El organismo sanitario, que preside Pablo Cortese, se encuentra realizando una fuerte revisión de gastos
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“Más que aplicar una motosierra es una operación quirúrgica inteligente y profesionalizada”, dicen en el Senasa a casi tres meses de haber asumido la nueva dirigencia. Con un presupuesto anual de $73.000 millones y unos 6000 agentes, el organismo sanitario, que preside Pablo Cortese, busca maximizar cada peso que tiene y aplicarlo en eficientizar su labor.
Es un pedido tanto del Ministerio de Economía como de la Secretaría de Agricultura que el Senasa esté a la altura de las circunstancias para duplicar las exportaciones en los próximos cuatro años. En ese camino, con la plata que tienen y el personal buscarían ese objetivo.
Y con ese eje, comenzaron a mirar, según pudo saber LA NACION de fuentes del ente, una por una el destino de las erogaciones realizadas por la entidad. Ya comenzaron a sacar muchos gastos superfluos. Por ejemplo, los seguros de unos 420 vehículos en desuso tirados en el compactado: fueron dados de baja. También dejaron de alquilar un edificio entero de 11 pisos en la calle Venezuela 160 porque, habiendo lugar en la propia oficina central, no sabían por qué la gestión anterior alquiló esta propiedad.
Asimismo, por los dos aviones que tenía parados el organismo, por los que pagaban US$9000 de alquiler de un hangar, también se aplicó un recorte: se sacaron de encima las dos aeronaves.
En esa línea siguieron las empresas de limpieza y seguridad a las que se les pagaban mucho dinero; ahora fueron reconsideradas y los costos que generaban sus servicios reducidos en un 60%. Pero esto es en líneas generales una parte de ese plan de ajuste pedido por el presidente Javier Milei: falta mucho más.
Ahora van hacia una revisión más fina, como ser alquileres de oficinas (hoy tiene en todo el país unas 360), servicio médico que se presta, para que el presupuesto rinda y para que, por ejemplo, se tenga plata para cargar combustible a un vehículo que tiene que partir a una inspección.
En el laboratorio del Senasa, ubicado en Martínez, también hay mucho por trabajar, donde había y todavía persiste mucha ineficiencia, según indicaron. Siempre brindando servicios al sector con valores de menos del 20% del mercado, se convirtió en deficitario y con los años se fue deteriorando. Sumado a que muchas empresas incluso se aprovechaban de la situación, actuando como intermediarios mandaban, según expresaron, a realizar los estudios en el laboratorio y luego cobrarán hasta el triple a sus clientes. Eso se acabó y pusieron valores incluso 20% más que lo que cobra el mercado.
En cuanto a las oficinas, el dato es que el 99% de los productores hace autogestión: lo que leen de esto es que no tendría sentido contar con tantas oficinas. Desde la próxima semana habría achique de oficinas aunque con el personal reubicado o reorganizado para trabajar operativamente distinto. Para esto hay un estudio realizado donde se releva cuáles son las actividades productivas de cada región y, en base a eso, se priorizará por dónde empezar. El 90% de las funciones del organismo son inspecciones ya sea en frigoríficos, aeropuertos, etc.
Entre otras cuestiones, el tema de los viáticos en esas recorridas también están bajo la lupa. Para esto colocaron obligatoriamente a cada vehículo un GPS (integrado al motor) y en esta semana están estableciendo y lanzando una aplicación de los circuitos de viáticos y movilidad. También pusieron controles biométricos en las oficinas regionales y en la sede central.
Por otra parte, el ente está apuntando a mejores servicios. Con foco justamente en mejorar en el corto tiempo “el llamado requerido y pronto trámite”, que ya empezó con los productores de fertilizantes y agroquímicos, se trabaja en un sistema que permita la visualización en tiempo real dónde y en qué estado está el trámite. Son casi 7000 expedientes que estaban parados, sin moverse más de dos años de demora.
Exportación a Israel
En este marco, el Senasa está avanzando con más mercados para la exportación. Una noticia reciente es que el organismo, en conjunto con Cancillería, logró la apertura del mercado de Israel de carne kosher con hueso tanto ovina como bovina. Esto era un pedido de la industria ya que los beneficia por la integración de la media res y dará un poco más impulso en términos económicos más allá del volumen.
En relación a Japón y Corea del Sur, hoy tuvieron un almuerzo con representantes del gobierno nipón para acelerar los procesos, que por cierto llevará mucho tiempo y trabajo. Al igual que Uruguay, la Argentina busca que se apruebe las ventas de carne vacuna de la región libre de aftosa con vacunación, desde la Patagonia al norte [hoy está autorizada la Patagonia]. Detrás de Japón como correlato autorizaría Corea del Sur.
El miércoles próximo será el turno del embajador de China para destrabar y que se habilite de una vez por todas la exportación de menudencias vacunas. El trabajo diplomático para que se aprueben los protocolos va a jugar un papel fundamental. También se busca que se abra el mercado de carne aviar, golpeado el año pasado por los casos de gripe aviar en el país.
Estándar sanitario único
Un tema no menor es la cuestión del estándar sanitario único. En este escenario, buscan que la brecha que hoy existe entre las habilitaciones provinciales y las de Senasa se achique para el día que eventualmente salga la ley de ómnibus (tenía un apartado sobre el tema). Si no se avanza con esa normativa podría ir al Congreso como un apartado solo.
Para esto trabajarán con las provincias: el organismo sanitario va a intervenir en todas las plantas faenadoras del país para que sean federales y nunca más haya un doble estándar. Convenios mediante, Tucumán se va a convertir, con sus nueve plantas, en la provincia testigo para el trabajo. Por ahora será solo carne vacuna, los lácteos será más adelante.
Y, como si la agenda fuera escasa, en la cuestión del cuarteo, vigente pero no aplicado, entienden que se debe ir directamente a un sistema de cortes. Es un proceso difícil que hay que encaminarlo hacía allí, pero se deben involucrar las provincias para que funcione.
También buscan que toda la ganadería tenga trazabilidad. Tras el chip individual equino irán por el bovino, donde ya es obligatorio para el animal cuya carne se destina para la Unión Europea (UE).
Por último, quieren resucitar el Consejo Consultivo, una herramienta de interacción público-privada y que estuvo dormida por largo tiempo. Lo forman las provincias, las cámaras del sector y el Senasa, con el objetivo de generar una agenda de trabajo. Si bien antes las decisiones eran vinculantes, hoy ya no lo son. La primera reunión será en Expoagro.
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