En el partido bonaerense de Olavarría, a Vicente Spedale le faenaron ganado que tenía de otro productor
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Un nuevo hecho de inseguridad golpeó al partido bonaerense de Olavarría. El sábado pasado, por la madrugada, en el establecimiento agropecuario La Amistad, ubicado sobre la ruta 51, en el kilómetro 465, en el paraje Querandíes, fueron faenadas seis vaquillonas preñadas y un ternero.
Según contó Vicente Antonio Spedale, dueño del campo y que vive allí, la hacienda carneada no era de su propiedad, sino de un productor a quien le daba apastaje. “Mi casa está a 1500 metros de donde ocurrió el desastre por eso no escuche nada. Me levanté temprano el sábado y como es rutina me fui a recorrer y me encontré que había seis vaquillonas preñadas por inseminación muertas en el suelo a las que le faltaban las paletas, los cuartos y los chuleteros y, la cabeza de un ternero al que se lo llevaron entero. Los animales pertenecen a un señor que se está iniciando en la ganadería, que tenía animales pero no campo y acá se le da pastoreo. La hacienda no es mía, pero para mí es como si fuera mía, me siento responsable. La impotencia, el dolor y la bronca es tanto o más si la hacienda hubiese sido mía”, dijo a LA NACION.
Para el productor, los individuos entraron a eso de las seis de la mañana de ese mismo sábado en al menos dos camionetas por la tranquera principal que no tenía candado puesto. “A eso de las 8 de la mañana, cuando yo llegué al lugar donde ocurrió, la faena había sucedido hacía poco tiempo porque la sangre todavía no había cambiado de color y no había ni caranchos ni chimangos revoloteando alrededor de los animales. Entraron por la ruta con por lo menos dos camionetas porque tantas paletas y cuartos, más los chuleteros y el ternero es imposible llevarlo en un vehículo chiquito. Son no menos de 700 kilos de carne”, describió.
Si bien en la zona hay muchos casos de abigeato, a Spedale es la primera vez que le sucede algo semejante en el campo familiar, donde trabaja con su hija. El valor de pérdida aproximado es de $7 millones.
“Aparte del dinero, es la sensación de violación que uno siente porque dentro de tu campo hubo gente ajena. Sentimos que violaron nuestra propiedad. Nunca me había tocado. La impotencia y la rabia que tengo es muy grande sobre todo cuando tuve que ir a informarle al dueño lo que había pasado. No sabía qué decirle. Estaba tan mal que el hombre me consolaba y me calmaba a mí. Me decía que no estábamos exentos de que nos pase, que esta zona era peligrosa”, enfatizó.
Luego de hacer la denuncia correspondiente en la comisaría de Loma Negra, a ocho kilómetros del campo, el productor remarcó que pese a la buena voluntad de la policía y de la Fiscalía, los medios y herramientas para prevenir y combatir la inseguridad rural en la provincia de Buenos Aires son nulos.
“Me preguntaban por los drones que tiene la provincia y yo les respondía ‘si no tienen ni cubiertas ni combustible los vehículos’, de qué drones me hablan. Ni gente tienen para patrullar, no tienen nada. Si bien hay predisposición, no tienen medios, no hay personal, no hay herramientas de trabajo: hacen lo que pueden con nada. Es deplorable la situación”, enfatizó.
La pregunta al productor agropecuario se refería a que el año pasado, en septiembre, el gobernador Axel Kicillof presentó 10 drones de origen chino por valor de US$7 millones para fortalecer las tareas de patrullaje en zonas rurales bonaerenses.
Según Spedale, el destino de esa carne faenada son las carnicerías de las localidades cercanas, donde carecen de control bromatológico o directamente la venta se realiza por redes sociales. “Los delincuentes no eran inexpertos, eran profesionales del cuchillo, por la manera perfecta que hicieron los cortes. Sabían lo que hacían, por eso solo llevan la pulpa, dejan la cabeza y el cuero por las señales (caravana y marca) porque si los agarran se mantienen impunes”, detalló.
En cuanto a si va a tomar algunas medidas precautorias, el productor señaló que es muy relativo hacerlo porque uno no puede estar las 24 horas al lado de los animales. “Hay que pensar cómo se sigue. Hay que seguir produciendo, hay que seguir trabajando. La impunidad pasa por medidas judiciales y por falta de medios de la Policía. El cuatrero se siente libre de actuar porque no va a ser interceptado porque la policía no tiene medios para poner un móvil en cada cruce de ruta. Podemos alejar la hacienda de la ruta pero es imposible hacerlo siempre. Otros productores me decían que hay que recorrer de noche el campo armado pero yo no soy un tirador, no soy un tipo que le va a tirar tiros a una persona. Lo mío es andar en el tractor y con los animales, no haciendo de policía. Por ahora vamos a estudiar un servicio de cámaras, aunque desconocemos hasta ahora su valor”, finalizó.
Por último, rescató la solidaridad de productores de la zona, de las sociedades rurales de otros distritos, en particular de la Sociedad Rural de Olavarría y el trabajo exhaustivo del secretario del fiscal de la causa, Juan Mañero.
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