De cara a la campaña de granos finos, un informe de Aapresid pone el foco en las malezas de invierno que más complican: el raigrás -con resistencia a glifosato, a graminicidas ACCasa y ALS-, los nabos -con resistencia a glifosato, 2,4-D y ALS- y la rama negra, con resistencia a glifosato y ALS.
Se trata de tres grupos de malezas que se ubican mayormente en el centro y sur del área agrícola, pero con algunos focos en zonas más alejadas.
Luciano Piloni, miembro de la Regional Tres Arroyos y titular de Aiagro, asesora unas 14.000 hectáreas en esa zona, donde el raigrás y los nabos resistentes son la principal amenaza del invierno.
Según Aapresid, el asesor basa su estrategia de manejo en cuatro pilares: el monitoreo, el manejo del cultivo, el control químico y el análisis de la información registrada. "Para el monitoreo utiliza una app de Auravant que tiene en convenio con Aappce. También hace hincapié en conocer previamente el patrón de emergencia de estas especies, que en raigrás es otoño-invernal mientras que en nabo se extiende a casi todo el año con dos picos, en otoño y primavera", dice el informe.
"Prefiere hacer siembras tempranas de trigo, de mitad de mayo, con variedades de buen macollaje para mejorar la competencia frente a la maleza. También está implementando el uso de bioestimulantes en semillas para disminuir el efecto fitotóxico de preemergentes. En lotes sin historia de raigrás resistente a glifosato hacen los barbechos con graminicidas FOP o DIM, en mezcla con glifosato y adyuvantes. En post-emergencia, usan graminicidas como Hussar, Merit o Axial", agrega.
En tanto, en lotes con resistencia a glifosato el barbecho se hace con doble golpe, agregando al segundo golpe un herbicida residual como Sumisoya, Yamato o ambos. "En post-emergencia utiliza un graminicida sin mezclarlo con hormonales, con una primera aplicación para gramíneas y una segunda para malezas de hoja ancha", consigna el reporte.
Nabos
Para los nabos, los mayores problemas se presentan en lotes que vienen de soja de segunda donde los controles son deficientes. El técnico hace barbechos con hormonales en mezcla con PPO o con residuales como Diflufenican y Flurocloridona. En postemergencia aplica mezclas de ALS (no por crucíferas, sino por el resto de las malezas) con PPO, Diflufenican o Flurocloridona. En estos tratamientos, los efectos fitototóxicos considerables.
Rama negra
Marcos Mitelsky es parte de la consultora LMAgro y asesora unas 14.000 ha en la zona de Ramallo, norte de Buenos Aires.
Para el manejo de esta maleza, propone actuar según tres escenarios:
- De prevención. El manejo que se viene haciendo muestra todavía buenos resultados. Este se basa normalmente en metsulfuton o Finesse, herbicidas ALS. En estos casos la recomendación es mejorar el monitoreo en macollaje para detectar posibles escapes por rebrotes o nuevos nacimientos.
- De atención. Empiezan a verse algunos escapes a la cosecha del trigo en los lotes de la zona. "En esta situación hay que estar muy atentos al macollaje y controlar escapes. Si estos escapes no se controlan en ese estadio, por más que no se afecte el rendimiento del trigo, será muy difícil hacerlo con quemantes antes de la siembra de soja. En macollaje, la recomendación es hacer los tratamientos con mezcla de hormonales u hormonales con quemantes, para no fallar", detalla Aapresid.
- De mitigación. Ya se vieron escapes con ALS en la última campaña (diclosulam, clorimuron, etc.) y la residualidad en la zona fue muy corta, con muchos lotes sucios a la cosecha. "Aquí ya habría que asegurar un buen control en el barbecho con mezcla de homonales y usar herbicidas residuales distintos a los ALS, y con control de Rama negra, como Flumioxazin o Terbutilazina. Manteniendo la misma recomendación respecto al monitoreo y tratamientos en macollaje", remarca.
Eugenia Niccia, del equipo REM de Aapresid, señaló que el éxito o fracaso del control químico depende del producto, del momento y de la calidad de aplicación. "En este punto es importante el asegurar el correcto estado de la pulverizadora, las buenas mezclas en el tanque, calibrar la aplicación y prestar suma atención a las condiciones ambientales", destaca Aapresid.
"En cuanto a la mezcla, un factor clave es la calidad de agua, específicamente lo que hace a temperatura, turbidez, pH y salinidad. Las bajas temperaturas del agua en invierno pueden afectar las mezclas, por lo que se recomienda evitar volúmenes reducidos o usar tanques de apoyo donde el agua haya alcanzado una temperatura mayor. Respecto a la turbidez, tener presente usar agua limpia o dejarla reposar, incorporando además filtros. Esto es particularmente sensible en herbicidas como paraquat, glifosato y graminicidas FOP y DIM. El pH y la salinidad se corrigen con correctores específicos aplicados al tanque de la pulverizadora, antes de incluir el resto de los productos", sañala.
Por otra parte, deben monitorearse permanentemente las condiciones de evaporación, deriva e inversión térmica.
LA NACIONTemas
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