La mejor recomendación que se puede llegar a dar a los empresarios que todavía usan anteojeras y le meten para adelante sin saber doblar es que eviten los agronegocios. Un escenario tan dinámico y cambiante como la producción de alimentos exige ante todo gente predispuesta a cambiar la mira de los negocios en forma casi continua. O por lo menos a estar muy actualizados para no pecar de desprevenidos.
En este sentido, la semana pasada se realizó en Miami, Estados Unidos, la Conferencia Mundial de Agronegocios Ifama, que utiliza una receta infalible para determinar cuáles son las grandes tendencias que prevalecerán en el futuro. Durante tres días se juntan los mejores profesores universitarios en agronegocios del mundo con empresarios e instituciones de punta para sacar un concentrado de conocimientos y experiencias.
La mayoría de las veces las conclusiones obligan a cambiar la foto que se tenía previamente sobre las condiciones en que se movía la oferta y demanda de alimentos a nivel mundial o regional. Esta vez no fue la excepción. "Las empresas de punta en agronegocios no están esperando la necesidad de sus clientes o consumidores. Con creatividad generan nuevas demandas. Henry Ford decía que si les hubiera preguntado a sus clientes qué necesitaban para transportarse mejor le habrían respondido caballos más rápidos. Así nunca hubiera inventado el Ford T", reflexiona Bernardo Piazzardi, profesor del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, que junto con su colega Daniel Paladino volvió de la conferencia de Miami con el primer premio al caso de estudio del Grupo Lucci.
Además de la generación de nuevas demandas, la otra tendencia que se viene imponiendo es la fuerte embestida por abaratar las cadenas de suministro y sacarse de encima todos los costos intermedios que se puedan. Como no podía ser de otra forma la herramienta que utilizan es la comunicación digital. OLAM, el gigante hindú del comercio y procesamiento de commodities como el cacao, café, algodón y arroz, está promoviendo lugares virtuales de concentración de información para el encuentro directo entre la demanda y una oferta de productos de calidad estandarizada. De esta forma los productores que ofertaban pequeños volúmenes en forma aislada pueden juntar sus producciones hasta generar volúmenes de gran escala. Un esquema que amenaza a comisionistas y acopiadores.
La revolución digital está cambiando el formato de los negocios a tal punto que durante las jornadas de Ifama irrumpió la noticia que Amazon sacó de su bolsillo 13.700 millones de dólares para comprar la cadena de supermercados Whole Foods, que sólo vende alimentos naturales y orgánicos. La corporación del comercio electrónico pone toda su logística para llegar a los domicilios con sus frutas y verduras en perfecto estado pocas horas después del clic de la computadora. Del cruce de datos que Amazon tiene de sus clientes y el uso de los algoritmos se genera una fuerza comercial que es temible para cualquier competidor.
En la conferencia de Ifama, que el año que viene se realizará en Buenos Aires, también se observaron las movidas de piso que sigue generando el avance de la ciencia. En la mismísima frontera del conocimiento, Mike Dixon, profesor de la Universidad de Guelph, en Canadá, relató los avances de su equipo de investigación para producir alimentos en el espacio. Descubrieron que hay vegetales que se pueden desarrollar en condiciones de atmósfera y presión extremas y distintas de las de nuestro planeta. Además lograron acortar el ciclo de algunas plantas.
Hollywood se basó en los trabajos del equipo de Mike Dixon para realizar la película Marte, protagonizada por Matt Damon, donde un astronauta abandonado utiliza sus conocimientos de ingeniería y botánica para sobrevivir. ¿Cuánto de ciencia ficción y cuánto de ciencia pura tiene cultivar alimentos en un planeta donde no crece nada?
Por último, vale consignar el fuerte contraste entre el movimiento de escenarios que genera la tecnología y la inmutabilidad de las fórmulas que aplica parte de la política local. En los dos proyectos de los diputados Sergio Massa y Margarita Stolbizer para bajar el precio de once productos de la canasta básica se cuela una batería de medidas intervencionistas. Riguroso control de precios, posibilidad de aplicar derechos de exportación, disposición arbitraria en las góndolas, son algunas de las medidas que no vienen del futuro, sino de un pasado reciente y fracasado.