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Hace cien años nacía Godofredo Daireaux, un parisiense que se instaló en la Argentina para convertirse en productor agropecuario y escritor; su vida estuvo ligada al desarrollo de varias localidades del interior
Hoy se cumplen ciento cincuenta años del nacimiento de Godofredo Daireaux, que vio por primera vez la luz en París, el 29 de mayo de 1849.
Su prolífica obra literaria y su fluida comunicación epistolar son puentes seguros para indagar en su historia. Por medio de dos cartas autobiográficas, la primera dirigida a Manuel Láinez en 1906 y la segunda al director de La Ilustración Sud Americana en 1909, sabemos que llegó a Buenos Aires el 1° de febrero de 1868 y que se dedicó a la importación y exportación durante 10 años.
Desde el fallecimiento de su padre, en 1866, y hasta su partida hacia la Argentina, vivió con su familia en el chateau de Montifray, en Beaumont-La-Ronce (Indre et Loire), y se educó en el Liceo Charlemagne.
El itinerario de su vida como hacendado lo recuerda él mismo, cuando reconoce "haber poblado tres estancias, una en el partido de Rauch en la costa del Gualichu, otra en Olavarría y otra en el partido de Bolívar (estación Daireaux), pero cuando no había otro ferrocarril que el del Sud hasta La Gama (hoy Lamadrid) y el del Oeste hasta Nueve de Julio". "Daireaux comerció con la campaña desde 1888 hasta 1900, "con varias casas y poco éxito. Durante este tiempo contribuí a hacer realidad los pueblos de Laboulaye y Rufino, que existían teóricamente, pero sin población, y fundé el pueblo de General Viamonte, en el ramal a Villa María".
El paisaje y los modos expresivos del campo argentino atraparon definitivamente a Godofredo, de la misma manera que Brasil cautivó a su padre, Francisco Daireaux, que se abocó a la producción de café por más de treinta años en esa tierra.
Tras muchos años de dedicación completa a la producción agropecuaria, mantiene su perfil de hombre de acción en sus escritos.
"Se acaba la vida activa; cansado el cuerpo, inhabilitado ya para tanto movimiento, queda la pluma. Era herramienta no del todo desconocida para mí, pues ya en 1880 había publicado en francés algunos artículos sobre las costumbres del campo, en un diario, fundado por mi hermano Emilio, L ‘Union Française."
Sus primeras impresiones sobre la vida rural despertaron en los lectores interés por el gaucho y su medio. En 1887 apareció "La cría del ganado en la estancia moderna", obra agotada en poco tiempo y reeditada en 1889, 1900 y 1908. "El mismo Daireaux confiesa en su carta a Manuel Láinez: "Casi puedo decir que de la preparación de esta obra surgió todo lo que escribí después. Fue como una evocación inspiradora que rasgó los velos bajo los cuales dormían en mi imaginación todas las imágenes profundamente grabadas, de 1879 a 1888, en mi memoria".
Así nació "Tipos y paisajes criollos" y casi simultáneamente el "Manual del agricultor argentino", publicado en 1901 y elogiado por la prensa porteña por el ingenio que se traslucía en las páginas.
A raíz de esta obra fue designado por Osvaldo Magnasco como inspector de enseñanza secundaria, cargo al que renunció en 1903 para asumir la cátedra de francés en el Colegio Nacional Central.
La producción literaria de Daireaux es tan vasta como excelente. Sus escritos aparecen en La Nacion, El Diario, La Prensa, La Argentina, Caras y Caretas, Athinae, El Gladiador, La Ilustración Sud Americana, Revue Illustrée; La Capital, de Rosario, y El Fogón, de la vecina Montevideo. Por entonces, él solía escribir con el seudónimo Yofruá."En los albores de este siglo, Daireaux publicó "Almanaque para el campo" (1900); "Cada mate... un cuento", traducción de cien fábulas de Lafontaine (1902); "Biografía de Alejo Peyret" (1902); "Los dioses de la Pampa", ilustrado por Eduardo Sívori (1902); "Trabajo agrícola" (1902), y la tercera edición de "La cría del ganado" (1903), que se utilizó como texto escolar en algunas zonas de la Argentina, del Uruguay y del sur del Brasil.
La serie de libros continúa con "El general Roca", ensayo publicado por la revista Ideas (1904); "Cuadro metódico de los verbos franceses regulares e irregulares" (1904); "Fábulas argentinas" y "Las veladas del tropero" (1905); "Monografía agrícola de la República Argentina", curso escolar completo de agricultura y ganadería, que le valió una medalla de la Societé des Agriculteurs de France (1906); "Las dos patrias, novela argentina" (publicada por la Biblioteca de La Nacion, 1908); "Comedias argentinas: crisis de progreso. Aves de presa. Caudillejos" (1909); "Retour de Buenos Aires", comedia representada en el teatro Avenida el 1° de agosto de 1909, y "Los milagros de la Argentina" (editada por la Biblioteca de La Nacion, 1910).
La intención didáctica de Daireaux se evidencia también en "Dans la Pampa, chasses impromptues" (1912); "Tipos y paisajes criollos", editada por la Biblioteca de La Nacion en 1913, reproducida fragmentariamente en periódicos del interior y traducida al francés, inglés, alemán y japonés; "Las cien hectáreas de Pedro Villegas" (1914), y "Costumbres criollas" (1915)."Su último escrito fue "Recuerdos de un hacendado", que la Biblioteca de La Nacion dio a conocer en 1916, dos días antes de su muerte.
Roberto J. Payró aseveró de él en 1910: "Puede, en cuanto a escritor, ser reivindicado por los argentinos como compatriota". Al igual que Alejo Peyret, Amadeo Jacques, Alberto Larroque y Paul Groussac, se asimiló al país sembrando su talento de comerciante, agricultor y ganadero.
En sus años de hacendado tuvo trato directo con el hombre de nuestra campaña, rescatando así del olvido escenas domésticas, el habla coloquial y las costumbres de los habitantes de la pampa infinita.
Sus narraciones, plenas de evocación documental, "reflejan los resultados de una observación aguda, ejercitada a lo largo de una rica experiencia campera", tal como expresara Augusto Raúl Cortázar.
Godofredo Daireaux logró que su vasta obra literaria perdurara, así lo atestiguan las numerosas reediciones que se suceden hasta nuestros días. De ella resumió el propio autor: "Tengo notas en cantidad, acerca de un montón de materias... varios proyectos, humo que el viento llevará. En definitiva, considero que «La cría del ganado», «Manual del agricultor», «Tipos y paisajes criollos», «Los dioses de la pampa», «Fábulas argentinas» y «Las veladas del tropero», constituyen una obra suficiente para haber merecido bien de mi país de adopción. Tengo la ilusión de creer que en el futuro, de aquí a cincuenta años, cien tal vez, mis obras llegarán a ser clásicas en la República Argentina y sólo eso me importa realmente".
Daireaux no se equivocó. Su obra continúa vigente y su vida es aún modelo de amistad franco-argentina.
El autor es historiados y diplomático
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