En el sur de Santa Fe, en Juan Bernabé Molina, las intensas lluvias, con más de 270 milímetros en menos de 12 horas, dejaron un panorama angustiante para muchos productores que vieron perder su hacienda
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En Juan Bernabé Molina, una localidad del sur santafecino a 85 kilómetros de Rosario, viene lloviendo sin tregua: con más de 270 milímetros en menos de 12 horas, la desesperación se apoderó de todos. Según los productores agropecuarios, el agua en los campos comenzó a subir de manera sorprendente. Primero un metro, luego hasta dos en algunos casos más graves. Mientras observaban con angustia cómo avanzaba con la sensación de no poder hacer nada. Inicialmente, el agua apenas rozaba los pies de los animales, después alcanzó sus lomos y, finalmente, solo dejó sus cabezas asomadas. La corriente se intensificó y la hacienda, en algunos sitios, empezó a ser arrastrada hasta que, en “un abrir y cerrar de ojos”, desapareció por completo.
En las últimas 48 horas, considerando un poco más de tiempo, en torno de esa región se registraron unos 340 milímetros. Juan Bernabé Molina es una de las localidades de esa misma zona que el fin de semana pasado soportó una intensa caída de granizo. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en lo que va de marzo hay localidades de la región agrícola núcleo que duplicaron la media estadística de precipitaciones de todo el mes. En tanto, con los milímetros que se dieron el 25% de la zona ya alcanzó la media.
Estas lluvias trajeron complicaciones para la cosecha de los primeros lotes de maíz, cuya recolección comenzó a retrasarse. No obstante, según indicaron en la entidad, son beneficiosas para la finalización de la etapa de llenado de granos de los cultivos sembrados en forma tardía y para recuperar los perfiles del suelo de cara a la siembra de trigo que se iniciará en mayo próximo. La BCR viene de subir, por mejoras en las condiciones tras las distintas precipitaciones, en 500.000 toneladas la proyección para la soja: se recolectarán 50 millones de toneladas. En el caso del maíz, en tanto, mantuvo la estimación en 57 millones de toneladas. Para la ganadería son buenas para la recuperación de las pasturas, aunque en las zonas anegadas o en los campos bajos los productores sufren la odisea de salvar sus animales.
“Mi papá, que tiene 75 años, está anímicamente destrozado”, dijo Lucas Giacomossi a LA NACION. En medio del temporal, un vecino del campo de su padre, que tiene 30 vacas y 10 caballos, le envió una imagen de una parte del establecimiento donde lo único visible era la cabeza de uno de sus equinos, sumergido en el agua.
“Fuimos a tratar de rescatar a la yegua y, al llegar, nos encontramos con que las vacas casi no se veían”, expresó. La hacienda no sólo estaba tapada por el agua, sino que los animales comenzaron a ser arrastrados por una cañada del lugar. “Pensamos que el agua los levantaría y quedarían sobre la ruta, pero no fue así. En un abrir y cerrar de ojos, pasaron por los tubos de alcantarilla y cruzaron al otro lado. Los vimos alejarse y eso cambió completamente nuestro panorama”, comentó. No solo que perdieron las vacas, sino que cuando fueron a otro lugar donde tienen cerdos se encontraron con igual panorama: lo único que se veían eran algunas de las cabezas de los animales.
Giacomossi agradece que uno de sus vecinos, caminando con el agua hasta el cuello, logró alcanzar algunos de los caballos y los rescató. En tanto, cuatro vacas pudieron subirse a un puente y la esperanza es que una vez que baje el agua poder ir a buscarlas.
El productor ganadero Nelson Roche también vivió su drama en Juan Bernabé Molina. Con el agua a la cintura, inició una tarea titánica para rescatar sus caballos y las vacas del agua. “Vivimos una desesperación porque uno ama tanto a los animales que verlos sufrir así es muy difícil”, sostuvo el productor. Comentó que, si bien el agua comenzó a bajar, llegó a haber incluso hasta cuatro metros.
El productor contó que él también fue testigo de ver cómo la corriente se llevaba los animales de sus vecinos, una imagen que, indicó, va a ser muy difícil de olvidar. “Veíamos solo las cabezas y de un momento a otro ya no había nada”, señaló.
Él pudo mantener en resguardo a sus 29 animales en una zona de su campo donde el agua no superó los dos metros. “Es la primera vez que me toca vivir una situación así”, expresó. Hace cuatro años pudo comprar sus primeros animales luego de toda una vida trabajando como peón rural.
“Es la lluvia más fuerte de los últimos 30 años”, remarcó el productor agropecuario y ganadero Miguel Cortada, también de la misma región. Relató que desde el sábado pasado no puede acceder a su campo debido a las dificultades para transitar por los caminos rurales. Teme por el estado en que se pueda encontrar su hacienda cuando ingrese al lugar. “Hace pocos días comenzamos con los destetes y es el período de adaptación en donde todos los días hay que hacer una suplementación de la alimentación, pero desde hace cuatro días que no lo podemos hacer”, indicó.
Señaló que, en tanto, la situación es diferente para las 150 hectáreas de soja y de maíz sembradas, ya que estas lluvias son beneficiosas para completar el ciclo de formación de granos. Después de tres años de sequía y un verano con olas de calor y bajas precipitaciones, destacó que ayudan a recuperar la disponibilidad de agua en el suelo, lo que será fundamental de cara a la siembra de trigo.
Cortada fue otro de los productores afectados por el temporal de granizo del fin de semana pasado que dejó importantes daños en los cultivos. En su caso, estimó, que perdió un 30% de la producción.
Registros
“En lo que va de estos 14 días de marzo vemos que en el 25% de la región núcleo las lluvias ya alcanzaron la media estadística para el mes e, incluso, algunas localidades hasta las duplicaron”, indicó Marina Barletta, analista de la BCR. A modo de ejemplo, en lo que va del mes Bigand acumuló 326 milímetros, Santa Teresa 294 mm, Chovet 281,8 mm y Maggiolo 253,8 milímetros.
Según detalló, los mayores milimetrajes se dieron allí en el sudeste de Santa Fe y el nordeste de Buenos Aires. Aclaró que en el resto de la región las precipitaciones estuvieron por debajo de los 100 milímetros, tal el caso del noroeste bonaerense y el sudeste de Córdoba. “Lamentablemente allí todavía faltan mayores volúmenes para alcanzar las reservas óptimas del suelo”, sostuvo.
En este marco, dijo que en Lincoln ( Buenos Aires) se registraron 81 milímetros y en General Pinto 72 mm, también en territorio bonaerense. “Si bien fueron buenos milimetrajes, no son todavía suficientes para que las reservas de agua del suelo alcancen el estado óptimo”, explicó.
En tanto, en el sudeste de la provincia de Córdoba hubo milimetrajes de 30 mm en Monte Buey y 74 mm en Guatimozín. “En general, en esa zona los milimetrajes estuvieron por debajo de los 50 milímetros. Allí se sigue necesitando más agua, especialmente para los maíces tardíos y las sojas de segunda”, comentó.
“Esta seguidilla de lluvias que estamos teniendo puede traer complicaciones en la cosecha de los maíces tempranos, ya que la mayoría de los lotes están listos para cosecharse y se necesita que baje la humedad de los granos”, dijo. No obstante, agregó: “Es bueno para recomponer la humedad en el perfil de cara a la siembra de trigo y también son muy buenas estas lluvias para la soja de segunda y el maíz tardío en el llenado de grano; permiten completar el ciclo del cultivo”.
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