La producción mundial de tomates fue de 164,5 millones de toneladas el año pasado, según FAOSTAT 2015, representando un 15% de la producción mundial de hortalizas.
El perfume y sabor de este fruto despiertan recuerdos que se asocian profundamente a sentimientos, emociones y sensaciones de muchas de nuestras familias. En particular, aquellos que somos descendientes de italianos fusionamos invariablemente al “pomodoro” con el sol, la campiña, la familia y la cocina peninsular. Una imagen que llena los cinco sentidos. Sin embargo, Italia apenas representa un 3% de la producción global.
China es el líder mundial con una producción superior a 50 millones de toneladas y Cofco, su empresa bandera en granos y alimentos, se ha convertido en el procesador líder de tomates del mundo con más de veinte plantas industriales y con una calidad tal que le ha permitido proveer a clientes internacionales tan importantes como Heinz.
De esta manera, este gigante agroindustrial no solo está creciendo en el negocio de granos con las adquisiciones de Nidera y Noble, sino que incursiona y se expande en otros segmentos de valor agregado. Así que cuando consumamos ketchup u otra forma de tomate procesado muy probablemente estemos consumiendo “pomodoros chinos”.
Los cinco principales productores son China, India, Estados Unidos, Turquía y Egipto concentrando alrededor del 60% de la producción mundial. Por su parte, México no solo es el principal exportador de tomate fresco según estadísticas de Comtrade–ONU, sino también uno de los dueños de su origen.
El consumo de tomates en sus distintas formas ha crecido en promedio a tasas de dos dígitos en los últimos 15 años. Sin embargo, el consumo per cápita en países emergentes es inferior a un cuarto de aquellos registrados en países desarrollados con 23 kilos por habitante. Aun hay mucho por conquistar para el perfume, sabor y versatilidad del producto.