Según expertos del mercado, se amplió la brecha de precios y hoy, mientras una hectárea en la zona más productiva de la Argentina cuesta unos US$15.000, en el estado norteamericano de Illinois supera los US$42.000; apuntan contra la falta de políticas para el sector
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La brecha entre el valor de los campos agrícolas de los Estados Unidos con la Argentina está en un máximo histórico, con casos en las mejores tierras del país del norte que llegan al 300% de diferencia. La falta de políticas para el sector en la Argentina y la situación económica del país han provocado este desacople, según los expertos.
En diálogo con LA NACION, Juan José Madero, expresidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) y director de la División Campos de LJ Ramos Brokers Inmobiliarios, detalló que en la zona núcleo de la Argentina el valor promedio de la tierra se encuentra en torno a los US$15.000 por hectárea, con techos de US$16.000. Mientras que en Illinois, Estados Unidos, el precio promedio supera los US$42.000 por hectárea, llegando a valores superiores incluso a los US$50.000.
“Es una relación prácticamente de tres a uno, que es la diferencia máxima histórica, dejando de lado 2002 que estuvo un poco arriba del 300%. Normalmente, está en el orden del uno y medio a uno con momentos de dos a uno, pero este, de casi tres a uno, es prácticamente el máximo histórico”, indicó.
Según detalló, al análisis lo hacen en base a los datos aportados por una entidad estadounidense que toma los valores de los campos de mayor productividad en siete regiones del mencionado estado. A esa información la comparan con los datos propios de la región núcleo, que es la zona en donde están las tierras más productivas de la Argentina. Esto comprende el sur de Santa Fe, el norte bonaerense y el sudeste cordobés.
“La causa de eso es que Estados Unidos funciona con normalidad, con libertad económica, con estímulo y acceso al crédito, aspectos que lamentablemente no tenemos acá debido a decisiones administrativas, gubernamentales. No es que el mundo nos metió una zancadilla, sino que nosotros mismos nos la hicimos”, dijo.
En rigor, explicó que el cepo es la principal traba para la operatoria de compraventa de campos. “Impide y sabotea mucha de las operaciones que podrían darse”, afirmó. Por otro lado, agregó, la ley de tierras [en la zona núcleo limita la compra por parte de extranjeros a 1000 hectáreas] “restringe y expulsa a inversores genuinos y bien intencionados que desean contribuir”.
En la Argentina, los precios venían estables y la disminución se produjo después de las PASO de 2019 para luego estabilizarse en un nuevo piso. Este año, el valor de la tierra en la zona núcleo en la Argentina empezó un sendero de pequeña recuperación y, para tratarse de un año electoral, en el que normalmente la actividad se ralentiza, fue “sorpresivamente activo”. Hubo muchas consultas, algunas de ellas de inversores “firmes e interesantes”.
“Hay coincidencia por el lado inversor de que se llegó a un piso de valores producto de las políticas del gobierno actual, como el cepo, las restricciones, una presión impositiva confiscatoria y falta de crédito y aliento a la producción”, comentó Madero.
“Estas cuestiones dificultan la operatividad de la actividad, desalentando la inversión en compra de tierras, produciendo la mencionada baja de valores. Como contrapartida, la firmeza de los valores de alquileres, con demanda insatisfecha por cuarto año consecutivo, sumado a lo estratégica que resulta la inversión en tierras productoras de alimentos y materias primas han actuado como sostén de ese piso de valores; el inversor infiere que el momento de comprar está pasando”, agregó.
Remarcó que “hay una expectativa de un gobierno más racional”, cualquiera que sea el candidato” que esté perfilado para ganar. “Todos hablan de eliminar el cepo, aunque la tendencia es volver a la normalidad. Esto genera una expectativa positiva”, expresó. “El tema es dar previsibilidad de largo plazo, después vendrá el crédito y otro tipo de estimulo, pero lo primero es eso que más falta ahora en la Argentina”, dijo.
En línea con lo planteado por Madero, Federico Nordheimer, director de Nordheimer Campos y Estancias, reflexionó que el rendimiento en los campos en la Argentina, en comparación con los de Illinois, es bastante similar. “No puede ser que la diferencia de valor sea tan amplia. Incluso teniendo en cuenta que en este país los costos de producción, como semillas, fertilizantes y gasoil, son menores”, expresó.
“Evidentemente, la diferencia radica en el riesgo país o efecto país. En Illinois, existe estabilidad económica, además de opciones de financiamiento. Aquí en la Argentina tenés que negociar con cada uno de los proveedores la financiación”, indicó. Lo mismo, afirmó, ocurre con la adquisición de maquinaria en Estados Unidos, ya que es más económica debido a las opciones de leasing disponibles.
Entre otras cosas, indicó: “Este año no empezó bien por la sequía, pero cuando empezó a llover comenzó a haber movimiento en los campos. Es decir, el dinero se está generando porque quieren invertir. Empezó a haber movimiento porque creen que va a cambiar el gobierno y eso alienta a la gente a invertir porque cree que va a haber mejores condiciones para el campo”.
Demanda insatisfecha
Por otro lado, en relación a los arrendamientos Madero explicó que una vez más la demanda quedó insatisfecha y en lo que respecta a los valores de los campos agrícolas en general se mantuvieron en línea con los precios de la campaña anterior. Esto se debió a que, si bien existía una demanda que impulsaba al alza los valores, la sequía ejerció una presión en cambio descendente.
En tanto, los alquileres ganaderos tuvieron la misma evolución. A la demanda preexistente se sumó la urgencia de buscar campos para arrendar mientras se recuperara la oferta forrajera. Eso hizo que los valores mantuvieran su fortaleza y también faltaran campos para alquilar.
“El mundo está traccionando hacia arriba y nosotros somos los que nos estamos quedando, depende de nuestra nuestras decisiones administrativas, políticas y proyecciones. No debemos esperar que nadie haga algo por nosotros”, concluyó.
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