En lugar de una expansión del 11%, el mercado de estos insumos subirá solo un 4% debido al recorte que habrá en la siembra de maíz por culpa de la chicharrita
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Cuando restan días para el comienzo de la siembra de maíz, que dará inicio a una nueva campaña de granos gruesos, el mercado de fertilizantes bajó su previsión de un 11% de crecimiento que tenía en mayo último, versus el ciclo anterior, y ahora se expandirá un 4%, unas 200.000 toneladas, para alcanzar un volumen de 4,8 millones de toneladas.
Según comentó Roberto Rotondaro, presidente de la Asociación Civil Fertilizar, los especialistas más prudentes y cautelosos ya advierten que el área de siembra de maíz bajará al menos un 10% del ciclo pasado debido al impacto de la chicharrita en el último ciclo productivo; otros son más severos a la hora de reducir la superficie y ya estiman una caída del 20%. Si cae el área se fertilizará menos, lo que impactará en la demanda total.
“En mayo, con respecto a la campaña pasada, estábamos previendo un uso de fertilizantes de un 11% más, pero hoy los números nos dan que solo estaríamos en un 3 o 4% más que el año pasado. Esto tiene que ver, básicamente, con la superficie de maíz que sabemos que va a bajar, aunque todavía no sabemos cuánto. Los más conservadores hablan de entre 9 y 10%, pero hay algunos que dicen que puede reducirse incluso más de un 20%, por el tema de la chicharrita”, señaló a LA NACION.
De todo el mercado de fertilizantes, el maíz se lleva entre un 35 y un 40%. Lo que resta se compone con un 30% en trigo y cebada y lo queda entre soja, sorgo y demás cultivos, por lo que cualquier reducción en el maíz le pega muy fuerte al sector. “En un escenario muy complicado, mejorar en algo la campaña pasada ya es un montón para nosotros”, dijo.
Para el ejecutivo, pese a que ha habido una movida importante, con una red de monitoreo y muchos técnicos especialistas que han salido a hablar del vector y dar sus recomendaciones pertinentes, “se ha generado mucho temor e indecisión por parte de los productores”.
En este contexto difícil, destacó una buena noticia para la industria: “Parte de ese maíz tardío va a ir a temprano. Y el maíz temprano lleva más fertilización que el tardío, más de 100 kilos de fertilizante por hectárea”.
En detalle, el maíz tardío lleva entre 190 o 200 kilos, entre fósforo, nitrógeno y el resto de los elementos, mientras que el maíz temprano requiere cerca de los 300 kilos. “Va a compensar un poco. Pero aun hay que ver cuánto de ese tardío se traslada a temprano y, en definitiva, habrá que observar cuánto se reduce la superficie de maíz. Estamos en plena inicio de siembra, eso lo vamos a poder saber bien a fines de noviembre próximo. Ahora se están tomando las decisiones y, si acompañan las lluvias y la humedad, el productor va a sembrar temprano”, adelantó.
En cuanto a la relación insumo-producto [cuánto grano se necesita para adquirir el producto], con los números actuales en el caso del nitrógeno es favorable, incluso algo por debajo del promedio. Pero todavía no está tan conveniente el fósforo, cuyo valor se encuentra en un 20% arriba del promedio. En esa línea indicó que puede tener algún impacto la baja de 10 puntos del Impuesto PAIS, que se retrotrajo al 7,5%. “Se tiene que reflejar en los precios. Son 10 puntos que pueden incentivar al productor, aunque en la decisión de fertilizar tiene en cuenta varias cuestiones como el margen bruto, el precio del grano, el costo de otras tecnologías y servicios que tiene que pagar”, dijo.
Para Rotondaro, “es una campaña desafiante, donde va a ser importante hacer mucha agronomía, de mejorar tranqueras adentro, de lograr más eficiencia en todos los procesos”.
“Pese a que los valores del fósforo están un poco arriba y el precio internacional del grano se cayó, los números del maíz dan muy bien”, indicó.
Relación insumo-producto
Según Fernanda González San Juan, directora ejecutiva de Fertilizar, considerando que en la Argentina la gran superficie de agricultura se hacen en secano, el potencial de rendimiento en un maíz que es fertilizado de manera correcta es de 14.000 kilos por hectárea, mientras el promedio logrado es de 7600 kilos.
“Es decir que estoy logrando un 53% de lo que podría lograr. Esto es lo que hace el productor agropecuario promedio hoy. Y, siendo más conservadora, pretendiendo alcanzar unos 12.500 kilos, tenemos una brecha productiva, donde podríamos cosechar como país casi cuatro mil kilos más por hectárea en secano, ni hablar si lográramos incorporar una tecnología como el riego: estaríamos hablando de 20.000 kilos por hectárea”, indicó.
La directiva defendió la aplicación de nutrientes, analizando la relación que hay entre el precio del insumo y el precio del grano, es decir la cantidad de kilos de maíz que uno tiene que invertir para comprar un kilo de fertilizante. “Las decisiones de campaña se toman a pesar de los vaivenes de los precios de los insumos. Esto es algo con lo que un productor agropecuario tiene que lidiar todos los años y habla del desafío de cada campaña. Históricamente, un productor necesitó cinco kilos de maíz para comprar un kilo de fertilizante fosfatado, hoy se está en 6,6 kilos. En tanto, el promedio histórico de la urea es de 4,5 kilos y en la actualidad está en 4,3 kilos; en septiembre del año pasado estaba en un número similar”, detalló.
Más allá de esta relación, González San Juan señaló que hay que observar “la eficiencia”, que es cuántos kilos más de maíz da cada kilo de fertilizante: “Se necesita siete kilos de maíz para un kilo de nitrógeno; 22 kilos de maíz para un kilo de fósforo y siete kilos de maíz para un kilo de azufre. Pero la pregunta del millón es cuántos kilos de maíz más me dan. Cada kilo de nitrógeno me produce entre 15 y 25 kilos de grano de maíz, es decir que, de los granos que produce el maíz, uso siete para comprar y el resto es lo que me genera la ganancia. En fósforo, la eficiencia produce entre 25 y 65 kilos de granos. Y el azufre genera entre 45 y 95 kilos de granos también. Los números no se pueden analizar desde un solo contexto”.
Considerando un par de lotes testigo, ejemplificó. “Un productor obtuvo unos 7550 kilos de maíz fertilizando con una dosis promedio y; con tratamiento que lo llamamos completo (nitrógeno, fósforo y azufre) obtuvo unos 9650 kilos”.
Para la agrónoma, los números de rentabilidad son elocuentes. Fertilizar de manera más completa implica poner por hectárea unos US$207, pero el productor va a cosechar 2100 kilos más de grano, que son US$288 con lo cual, “el resultado está siendo de 81 dólares de retorno más por hectárea”.
“Esto es retorno puro de la inversión, un 40% en seis meses. Si uno invirtió 207 dólares en fertilizante y a los seis meses consiguió 81 dólares de ganancia es como si hubiera tenido un fondo de inversión en dólares del 40% de seis meses. Y, si lo llevamos a una inversión de un año, estamos en un retorno de inversión del 80% en dólares. La tecnología de fertilización se paga”, finalizó.
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