En el marco de la Exposición Nacional Angus de Primavera, que se realiza en Olavarría, referentes del campo señalaron que se trata de invertir en insumos para defender el valor de la producción ante otra posible devaluación
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OLAVARRÍA.-“Desensillar hasta que aclare”. Luego de la sequía fenomenal que afectó muy duramente a toda la producción agropecuaria y, en medio de un complejo panorama macroeconómico, los tiempos que se avecinan para el campo en el corto plazo son muy difíciles. En este sentido, como resguardo de valor, los productores se desprenden de los pesos que tienen y se stockean de insumos para que otra posible devaluación no los agarre desprevenidos.
Por esto, los productores, sin precipitarse, esperarán el momento oportuno, la ocasión, como estrategia para invertir. Así lo ve el productor marplatense y presidente de Aapresid, Marcelo Torres, quien estuvo en la inauguración de la 44º Exposición Nacional Angus de Primavera, que se realiza en esta localidad bonaerense.
Aunque con un patrón común, detalló que cada situación es diferente, “donde está el que siembra en campo arrendado, que es el productor mediano y que tuvo un quebranto importantísimo y es al que le va a llevar varias campañas reponerse”.
“No es un año en el que se estén tomando grandes decisiones, ni haciendo grandes inversiones. Además, aunque los pronósticos dicen que vamos a tener un año bueno para el cultivo de verano, no se termina acomodar el tema lluvia. Va a ser un año particular con márgenes bastante complicados porque muchos productores para no salir del sistema (por el atraso que había en el tipo de cambio) convalidaron un valor de alquileres muy alto para no salir y quedarse, sobre todo viendo que si después querían volver a entrar se les licue el capital. Entonces, muchos que están siguen solo para quedar en el sistema, con lo cual la rentabilidad va a estar comprometida”, dijo a LA NACION.
Para el directivo, es muy contrastante la visión de corto con la de mediano y largo a nivel país. “La de corto es compleja: acabamos de salir de una campaña compleja y estamos en una campaña que no va a ser fácil. Pero a futuro la Argentina tiene muchas oportunidades. Pero para esto tiene que atacar dos agendas. La de la coyuntura es muy brava, con brecha cambiaria, retenciones, donde no podemos trabajar solo para la mesa de los argentinos sino también para exportar. Solucionando esto, con una política de previsibilidad, la Argentina como productora de carne, leche, granos, biomasa con baja huella ambiental, tecnología e innovación tiene una enorme oportunidad de exportar y crecer”, indicó.
“En general, el ánimo es desensillar hasta que aclare, para tratar de ver para dónde va la Argentina. Cuando uno ve la región, Brasil, Paraguay y Uruguay, hay políticas de Estado, donde los gobiernos pueden tener un matiz para un lado u otro pero que, sin embargo, las políticas no cambian y siempre hablan de una economía abierta, de ser exportadores. En la medida que la Argentina entre en esa agenda, independientemente de quien gane el rumbo se mantenga, tenemos muchas chances de salir adelante”, agregó.
En esa tónica, para el presidente de la Sociedad Rural de Olavarría, Eduardo Alem, a pesar de todo el ganadero es muy optimista. “Porque partimos de que todo negocio ganadero es a cuatro años, entonces el optimismo siempre está, es innato, lo lleva en la genética. Pero necesitamos una economía abierta, a largo plazo, a 15 años, de ser exportadores como lo hacen en otros países. A eso apuntamos. Nosotros nos bancamos los eventos climáticos pero lo que sí necesitamos es saber hacia dónde vamos, después nosotros nos encargamos a producir incluso hasta el doble”, aseguró.
“Hoy estamos produciendo a la defensiva. Significa que seguimos trabajando pero con mucho cuidado de no tener un quebranto, para no fundirnos. Esto conduce al país a una recesión. Pero, con reglas claras podemos ser más ofensivos trabajando. Hay esperanza hacia el futuro, siempre hay esperanza”, añadió.
Situación de las empresas
En la vereda de enfrente, con una mirada del negocio más global, Juan Manuel Nimo, director comercial de Tecnovax, reconoció que fue un año muy particular por el impacto de la sequía, sumado a la situación macro del país. Sin embargo, destacó que, a diferencia de otras crisis, en la cabeza del productor hay un cambio mental.
“Salvo casos extremos, donde no quedaba otra que sacar animales del campo porque no había pasto, todos tratan de cuidar esa genética, esa inversión que se hizo años antes. Acercándose a las elecciones, con un cambio de políticas, las expectativas a futuro son positivas. Hoy, el productor invierte con precaución, cuidando lo que tiene”, indicó.
“Hay otra mentalidad. El productor que pasó por situaciones parecidas como la del 2001, sabe que en algún momento va a cambiar y que tiene que estar preparado para responder y para ganar dinero cuando haya posibilidad. Todo el mundo sabe que no va a ser fácil, que vendrán meses difíciles pero todos apuestan a futuro. Hoy no se ve a productores desprendiéndose de animales o diciendo me saco este negocio de encima y me dedico otra cosa. Están apostando a cuidar lo que tienen por la inversión que se hizo en los últimos años”, agregó.
En cuanto al negocio en sí, con una inflación galopante donde no se sabe cuánto vale la mercadería, para Nimo “es una gimnasia casi del día a día”, mirando constantemente un montón de variables. “Somos una compañía de biotecnología, de capitales nacionales, que produce en el país con insumos importados. Entonces tenés que estar evaluando por un lado el costo de producción, más los ajustes de paritarias cada vez más frecuentes que impactan también en el costo de producción. Además, estar mirando qué pasa con el mercado, qué pasa con la demanda, qué pasa con la competencia, con el precio del novillo y del dólar”, explicó.
Así es que se analiza muchísimas variables y se trata de acompañar el proceso inflacionario en lo posible, “sin quedar desfasado con respecto al precio relativo y sin perder la relación de precios con tus competidores”.
“Hoy estás todos los meses cambiando precios, revisándolos. Por el lado del productor, una de las herramientas que se va perdiendo es la financiación porque vender un producto para cobrarlo a los 90 días, se pierde hasta un 30% del valor, por lo que tratamos de acortar los plazos de pago y el productor lo entiende”, indicó.
En este contexto de incertidumbre, contó que los insumos pasaron a ser un negocio financiero como resguardo de valor para el productor. “El ganadero tiene pesos y para no perder valor invierte en productos veterinarios que no necesita en el corto plazo pero los va a usar a lo largo del tiempo y se stockea ante una devaluación inminente”, cerró.
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