Analistas y economistas consultados por LA NACION señalaron que “aliviaría” la situación de los productores que cosecharán poco por la sequía, pero expresaron sus reparos
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CÓRDOBA.- Sin mayores precisiones -el anuncio será el lunes-, el ministro de Economía, Sergio Massa, apelará a un nuevo dólar agro para tratar de sumar reservas. Los especialistas consultados por LA NACION lo primero que plantean es que el decreto debería salir “urgente” para no “desorganizar” más el mercado, que está virtualmente paralizado. También plantean que para tener algún impacto debería recaer sobre la cosecha en marcha, muy afectada por la sequía. Según trascendió, se extenderá 30 días en la soja y 90 días para productos de economías regionales como maní, arroz o el vino.
Desde el último dólar soja, la comercialización es muy baja porque, además de la menor producción por la sequía, los productores esperaban una nueva edición del tipo de cambio especial.
El 84% de la soja de la campaña 2021/2022 ya se comercializó: quedan 6,7 millones de toneladas por vender con tres millones de toneladas por fijar precio. Al precio de exportación de hoy son unos US$5200 millones, según estimaciones del economista Gonzalo Agusto, de la Bolsa de Cereales de Córdoba.
Matías Amorosi, analista de mercados de AZ, subraya que hay que esperar para ver cómo se implementa la medida, si es sobre la soja existente o para la nueva. “Lo que están buscando es que vendan todo; de la nueva la cosecha será reducida y de la anterior no queda prácticamente nada”, agrega.
Las estimaciones de la campaña de soja 2022/23 rondan los 25 millones de toneladas, 18,3 millones de toneladas menos que el ciclo agrícola anterior. Las ventas hasta hace una semana -según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)- alcanzan los 4,8 millones de toneladas y la mayoría con precio a fijar. Es el nivel más bajo en los últimos 20 años. En términos de porcentaje de la producción esperada, la comercialización alcanza el 18%, cuando el año pasado totalizaba un 24%, y representa la menor proporción desde la campaña 2016/17.
Impacto
Agusto indicó que en un contexto de caída de rendimientos por la sequía, donde la mayoría de los productores “estarán en pérdida por la baja productividad por hectárea y por la brecha cambiaria”, la medida “alivianaría un poco, compensaría las pérdidas”. Admitió que sí se generan mayores costos a los sectores que usan como insumo la soja: “Verá el Gobierno qué es lo que prioriza en términos de si aumenta la inflación o la cantidad de dólares que puede llegar a captar”.
El economista Jorge Ingaramo sostuvo que aunque el FMI redujo la meta de reservas acordada originalmente, todavía “todos tienen dudas” de si se podrá cumplir. Interpreta que el anuncio, sin detalles, de que habrá un dólar agro apunta a inducir a los exportadores a traer prefinanciaciones que, en este momento, “no están entrando porque no hay ventas por la incertidumbre de los productores”.
“Promete un dólar agro superior para que empiece a moverse el ciclo de las prefinanciaciones que son la nafta que mueve la Ferrari que tenemos en el garaje -agrega-. Sin prefinanciaciones la Argentina no funciona”. Aclara que hay que esperar el “compromiso” que logra Massa por parte del sector en un momento en que la caída de exportaciones y de ventas de los productores es “evidente”.
El economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, junto a su colega Franco Artusso, estima que la producción de los principales cultivos de verano se contraerá al menos entre 35% y 45% y que el valor total de los siete cultivos principales del país (incluyendo tanto cultivos de verano como de invierno), a precios de mercado actuales y proyectados para los próximos meses se estará reduciendo en una cifra cercana a los US$20.900 millones (38% menos en la comparación interanual), un retroceso equivalente a 3,3 puntos del Producto Interno Bruto del país.
Si se toma el ciclo comercial de los principales cultivos (abril 2023 a marzo 2024), el reporte proyecta un ajuste de US$18.100 millones (41% menos interanual), y se considera el año calendario (enero a diciembre 2023), la caída sería de US$17.900 millones (39% de baja interanual).
Esas estimaciones suponen, entre otras cuestiones relevantes, que las existencias de granos de fines de ciclo se reducen respecto de las del inicio (en parte, no completamente) y que la harina de soja se estabiliza en un valor de exportación cercano a los US$500/ tonelada (que es superior a su valor promedio del 2022), lo que atenúa algo de la caída de las exportaciones, aunque “es clave monitorear su evolución en los próximos meses”.
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