La cadena comercial se actualiza de la mano de la biotecnología, de las nuevas tecnologías de la información y de la comercialización virtual de hacienda
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La ganadería argentina está cambiando. Se observan transformaciones en las empresas que van más allá de lo productivo, motorizadas por las nuevas herramientas que permiten manejar grandes volúmenes de información, por los avances de la biotecnología y de la genómica, y por la comercialización virtual de hacienda, con un telón de fondo de innovación empresarial para aumentar la competitividad.
Lo positivo es que los cambios no vienen impulsados solo por exigencias externas, sino que empiezan a surgir desde las propias empresas, con una mirada de largo plazo, proactiva y dejando de lado, en cierta medida, los inconvenientes que se enfrentan en el momento actual por cuestiones políticas.
Los cambios abarcan toda la cadena: desde la cabaña, pasando por la producción hasta llegar al último eslabón de la comercialización. La consultora AZ Group organizó una reunión virtual sobre el tema, de la cual surgieron las siguientes ideas, a partir de tres oradoras: Marina Born Engels, Nora Kugler y Gabriela Iturrioz.
Cambios en las cabañas
Los cambios tecnológicos son una realidad en las cabañas argentinas. Una de las fuentes principales de ellos es la biotecnología, a través de la genómica, del trasplante de embriones, etc. Marina Born Engels, directora de Caldenes Agropecuaria, explicó que los avances en esas disciplinas son sorprendentes.
En las cabañas brasileñas, por ejemplo, están seleccionando animales con genes de resistencia a la garrapata. Este tipo de tecnologías apuntan a reducir los costos de producción. Otras apuntan a la diferenciación del producto. Es el caso de la carne premium. “La carne de laboratorio que se está desarrollando en distintos países dará una oportunidad de diferenciación del producto proveniente de la faena de novillos”, distinguió Born.
“Cada vez hay más gente en el mundo y será necesario producir más comida. A largo plazo, la carne de laboratorio puede generar un alimento de volumen y la carne de novillo podrá ser clasificada como premium, orientada a los consumidores de mayor poder adquisitivo”, proyectó Marina.
Esta característica permitiría obtener un plus de precios para el producto, al no ser considerado como un commodity. Y el proceso se acentuará si se produce carne bajo normas internacionales que aseguren la sostenibilidad del proceso productivo. Las herramientas de última generación que se usan en las cabañas también muestran enormes avances.
En Caldenes Agropecuaria utilizan ecografías para medir el ojo del bife y las características carniceras de un reproductor. “Se están tokenizando los toros, trazando su evolución a lo largo de su vida para ingresar a la tecnología blockchain, un fenómeno que crece vertiginosamente en el mundo”, destacó.
Cambios en el lote
“Hay que considerar a la producción de carne vacuna desde un punto de vista sistémico. Un novillo terminado es el resultado de su genética y de lo que se hizo a lo largo de su vida”, definió Nora Kugler, asesora en temas ganaderos y coordinadora de los grupos CREA del Sudoeste, al pasar revista a los cambios que se están aplicando en los sistemas productivos reales.
“Hay que ver qué procesos se utilizaron en la cría, en la recría y en la terminación, y cómo impactaron en la productividad, en la conformación carnicera y en el resultado económico de la actividad ganadera”, detalló.
En los campos dedicados a la producción de carne vacuna hay distintas escalas productivas. En cualquier caso, hay que respetar un orden en lo que hay que hacer. Lo primero es calcular la producción global de carne que se obtiene en la empresa. Luego, hacer lo propio con cada actividad (cría, recría y engorde).
Después, poner el foco en cada tropa o en cada corral. Y finalmente en cada individuo. Para desarrollar este proceso hay que tomar datos con herramientas facilitadoras.
Para facilitar las mediciones se puede optar por las caravanas electrónicas con bastón lector, los mixers con balanza y otras herramientas. Lo mismo hay que tener en cuenta para medir la producción de pasto: “No puede hacerse con tijera”, aconsejó la oradora. Estos sistemas de medición producen muchos datos y hay que fijar prioridades para su análisis.
Con indicadores específicos, hay que hacer un seguimiento compartido con el personal. Con esas determinaciones se pueden detectar los puntos de mejora de la empresa ganadera y motivar al equipo para alcanzarlos. “Sin buenos equipos de trabajo no se consiguen buenos resultados en la incorporación de nuevas tecnologías. Hay que escuchar a las personas y ver, en conjunto, cómo se mejora la productividad con las nuevas herramientas”, propuso la técnica.
“Tenemos suelos, forrajes y animales; hay que lograr una integración armónica de todo eso. Enseñar las nuevas herramientas y escuchar a los usuarios es la base de la inducción del cambio”, redondeó. Los productores grandes deben designar a alguien de su equipo para empezar a aplicar las nuevas tecnologías. Los chicos generalmente son más reticentes al estar sumergidos “en la diaria”. Deberían incorporar a alguien, en el entendimiento que los beneficios por obtener superarán el costo de la implementación.
Cambios en la comercialización
La labor del consignatario de ganado también está cambiando. Gabriela Iturrioz, martillera de la casa Víctor Hugo Fuentes SA, con sede en General Acha, al sur de la provincia de La Pampa, indicó que, históricamente, la firma comercializó hacienda en pie en remates físicos. Sin embargo, “al poco tiempo de declararse la pandemia se cerraron las fronteras de la provincia de La Pampa, lo que impidió el ingreso de compradores. Eso nos obligó reorganizarnos en la empresa y a trabajar la comercialización mediante el teléfono y el streaming”, recordó Iturrioz.
“Los compradores se acostumbraron esta modalidad porque no tenían otra opción y porque ya venían incorporando tecnologías de información. Por ejemplo, recibían los precios de cada remate en el teléfono. También se informaban mediante los remates televisados. Sin embargo, la base de todo el proceso es la confianza que el consignatario inspira en su trabajo para poner el valor justo a la hacienda remitida”, añadió. Además, en la empresa se incorporaron jóvenes que renovaron procedimientos para que la información comercial llegara a cada instante al interesado desde distintas vías.
“Por otro lado, con tecnología le allanamos el camino al vendedor en muchos trámites antes presenciales, como la expedición de las guías, la contratación del transporte, etc., que se canalizaron a través de la consignataria”, diferenció.
“El consignatario de hacienda de 2000 no es el mismo de hoy. En la actualidad desarrolla una actividad más amplia y más personalizada, que va más allá de la cobranza de una tropa o de asumir la responsabilidad del buen trato de los animales. Por ejemplo, en la casa se tiene una mirada de servicio a toda la familia agropecuaria, no solo el empresario. No hay que olvidar que un día el fundador de la empresa da un paso al costado y quedan los hijos a cargo” recordó Iturrioz.
“Además, el servicio también busca simplificar muchas tareas de los clientes, sobre todo de los más pequeños alejados de los centros urbanos. La casa le paga las cuentas de los proveedores y los impuestos a esos clientes, y les alcanza a los campos los productos encargados en la veterinaria, por ejemplo. Es decir, se busca generar una amistad con el ganadero y no solo a dar una garantía de cobranza”, resumió la martillera.
De cara al futuro, las tres generaciones que intervienen en la consignataria pampeana coinciden en que seguirán los remates físicos en los próximos años, porque los compradores seguirán viajando a La Pampa a buscar terneros con muy buena genética, rústicos y que dan lugar a muy buenos novillos en la región pampeana. No obstante, aprovecharán la experiencia adquirida para avanzar en plataformas virtuales de comercialización ganadera.
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