios internos de Rosario, sigue perdiendo poder adquisitivo en términos del mercado interno (la inflación le gana a la soja), pero desde julio, se advierte una mejora en el poder de compra si esos pesos se aplican al dólar libre. Mientras en julio el productor podía comprar US$212 CCL, en la segunda semana de este mes pasó a poder comprar US$237 CCL.
David Miazzo, economista y director de Data Miazzo, puntualizó que todo cierre de brecha cambiaria es positivo para los sectores exportadores. Primero porque mejora el precio de lo que producen y porque ayuda a “comprimir” el de los importados, “a lo que se suma la normalización del pago de importaciones. Entonces, mejora la relación insumo-producto y también la relación del producto con el precio del campo, la rentabilidad se incrementa”.
Respecto de si habrá un cambio significativo en el ritmo de comercialización, sostuvo que hay una correlación directa, pero alertó que “hay que agregar expectativas, precios internacionales. Si la lectura es que se va convergiendo a una unificación cambiaria, se interpreta que la brecha se seguirá reduciendo y no hay apuro por vender”.
Gonzalo Agusto, economista jefe en la Bolsa y Cámara de Cereales de Córdoba, ratificó la importancia de la reducción de la brecha porque permite aumentar el precio que recibe en dólares el productor, aunque apunta que la coyuntura está marcada por los precios internacionales bajos.
“Los productores ven una situación bastante complicada. Si hoy tienen que vender están a pérdida -añade-. La baja de la brecha debería estar acompañada por una suba de los precios internacionales o por una baja de las retenciones, que es uno de los principales problemas porque incide negativamente en lo que reciben. El que ya no vendió puede llegar a esperar para ver si mejoran los precios internacionales”.
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