En medio de la campaña electoral, cuando falta menos de un mes para las PASO, desde el agro buscan romper el congelamiento del Gobierno. También se esfuerzan en que las propuestas que tengan en cuenta a la producción formen parte de la agenda de los candidatos.
En el primer caso, la Mesa de Enlace comienza a generar “masa crítica” con el resto de la cadena de la carne para intentar levantar el cepo a las exportaciones de carne. Esta semana, los ruralistas se reunieron con los directivos del Consorcio Exportador de Carne (ABC, en sus siglas en inglés) y prevén reunirse en los próximos días con sindicalistas y consignatarios. Un primer paso que podría considerarse positivo sería la apertura para los cortes de la “vaca china”, que no se consumen en el mercado local, y los kosher, que no forman parte de las cuotas. Ya pasó más de un mes desde que el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo que podría haber una flexibilización del cepo.
Otro camino que transitó la Mesa de Enlace, por el momento sin éxito, fue el de la búsqueda de apoyo por parte de los gobernadores provinciales. Abrieron sus puertas, pero ninguno se esforzó por hablar con Balcarce 50 u Olivos. Más directo fue el mandatario bonaerense, Axel Kicillof, quien en una reunión que mantuvo con los dirigentes de Carbap, dijo que no impulsaría “ningún curso de acción” para procurar el levantamiento del cepo. En cambio, les propuso realizar “una mesa técnica” para definir medidas sobre productividad ganadera. Ese mismo camino distractivo lo invitó a recorrer el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, quien esta semana lanzó el programa “Carnes santafesinas 2030” con el propósito de producir 300.000 terneros más por año. Destinar fondos públicos a realizar algo que bien podría hacer el sector privado si no tuviera trabas para vender no es, claramente, una política eficiente.
En el intento por romper el congelamiento también se inscribe la asamblea que los autoconvocados realizaron el lunes pasado en Bell Ville. Buscaron darle un hilo de continuidad con el acto masivo del 9 de julio pasado en San Nicolás y obtener el apoyo de la Mesa de Enlace a una medida de fuerza. No lo lograron.
Quienes también buscan romper el hielo son los referentes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que intentan que el Gobierno se comprometa a enviar al Poder Legislativo el proyecto de ley agroindustrial por el cual se le otorga estabilidad fiscal y financiera al agro por un lapso de diez años con el propósito de aumentar las exportaciones de US$65.000 a US$100.000 millones y generar desde el sector unos 700.000 puestos de trabajo en todo el país. Pese a las reuniones que mantuvieron con funcionarios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, la iniciativa está paralizada. En los despachos oficiales hacen trascender que quedará para después del acuerdo con el FMI.
Más allá de las buenas intenciones que pueda tener el CAA, lo cierto es que en el oficialismo están lejos de llevar tranquilidad a la economía. La propuesta de la candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, de aumentar los impuestos a las grandes empresas mereció la respuesta de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). “Las estadísticas más conservadoras, nos muestran que, con un grado de presión fiscal de los más altos del mundo, se han agravado los problemas de pobreza e indigencia de nuestra sociedad. Ello habiendo pasado en dos décadas, de tener la presión tributaria del 19,3% de PBI al 33,8% en promedio país. En el mismo periodo el gasto público creció de 27 al 47% del PBI”, destacó la entidad.
A la presión impositiva se suman las trabas para importar. Lo advierten en las empresas de maquinaria agrícola que llaman la atención por el atraso en la renovación del parque de tractores y cosechadoras. La Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT) recordó, al citar datos del Censo Nacional Agropecuario (CNA), que el 46% de las cosechadoras tiene más de 15 años de uso y en tractores, un 76% supera esa marca. “Tanto la antigüedad de las unidades, como la falta de conectividad en muchas regiones productivas del país dificultan el crecimiento de la producción”, dijo Reynaldo Postacchini, presidente de AFAT. Aunque reconocen que el mercado está mejor en términos generales, las cifras de ventas se encuentran segmentos en los que esa evolución no está reflejada y que las cifras se “encuentran lejos de los valores razonables de renovación”, añadió el ejecutivo en un comunicado. Una invitación a no encandilarse por el “boom de los dólares del campo”
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