Soy papá de dos nenas, de 4 y 8 años. Resulta que una vez les estaba contando lo que había hecho ese día en el trabajo y me dijeron: “Papá, vos sos como un médico de las plantas y el suelo”. Sé que esa definición me queda enorme, pero me emocionó y siempre lo tengo presente.
Soy ingeniero agrónomo, trabajo en Agroestudio Viento Sur junto a otros cuatro ingenieros en el sudeste de Buenos Aires, donde nos dedicamos a ayudar a los productores que hacen agricultura a producir de la mejor forma posible, siendo eficientes en el uso de los recursos naturales y de los agregados o artificiales, para producir la mayor cantidad y calidad de alimentos preservando los recursos del ambiente.
Además somos mini productores, sembramos 150 hectáreas. Todos los años, armamos el plan y la estrategia general de producción para cada campo, cada lote, basándonos en el sistema de siembra directa y con buenas prácticas agrícolas (BPA).
Después, cada día, cuando voy a un campo tengo que tomar decisiones, de qué sembrar, cuánto, cómo, dónde, si tengo que agregar nutrientes o no, si tengo que aplicar un agroquímico o no, cuál, qué dosis, cómo lo tengo que usar.
Con información, tenemos que realizar un diagnóstico y esto lo hacemos monitoreando. Monitorear es ir periódicamente al lote, evaluar cómo están las plantas, cuáles son las condiciones ambientales, del suelo, y buscar y cuantificar las plagas, malezas, enfermedades presentes y los enemigos naturales de estas adversidades.
En base a esto y asociándolo con la información generada previamente por colegas e instituciones como INTA, Conicet, universidades, ministerios, asociaciones técnicas como Aapresid, Crea, Aaappce, empresas y la experiencia de los productores, vamos tomando día a día decisiones basadas en las BPA en función al conocimiento disponible hoy, entendiendo que trabajamos gestionando biología y ambiente.
En cierto modo es como hace el médico, que nos revisa, si hace falta nos hace análisis y después ve qué tenemos que hacer. Como en medicina, hay un montón de cosas a hacer antes de usar un medicamento o un agroquímico en el campo, por ejemplo, uno para prevenir de tener colesterol alto tiene que alimentarse bien, dormir bien, hacer ejercicio y si todo esto no alcanza y tenemos colesterol alto, el médico nos recetará una medicación para complementar todo lo anterior, pero la medicación sola no sirve.
En el campo, vamos permanentemente adquiriendo, probando y adaptando nuevas tecnologías, de procesos y de insumos. Hay una avanzada muy fuerte de tecnologías basadas en sensores, satélites, maquinaria, agroquímicos más amigables, inteligencia artificial, big data, blockchain, robótica y mucho más.
Un ejemplo actual son las aplicaciones dirigidas que son equipos importados que se colocan a los pulverizadores para aplicar los herbicidas solamente donde está la maleza. Son sensores de verde que ven la maleza y aplican solamente ahí.
Con esto hemos logrado mejorar la eficiencia y bajar el impacto ambiental un 70% en esos controles de malezas, sumamos eficiencia. Para que tengan una idea, en la zona de Mar y Sierras en el sudeste de Buenos Aires, en 2019 se armó el primer equipo de estos y hoy ya tenemos 20 de estos equipos de aplicación dirigida trabajando en los campos.
También estamos probando y ensayando tecnologías de procesos, como la producción llamada agroecológica, que algunos la definen como producir sin agroquímicos. Pero cuando comparamos los pilares de la agroecología con los de las BPA, vemos que son prácticamente los mismos, la mayor diferencia es la prohibición de usar agroquímicos en agroecología.
En estas experiencias sin agroquímicos, estamos logrando producir entre el 30 y el 70% menos que con BPA, y esto nos hace menos eficientes, porque precisamos más tierra y más nutrientes naturales para producir la misma cantidad de alimentos y muchas veces con menor calidad.
¿Esto significa que no se puede avanzar en esta dirección? No, significa que tenemos que seguir probando y aprendiendo, mejorando el sistema de siembra directa con BPA, que es lo que hacemos día a día y año a año en los campos.
En este caso, lo podemos ver así, si tengo tos y no tengo ningún otro síntoma el médico me puede decir que haga reposo y hasta indicar un jarabe para la tos, el cual puede ser de extractos vegetales, pero si lo que tengo es una neumonía me va a recetar un antibiótico, y lo más probable es que no pueda curarme sin este antibiótico. Tenemos que aprovechar la tecnología, usarla bien.
En la tarea de producir bien (en siembra directa con BPA) enfrentamos día a día el desafío de tomar las mejores decisiones en base al conocimiento disponible, y seguir probando, evaluando y aprendiendo, es un sistema en mejora continua, que se sigue construyendo y creando en red.
Cada uno tendrá sus motivaciones y desafíos para tratar de ser su mejor versión. Mi desafío es cada día, con cada decisión, acercarme un poquito más a ser un buen medico de las plantas y el suelo.
El autor es asesor en Agroestudio Viento Sur SRL
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