El manejo integrado de plagas (MIP) es un pilar importante de las buenas prácticas agrícolas, debemos trabajar y ocuparnos para que no quede en una simple expresión de deseo. Para esto debemos ser profesionales y empezar entendiendo que todo lo que aprendemos sirve si después lo aplicamos, lo que hacemos sirve si tiene lógica científica, y lo que hacemos sirve si luego lo cuestionamos.
Según la FAO, un MIP es "un sistema de regulación de las poblaciones de los diferentes agentes nocivos que, teniendo en cuenta su medio ambiente particular y la dinámica de las poblaciones de las especies consideradas, utiliza todas las técnicas y métodos apropiados de forma compatible, a fin de mantener las poblaciones de estos agentes nocivos en unos niveles que no causen daños económicos".
O sea, ¿cómo podemos construir un MIP? Basándonos en el conocimiento disponible y utilizando todas las herramienta que tengamos disponibles y sean factibles de utilizar para regular las poblaciones de plagas en función al daño potencial que le pueden causar al cultivo en cuestión, teniendo en cuenta y conociendo a la plaga, el cultivo, los benéficos y el ambiente.
¿Cómo necesitamos que sea un MIP? Con base científica, con objetivos claros, flexible y adaptativo en el sentido de que sea una mejor continua.
¿Cuál es el rol del ingeniero agrónomo? Debemos ser lo más profesionales posibles, y en este rol jugar a desempeñar muchos roles, de cosas que aprendimos en la facultad (ecología, biología, etc) y otros que no tanto (ser humanos, médicos, etc), y apoyarnos en un montón de disciplinas que nos enseñan y nos brindan su conocimiento.
- Ser ecólogos: pensar desde el armado del sistema, qué podemos mejorar, qué problemas hay, qué herramientas tenemos para manejarlos en cada ambiente. Desde los cultivos y combinación de estos posibles en cada ambiente, pensando los servicios que nos puede brindar el agroecosistema y los que nosotros debemos brindarle a este.
- Ser historiadores: cuando conocemos la historia de los campos/lotes tenemos una ventaja enorme, conocer rotaciones previas, adversidades presentes (malezas, plagas, enfermedades).
- Ser arquitectos: al planificar las rotaciones de mediano-largo plazo y cada año al ir viendo cómo construir el rendimiento y calidad de los alimentos. Conocer cómo se comporta cada material genético en cada ambiente y para cada adversidad.
- Ser biólogos: esto abarca todas las etapas del MIP, pero el hecho de conocer y entender la biología tanto de los cultivos como de las adversidades es fundamental: ciclo de vida, importancia en cada etapa, potencial de daño al cultivo, asociado a los umbrales de acción, enemigos naturales, condiciones que los favorecen, qué herramientas nos pueden ayudar a controlarlos si hiciera falta, cómo manejarlos. Entender que vivimos y trabajamos dentro de la evolución, tanto de la tierra, como nuestra, como de cada especie de adversidades y benéficos.
- Ser exploradores: acá llega el monitoreo (sería más lindo llamarlo viaje o aventura), que es la labor destinada a estimar y registrar la abundancia y distribución de las plagas y sus enemigos naturales a través de muestreos periódicos. Debemos entender que cada ida al campo es una aventura que sabemos cómo comienza pero no cómo termina.
A la hora de monitorear precisamos tener una idea y un plan para comenzarlo (plan de monitoreo, mucho más lindo que la horrible palabra "protocolo"); tener en cuenta el tiempo, con qué periodicidad debemos ir a los lotes, esto dependerá según cada zona, momento del año y condiciones ambientales; cómo recorrer el lote/ambiente: diagonal, w, x, caminando desde los bordes, esto va a depender del plan de cada uno, pero es importante que en lotes chicos tenga al menos 3 estaciones en las cuales nos detengamos a observar y medir.
