La caída de los valores de la oleaginosa y del maíz, considerando cotizaciones de exportación, ocurre cuando resta un importante volumen por comercializar
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En solo tres meses, por la baja de los precios, la Argentina ya perdió divisas por unos US$1550 millones en exportaciones del complejo soja y maíz, si se comparara contra los valores de mayo pasado y considerando la mercadería que resta comercializar. Se trata de una situación que puede afectar los planes del Gobierno, que busca sumar dólares vía la liquidación de los agroexportadores.
Según datos de expertos del sector, los productores tienen aun por vender en sus silos o entregados, pero sin fijar precios, unas 42 millones de toneladas de granos aproximadamente. De ese número, unas 28 millones de toneladas son de soja y unas 14 millones de toneladas corresponden a maíz.
Para llegar a esa cifra de pérdida, vale recordar que el 10 de mayo pasado el precio FOB de exportación de la soja era de US$445 por tonelada y el 10 del actual se ubicó en US$402, es decir se perdieron 43 dólares, un 9,66%. En el caso del maíz, el valor era de US$206 y ahora de US$181, 25 dólares por tonelada menos o un 12%.
El cálculo lo realizó Gustavo López, de la consultora Agritrend, que analizó el comportamiento de ambos productos en el lapso de los informes realizados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) desde mayo pasado.
¿Qué pasó para que haya dicha variación? Básicamente, a nivel mundial, la soja, que el año pasado tuvo una producción de 395 millones de toneladas, saltó a 428 millones de toneladas, 33 millones de toneladas más. En tanto que el maíz se mantuvo prácticamente estable, en alrededor de 1220 millones de toneladas, pero con posibilidades que siga aumentando porque las condiciones en Estados Unidos son realmente muy buenas. Ayer, para Estados Unidos, el USDA en su informe mensual elevó de 120,70 a 124,90 millones de toneladas el cálculo sobre la producción de soja, un volumen récord. Para el maíz, en tanto, para ese país aumentó de 383,56 a 384,74 millones de toneladas su estimación de producción, tonelaje que no obstante no será récord.
En tren de pérdidas, si, además de lo ya calculado de menor ingreso de divisas por lo que resta comercializar, se considera que al 10 de mayo faltaban 38 millones de toneladas de soja para vender y al 10 del actual sumaban 28 millones de toneladas, es decir se comercializaron 10 millones de toneladas y se multiplica ese número por los 43 dólares menos del FOB de exportación, son US$430 millones de pérdida.
En cuanto al maíz, en mayo había para vender unas 22 millones de toneladas y ahora son 14 millones de toneladas lo que restan por vender: la diferencia es 8 millones que, a 25 dólares, dan US$200 millones de pérdida. “En resumen, la sumatoria de soja y maíz para este periodo [considerando las toneladas vendidas] estaría cerca de los US$630 millones que no bajó de repente todo, sino que fue decreciendo levemente. Hay que ver si sigue bajando, si rebota o no. Uno podría inferir que si perdiste cerca de US$630 millones en la primera etapa y cerca de US$1500 millones luego [con la mercadería que resta vender], el efecto precio de punta a punta estaría cerca de los US$2000 millones de pérdida”, explicó el analista de Agritrend.
En coincidencia, para Eugenio Irazuegui, analista de la firma Zeni, los valores internacionales de la soja han reforzado su tendencia declinante al punto de negociarse en mínimos de cuatro años: “De hecho, los contratos más cercanos están operando en niveles de 350 dólares por tonelada. Se está conformando la cosecha estadounidense y, en la medida que se desarrollan los cultivos, se aguarda un panorama cada vez más alentador en materia agronómica”.
En este sentido, recordó que el complejo de la soja es más que relevante para las exportaciones argentinas, por la participación que presentan las ventas externas de los subproductos agroindustriales, como son la harina y el aceite: “Se evidencia una pérdida significativa para el productor, con márgenes más deteriorados a pocas semanas para el inicio de la siembra gruesa 24/25″.
El punto es saber cuáles son los motivos y saber por qué pasó esto. Para López, en primer lugar, hay un crecimiento de la oferta enorme a nivel global: en soja existen casi 33 millones más entre ciclos y en maíz se está casi a la par, pero en un esquema de reservas finales en los dos cultivos realmente grandes.
“En maíz, sacando lo que es China, que guarda mucho maíz de un año a otro, hay casi 97 millones de toneladas que van a pasar al próximo ciclo (stocks remanentes). Y en el caso de soja, también sacando a China, van a pasar 88 millones de toneladas. Es mucha la existencia. El año pasado había 70 millones de toneladas. Ese es un punto”, dijo López.
El otro eje es que el gran comprador de soja, China, este año, según los Estados Unidos, está previendo comprar cerca de 110 millones de toneladas. “Los chinos no solamente tienen un montón de stock, sino que además están con problemas macroeconómicos, de balanza de pagos, déficit fiscal, con lo cual están siendo muy cautos en un contexto de baja de precios y vienen con cierta demora en las compras y, básicamente están orientándose a ver qué pasa en Sudamérica, si se corroboran las cosechas y tienen más disponibilidad con precios más bajos”, indicó el analista de Agritrend.
El otro aspecto que no hay que menospreciar son las elecciones en Estados Unidos: hay especulaciones en torno de qué haría Donald Trump en el vínculo comercial con China, que fue complicado en su anterior mandato. “Si se corta ese flujo China va a tener que venir a Sudamérica, lo cual puede ser bueno porque puede mejorar las primas, pero de todas formas va a quedar soja americana sin colocar, que va a ir a otro lado y eso en alguna medida puede ir deprimiendo los precios”.
En Estados Unidos, las condiciones del cultivo para la soja y el maíz son muy buenas. “Están ajustando sus producciones para arriba porque los rendimientos van a ser muy buenos, así que está casi jugada la producción en el Hemisferio Norte, excepto que pase algo sobre el final. En el Hemisferio Sur, hay una enorme expectativa en Brasil, donde se pasa de 153 millones de toneladas el año pasado a cerca de 169 millones para este año, más del 10% de incremento, (casi 16 millones más) y eso pesa muchísimo en el concierto mundial. Y en la Argentina, que pasaría de 49 a 51 millones de toneladas, es muy probable que el productor después de un año que hubo conflictos con la chicharrita trate de migrar hacia otro tipo de cultivo o maíces más tempranos, no tan tardíos y es probable que están todos descontando que puede haber una baja en el área maicera y más soja”, continuó.
El gran interrogante en todo esto es el clima. Se salió del fenómeno de El Niño, hoy se está en una situación de neutralidad y hay coincidencia de que no va a haber una Niña fuerte como se pensó en un momento. Sin embargo, el tema ahora es saber si las lluvias van a ser homogéneas como para consolidar este nivel de precios.
“Ese es el único componente que puede permitir que los precios se sostengan, reboten o puedan mejorar. En términos del maíz, la caída en los precios es más lenta porque todavía hay una inercia de exportación muy grande. En soja hay una estacionalidad bastante manifiesta porque se exporta aceites y subproductos, más que poroto y es la industria la que hace la exportación mes tras mes”, finalizó López.
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