Después de que se viralizara la imagen del granadero emocionado y rompiendo en llanto al lado del retrato de "realidad digital" de José de San Martín , en el Convento de San Carlos, el nombre de su autor, el diseñador gráfico Ramiro Ghigliazza, comenzó a hacerse conocido. Mientras termina los trámites para donar el trabajo a la casa museo de Boulogne Sur Mer (Francia), donde murió el Libertador, prepara la versión anciana de San Martín.
Aunque nació en Buenos Aires y vive cerca de Rosario , Ghigliazza se define como "pampeano", ya que pasó en esa provincia buena parte de su vida. Diseñador gráfico publicitario, su carrera está vinculada al sector agropecuario, ya que trabaja para empresas importantes tanto de la Argentina como de Paraguay .
"Fue un poco por casualidad, me empecé a conectar con la actividad y seguí trabajando principalmente para ellos", comenta a LA NACION.
Tres años le llevó realizar el retrato de San Martín, del que hay siete copias de 2,05 metros por 1,70 metros que se distribuirán entre Yapeyú , San Lorenzo , Mendoza , Chile , Perú , Bailén ( España ) y Boulogne Sur Mer, todos lugares significativos en la vida del general.
"Comencé jugando con mi hijo Teo, que en ese entonces tenía cuatro años –cuenta-. Estábamos mirando retratos, eran muchos y muy distintos. Como paso mucho tiempo con la producción digital de fotos, pensé por qué no hacer algo más cercano, más fiel".
Así empezó a investigar tomando como punto de partido el retrato de San Martín que tiene como fondo la bandera porque era "el más oficial" y el que tenía en su casa en Francia, donde todavía hay una réplica. Lo realizó la profesora de dibujo de Merceditas, su hija, y data de 1827.
"Tenía unos 50 años, pero parecía más joven. Según algunos testimonios, hasta él pudo haber intervenido en el trabajo y también un pintor", describe Ghigliazza. De la lectura de testimonios, fue recopilando que San Martín tenía el pelo más corto, se peinaba a la izquierda, era morocho, de tez oliva oscura, con cejas bien tupidas y ojos negros. "El detalle más notorio era su mirada de fuego", agrega. También tenía la cicatriz en la mejilla izquierda que se había hecho en el combate de San Lorenzo.
"Esos datos me cambiaron; en esos años no había Photoshop, pero se arreglaban los retratos. El trabajo se me hizo cada vez más interesante –continúa-. Tomando el retrato de 1848, cuando tenía 70 años, logré determinar la arquitectura del rostro, sus dimensiones".
Emociones
Ghigliazza menciona que hay un trabajo similar, pero de Simón Bolívar que se hizo escaneando su cráneo y llevándolo a 3D. "El objetivo fue renovar los valores de quien es para la historia argentina ejemplo de lucha, lealtad, temperamento, tenacidad e incansable búsqueda de libertad", indica.
Enfatiza que cuando vio al granadero Darío Benítez llorar, lo primero que pensó fue en ir a darle un abrazo. "Sabía que, por protocolo, no podía. Por eso fui y le agradecí que se haya conmovido tanto. Me sorprende lo que genera la expresividad del retrato, pareciera que despierta la emoción de un sentimiento patrio dormido", dice.
Personalmente a Ghigliazza le da la impresión de una foto tomada a San Martín en 1818 con la tecnología de hoy. "Lo más destacable es que tiene expresividad", señala. Ya le ofrecieron de Paraguay –donde tiene vínculos por su trabajo- hacer una tarea similar, pero la decisión es terminar la imagen de San Martín anciano y las donaciones de las copias.
El trabajo del diseñador recibió el público reconocimiento, por ejemplo, de Felipe Pigna, León Gieco y Juan Campanella .
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