Mientras vamos recorriendo ir observando, ir a los distintos ambientes, observar las cabeceras (lugar donde muchas veces empiezan los problemas); tener presente qué adversidades puedo encontrarme en cada etapa del cultivo o año; contemplar las condiciones ambientales recientes; cómo voy a medir, qué herramientas voy a utilizar (paño vertical, lupa, marcos de superficie conocida, cuchillo, etc); registrar, llevar un diario de viaje es fundamental ( en papel, teléfono, Tablet, app) para poder ir viendo la evolución de las situaciones (la película y no la foto) y así poder ir evaluando si las adversidades están avanzando, retrocediendo o estables, y para que la información nos sirva también otros años, o a otros exploradores que puedan venir luego de nosotros.
- Ser curiosos: la actitud lo es todo en el trabajo del ingeniero agrónomo y en particular en el MIP, tener el hambre de descubrir cosas nuevas, que no esperábamos ver, que no sabíamos que estaban ahí, que nos sorprendan y asombren, así vamos a poder encontrar nuevos problemas que precisan soluciones y tener la cabeza abierta para pensar y descubrir estas soluciones.
- Ser médicos: una vez que contamos con la información de calidad brindada por el monitoreo generar el diagnóstico y, en base a los conocimientos disponibles, realizar la receta profesional con las recomendaciones necesarias.
Tenemos que tener la frialdad de poder tomar decisiones basadas en los umbrales de acción, los cuales muchas veces fueron generados para otras zonas o realidades productivas, pero nos sirven de forma orientativa, tenemos que tener la grandeza y humildad de consultar a colegas o especialistas cuando la información con la que disponemos no nos alcanza o creemos/sabemos que hay alguien que nos puede ayudar, y tomar las experiencias previas de productores, colegas, puesteros, encargados, operarios, etc.
Llegado el momento de recetar un "remedio" (fitosanitario), conocerlos, tener en cuenta su modo de acción, velocidad de acción, residualidad, y su impacto en el ambiente, benéficos, otras plagas y la sociedad.
- Ser científicos: en la mayoría de las situaciones no hay blanco o negro, estamos trabajando con biología y sistemas, y debemos aplicar el método científico día a día y tomar las decisiones basados en las certezas disponibles, las cuales suelen ser distintos tonos de grises. Y siempre debemos seguir cuestionándonos, evaluando y volviendo a cuestiona el conocimiento actual, ya que este seguirá cambiando y evolucionando.
- Ser tecno-lógicos: utilizar las tecnologías que nos brindan reales beneficios a nosotros y/o al productor en cada caso, a veces será algo muy moderno y otras veces no.
- Ser humanos (de los buenos): en cada interacción humana juegan las historias previas de cada uno, los sesgos, las emociones, y gran parte de nuestro día a día es gestionar a las personas, sean estas productores, colegas, jefes, empleados y nosotros mismos, es fundamental la empatía y poder sinergizar y aprovechar el trabajo en red.
Resumiendo, para poder implementar un real MIP es fundamental conocer los lotes, identificar distintos ambientes y zonas problema, conocer el comportamiento genético de las variedades/híbridos, el ciclo de vida de la plaga, maleza o enfermedad, el momento crítico del cultivo en relación a la adversidad, disponer de umbrales de acción y adaptarlos a nuestra realidad, tener en cuenta el estado del cultivo, el contexto temporal y espacial, el clima, los enemigos naturales, las herramientas disponibles y nuestra actitud!
Debemos jugar a estar siendo todos estos roles de forma profesional, sin perdernos en ellos, teniendo claro nuestros objetivos y si día a día las acciones que llevamos a cabo nos acercan a estos objetivos.
Cada paso en el MIP es parte fundamental que nos ayuda a construir un cultivo (o a destruirlo), con su rendimiento y calidad deseados, acompañando al productor en su objetivo y cuidando el medio ambiente. Y siempre, pero siempre… profesional-mente.
El autor integra Agroestudio Viento Sur SRL
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