Hasta julio pasado, la provincia de Santa Fe resignó entre mortandad y ventas forzadas 254.500 cabezas de ganado; el norte del territorio, epicentro del golpe climático, retrocedió un 5,4%
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La provincia de Santa Fe, una de las mayores productoras del país, contabilizó hasta julio pasado una pérdida de casi 254.500 cabezas de ganado bovino, por el impacto de la sequía de los últimos años, que llevaron a mortandad y ventas forzadas. Esto representó una disminución del 4% en el stock respecto al año anterior. Se trata de la mayor caída desde la liquidación de 2008/09, cuando se registró una merma de 404.274 cabezas.
“Dicha merma se explica por el impacto de las fuertes sequías en los últimos años, que diezmaron la capacidad de los campos locales”, informó la Bolsa de Comercio de Santa Fe (BCSF). Ahora la provincia posee un total de 6.097.847 bovinos, el 11% del stock ganadero a nivel nacional.
La entidad explicó que, tras más de tres años consecutivos de sequía en el centro-norte santafecino, con un impacto más severo en 2024, “la falta de alimento y la persistencia de condiciones climáticas adversas están agravando la situación”. En este contexto, la BCSF advirtió que estos factores generan “síntomas de alerta” de cara al próximo año.
La situación es particularmente crítica en la zona norte de la provincia, donde la caída del stock bovino alcanza el 5,4%. Allí hay 3.497.021 cabezas. Esta región, que abarca los departamentos de 9 de Julio, Vera, General Obligado, San Cristóbal, San Justo y San Javier, representa el 57,4% del rodeo santafecino.
El análisis de los datos revela la difícil situación que enfrentan los productores, cuya actividad principal es la cría, seguido por la invernada. La mayor disminución se refleja en una liquidación importante de vaquillonas y vacas, que hasta julio registraron una pérdida de 89.300 cabezas.
En tanto, en la región centro, la caída promedio del 3,9% se debió a las reducciones en las existencias de vacas, vaquillonas, novillos y novillitos. Zona en donde también hay principalmente invernada y cría: el stock se ubica en 1.598.916 cabezas. En tanto, la zona sur muestra niveles de stock levemente superiores a los registros de julio de 2023, con un aumento del engorde a corral.
El problema es que las perspectivas para los próximos meses no son alentadoras. “La escasa oferta de pastizales en buen estado y la falta de precipitaciones regulares limitan la recuperación del sector”, dijo la entidad. Alertó sobre la creciente participación de hembras en la faena, por encima del valor necesario para mantener el rodeo vacuno. La sequía también afectó la actividad industrial. Entre enero y julio de 2024 la faena de bovinos en la provincia cayó un 7,3% en comparación con el mismo período del año anterior.
A pesar del panorama difícil, el informe presentó un dato alentador: la cantidad de terneros logrados por vaca en stock aumentó ligeramente en 2024, alcanzando un 63,4%. “Este porcentaje, superior al promedio de los últimos 10 años, refleja una mejora en la eficiencia reproductiva del rodeo santafecino”, señaló el documento. Este avance podría permitir una recuperación de la faena sin comprometer significativamente el stock, lo que representa un desafío clave para el sector en el corto plazo.
“Estamos atravesando un desastre climático que realmente nos perjudica, pero los productores hicieron lo posible para que sus animales no sufran como en la sequía del 2008-2009, que fue desastrosa”, explicó Jerónimo Senn, presidente de la Sociedad Rural de Tostado, en diálogo con LA NACION. Esta localidad está dentro del departamento 9 de Julio, que fue el más afectado por la caída del stock bovino, con una pérdida del 8,7% respecto a julio de 2023, alcanzando las 590.020 cabezas, según el informe.
“Lo peor es que esta caída continúa año tras año y no muestra signos de detenerse, al contrario, sigue cayendo. Ayer [por anteayer] cayeron solo 5 milímetros, lo que no es suficiente. Seguimos esperando lluvias importantes que permitan iniciar el ciclo de siembra. Los cultivos están muy atrasados, el maíz del ciclo anterior fue de muy baja calidad y no se cosechó casi nada”, comentó Senn, quien advirtió que la ganadería, que depende del agua para la supervivencia de los animales, está en serios problemas.
En este contexto, señaló que algunos productores están enfrentando problemas críticos debido al agua salina, con niveles de sal que superan los 12 o 13 gramos por litro. “Bajaron mucho las napas y la calidad del agua es cada vez peor, lo que se convierte en una bomba de tiempo. la salinización del agua es gravísima porque lleva a la muerte de los animales, y el productor se ve obligado a trasladar su hacienda a otras zonas o a mezclar agua de diferentes fuentes, lo que dispara los costos y vuelve inviable el sistema productivo”, detalló.
El dirigente explicó que la situación es tan grave que muchos productores se ven obligados a retirarse de la actividad o a trasladar sus animales a otras zonas. “Hay áreas que antes eran netamente ganaderas donde la agricultura avanzó, pero la infraestructura no está preparada para sostener a los animales”, señaló.
Senn concluyó que, si las condiciones climáticas no mejoran, es probable que la agricultura siga ganando terreno en detrimento de la ganadería. “El algodón, por ejemplo, fue una salida para muchos agricultores, y si la sequía persiste, más productores se volcarán a la agricultura o arrendarán sus tierras”, finalizó.
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