Su objetivo es mejorar el lote y ganar nutrientes para la siembra subsiguiente, pero también para disminuir la contaminación ambiental
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En los últimos años, el cultivo de servicio se transformó en un proceso tan indispensable como el cultivo de renta. Hoy es su aliado estratégico para lograr una agricultura con mejor rendimiento ¿Qué significa esto? El cultivo de servicio, de cobertura, o cultivo puente se hace con el fin de mejorar el lote y ganar nutrientes para la siembra del cultivo subsiguiente, pero también es un factor de sustentabilidad porque permite disminuir la contaminación ambiental.
En un primer momento, esta práctica comenzó a implementarse en zonas más degradables o arenosas, como es el sudeste cordobés, pero con el correr del tiempo y la intensificación de la agricultura se implantó en varias zonas del país.
Los cultivos de servicio más elegidos en la Argentina son las mezclas de gramíneas con leguminosas. Por ejemplo: la vicia con centeno, la vicia con cebada y la vicia con avena. Las mezclas producen mayor materia seca y equilibrio en la relación carbono-nitrógeno, aunque la vicia pura ganó mucho terreno en la actualidad.
Cinco claves para una mejor productividad
- Elegir semilla de buena calidad
- En caso de que se siembre una leguminosa como cultivo de servicio (vicia, alfalfa o lotus, entre otras), primero hay que inocular bien la semilla para tener una buena nodulación y lograr la fijación biológica de nitrógeno
- Es importante tratar la semilla con terápicos para evitar la incidencia de enfermedades y lograr un mejor stand de plantas
- Siempre es más eficiente hacer siembras convencionales y no siembras al voleo. De esta forma se garantiza que el cultivo se implante correctamente
- Planificar el secado para que el suelo tenga tiempo de reponer la humedad antes de la siembra del cultivo de renta y que este se logre implantar con éxito
El caso: la vicia
La vicia como antecesora del maíz es una de las rotaciones más comunes en lo que respecta a cultivo de servicio, dado que deja mucha cantidad de nitrógeno en el suelo, mejora su estructura a largo plazo y genera mayores rendimientos.
Si el productor inocula la vicia puede fijar hasta 168 kilos de nitrógeno por hectárea. Lo fundamental es que se inocule para captar el nitrógeno del ambiente, que después se traduce en rendimiento para el cultivo de renta siguiente. Elegir un inoculante de buena calidad garantiza que ese nitrógeno se fije en el suelo y sirva como recurso principal de los cultivos sucesores.
El autor es jefe de Productos Biológicos Especiales de Rizobacter
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