Juan Capozzolo, un productor de Reconquista, Santa Fe, formó una red de ayuda para llevar alimento a los campos
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Mientras explica una situación que en las grandes ciudades no se puede percibir, a Juan Capozzolo, un productor de Reconquista, Santa Fe, le tiembla la voz y se disculpa por no continuar el relato. Espera, dice, que la situación desesperante que están padeciendo sus pares en el campo se pueda transmitir a quienes no pueden tomar dimensión de la magnitud de la sequía y los efectos que va a dejar. Por eso, lideró una campaña solidaria, a través de la Sociedad Rural local, para llevar alimento balanceado y agua a los campos más afectados.
El acto de solidaridad se replicó en las redes sociales, donde un grupo de productores contó que se organizaron para recaudar dinero y llevar ayudas a algunos establecimientos, ante lo que denuncian como una ausencia total del Estado.
“Un grupo organizó una campaña para recaudar dinero, que inició Sociedad Rural de Reconquista junto a Productores Autoconvocados del Norte de Santa Fe, con el aporte del Senador Orfilio Marcón, Cosago, el productor Juan Capozzolo, empresas privadas y otros particulares, como también al trasporte de Sergio Latorre; se concretó la compra de las primeras 190 bolsas de alimentos para terneros afectados por la brutal sequía en la Cuña Boscosa”, contó una usuaria de Facebook.
En diálogo con LA NACION, Capozzolo explicó que esto, si bien “no soluciona el tema”, ya que “el clima sigue enfrentado con el campo, pone de manifiesto que la solidaridad entre productores reacciona más rápido que la ayuda estatal”.
“Es difícil transmitir lo que se siente acá. Hemos visto cómo se ha llegado a esto; esa gente comenzó a quedarse sin agua y no tenían lugar donde almacenar. El agua para consumo humano se está comprando, porque no hay. Nosotros comenzamos a llevar cubos, se les comenzó a acercar agua, pero también colaboraron algunas empresas”, expresó.
La sequía sigue haciendo estragos en varias regiones del país y la esperanza de los productores se desvanece a medida que pasan los días y los pluviómetros marcan poco y nada. “La sequía sigue, no se termina. En los campos tampoco hay pasto. Se decidió que hay que salvar algunos animales, pero vimos que la vaca es la que menos posibilidad tenía de sostenerse, porque tenía que alimentar los terneros”, narró.
La solidaridad entre los productores se contagió enseguida cuando se enteraron de que la Sociedad Rural local iba a hacer algo. “Nos dimos cuenta de que las sociedades humanas no son compartimentos estancos, que nos podemos mantener ajenos o indiferentes, mucho menos con gente del sector. Comenzamos a tomar contacto con los que estaban peor que nosotros, aunque hoy todo el mundo está mal, pero nos encontramos con que entre los productores chicos hay una realidad. Esa realidad es que nadie entiende lo que es el campo argentino o el tejido social. Todo el mundo cree que somos sojeros de grandes extensiones, ganancias, pero no es así”, se lamentó.
Gracias al impulso de colegas, lograron armar una red de ayuda para acercar alimentos para terneros recién nacidos. “La gente está haciendo lo que puede. Está el que puede poner tiempo o el vehículo o la plata. Esto es auténtico, de productor a productor, porque el Gobierno sigue embarullado en cómo ayudar. Los provincianos vienen, conocen, pero los fondos los tienen otros ministerios dedicados más a las campañas que a esto. Los fondos que dan son muy chicos y no solucionan absolutamente nada. Hubo un crédito de 100.000 pesos que no soluciona nada. Lamentablemente, lo que puede solucionar es que llueva. Acá son patios, desde las haciendas caídas, los que se están muriendo y todo lo que se está perdiendo”, se explayó.
El temor latente entre sus pares es que la gente termine por aceptar la realidad y migre a las grandes ciudades, expulsados del campo. “Con un poco de empatía, la sociedad se reintegra porque esto es más que el pasto y agua, es empatía con el otro. Para mí es indignante que me cuenten los funcionarios que están en el exterior de vacaciones. Acá, los fondos públicos lo usan los enemigos”, manifestó.
Hasta ahora repartieron alimento balanceado entre los 500 productores más afectados. “El que no ve lo que está pasando no lo va a comprobar. En este caso no hablamos de planeros o gente acostumbrada a vivir de arriba la que está en esta situación, hablamos de productores que tienen su vehículo, que han vivido bien y que ya han perdido la mitad de su capital”, sintetizó.
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