En lo que va del aislamiento social y preventivo, los argentinos están realizando una serie de actividades para distraerse y mantenerse ocupados, entre las que figuran amasar. En esta línea, los datos ya dan cuenta de que en el último mes se elevó en un 70% el consumo de harina en los hogares, respecto del mismo período del año anterior, por lo que ese valor responde a la cuarentena por el coronavirus.
Según señalan en la industria molinera, en un "mes normal" los molinos destinan sólo el 10% de la producción de harina al consumo hogareño, pero en las últimas semanas ese valor se disparó -en sintonía con el mayor consumo- hasta alcanzar un 70%. Aumentó así la demanda del producto en las góndolas de los supermercados.
Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), aseguró que el boom en las ventas de consumo dentro de los hogares se debe a que, en promedio, la persona que antes se llevaba un paquete de harina durante la cuarentena pasó a llevarse hasta siete para hornear sus propios productos.
En tanto, el sector panadero ha visto sumamente afectada la actividad en lo que va del aislamiento social y preventivo. Según sostienen desde el sector, la merma se ha reflejado principalmente en las facturas, tortas de cumpleaños, sándwiches y masas y "solo se consume pan de mostrador".
Las panaderías generalmente requieren el 70% de la producción mensual de harina, pero en el último mes bajaron a un 50% su actividad. Como consecuencia de la caída, la industria molinera retrocedió en tanto 15 puntos su molienda.
José Álvarez, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Buenos Aires, dijo que la tendencia hacia los productos caseros se debe a que la mayoría de la gente, al estar tanto tiempo en casa, tratar de buscar una actividad para pasar el rato.
"Ahora, con la cuarentena todos están horneando pan, pero a veces sale más caro hornearlo en casa que comprarlo. Es entendible que la gente lo está haciendo por diversión y está bien si es para distraerse me parece perfecto", agregó Álvarez.
El presidente de la entidad que nuclea a las panaderías también indicó que el sector, por el contrario, está vendiendo un 40% menos que antes del coronavirus. La merma se ha reflejado principalmente en los productos como sándwiches, galletitas y tortas.
En el país funcionan cerca de 35.000 panaderías en total y solo el 30% de ellas están bancarizadas. Por ende, la mayoría de los molinos están enfrentando un problema con el sistema de pagos de los clientes, lo que imposibilita el abastecimiento adecuado a esos locales.
"Seguimos complicados con el tema de los bancos, no podemos entender cómo no son considerados una actividad esencial. No entendemos porque son esenciales para que funcione la economía. Somos el único país que no tiene habilitada la actividad bancaria", alertó Cifarelli.
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