En una nueva gira con IpesaSilo recorrí desde las planicies canadienses (Alberta y Saskatchewan) hasta el sur de Kansas pasando por las Dakotas, Nebraska y Colorado, en los Estados Unidos.
En las provincias canadienses, si bien durante el invierno tuvieron mucha nieve, arrancaron secas. Sucede que el deshielo fue repentino y el suelo se mantuvo congelado durante el mismo. Esto provocó que el agua corriera en vez de penetrar en el suelo. De todas maneras, las lluvias volvieron el último mes y mejoraron mucho el trigo y la colza, que son los principales cultivos en esta zona.
En un anterior viaje por los Estados Unidos, durante abril la gran preocupación era la fecha tardía de siembra. La capacidad de siembra del productor norteamericano, las altas temperaturas y lluvias que se vienen sucediendo hace un mes y medio alejaron este fantasma.
Un viejo refrán dice "knee high by the 4th of July", es decir que el maíz debe estar a la altura de la rodilla para el 4 de julio para lograr un buen rendimiento.
Si esto es cierto, los maíces este año claramente superarán esta altura y muchos de ellos llegarán a esta fecha floreciendo. Mal que nos pese, aparentemente EE.UU. se dirige a una buena cosecha nuevamente.
Pero no todo es color de rosa. La guerra comercial de Trump, principalmente con China, pero también con Europa y el Nafta está empezando a dejar heridos. Al norte de la frontera los canadienses miran con temor lo que sucede y prevén una caída de casi 2 puntos del PBI, si las tarifas entraran en vigencia. Esto aún cuando EE.UU. tiene superávit comercial con este país.
Al sur de la frontera también se están sintiendo los efectos. La imposición de tarifas al acero importado ha generado un aumento del precio interno del mismo, disparando incrementos en los precios de la maquinaria, silos y todo lo relacionado.
Esto en muchos sectores ha provocado caída en las ventas que se vieron potenciadas por una reducción del crédito bancario debido a que años de bajos precios han deteriorado los balances de las empresas agropecuarias.
Muchos productores se están financiando con líneas de crédito de grandes empresas de maquinaria. Estas financian no solo la maquinaria en sí misma sino también los repuestos, fertilizantes y otros productos con los que realizan acuerdos. Estas líneas de crédito funcionan como una tarjeta de crédito rural de nuestro país.
Tienen aproximadamente 120 días libres, pero si no pagan en ese plazo las tasas de interés, pagando el monto mínimo, son de hasta el 16,6%, algo que para este país es astronómico. Habría muchos en esta condición.
Hablando con los productores y la gente de la cadena comercial, defienden la postura de Trump como una postura de romper para sentar a todos a la mesa y negociar una mejor posición comercial del país. Todos rezan para que esta negociación sea corta y la sangre no llegue al río. Mientras tanto, el mercado de Chicago se hunde o se eleva dependiendo de los rumores de cómo van las negociaciones.
Volviendo a la agronomía pude ver con preocupación que muchos farmers están abandonando la siembra directa debido a la imposibilidad de controlar las malezas resistentes.
Dicen que ya no es posible seguir con ella. No hay manera de controlar el Pig weed (yuyo colorado). Este será sin duda el gran desafío a resolver no sólo aquí sino también en la Argentina, ya que puede cambiar toda la ecuación económica de la agricultura y la sustentabilidad de la misma.
Es un año atípico en EE.UU. donde los farmers esperan una buena cosecha, pero deben ajustarse a nuevos paradigmas que les generan una gran incertidumbre como las malezas resistentes y la guerra comercial de Trump que deja empequeñecidos los vaivenes del mercado climático.
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