Existe un adagio que todo hombre de campo que se precie de sí ha hecho propio a través del tiempo: las dificultades nos fortalecen. Y aprendemos a celebrar las enseñanzas que nos dejan.
Por eso, este año, ante un nuevo aniversario del día de la Avicultura, mañana, podemos decir que uno de los motivos para festejar es que el sector avícola ha conseguido ocupar un lugar estratégico en la mesa de decisiones del agro, como así también ocupar un lugar de privilegio en la mesa de los argentinos
El Gobierno nos ha sumado a las conversaciones importantes del campo y nos ha dado un lugar para seguir contribuyendo al desarrollo del sector con una batería de medidas que nos devuelven la esperanza y las ganas de seguir aportando.
Nuestros productores avícolas, instalados en 18 provincias, han acompañado este momento de cambio que vivió el país, y que nos ha consolidado en un lugar de referencia. Después de muchos años de trabajo sostenido, podemos decir que hoy somos protagonistas indiscutidos en la mesa de los argentinos: somos el 47% de la proteína animal que consume nuestro país.
Alrededor de 130 kilos de proteínas de animal per cápita se consumen en la Argentina, de los cuales entre huevo y pollo, promediamos como sector los 64 kilos. Ese fenómeno ha hecho que hoy la avicultura esté a lo largo y a lo ancho del país, haciendo propio en las granjas el desafío de producir con responsabilidad.
Somos, por definición, un modelo de valor agregado en el campo: nuestro sector emplea a 100.000 personas en forma directa, y transforma más de 54 millones de toneladas de cereales en proteína animal de primer nivel. Esto representa casi el 20% del maíz que se produce. Y somos una industria transversal: tenemos una estrecha relación con la construcción, la logística, la industria papelera, la industria del plástico, la industria metalúrgica, y la farmacéutica.
En el plano oficial, estamos ante una inminente resolución del ministerio de Agroindustria que crea la Dirección Nacional de Avicultura, lo que le da al sector una interlocución de peso para dinamizar decisiones y jerarquizar nuestro aporte al campo argentino.
En otro plano, una resolución del ministerio de la Producción está por liberar y rebajar aranceles de importación de bienes de capital del sector, con alrededor de 400 posiciones arancelarias que pasarán a pagar entre 0 y 2 por ciento, bajando notoriamente del 14 a 35 por ciento actuales. Esto nos va a permitir hacer inversiones para ser más efectivos y dinámicos en la producción, bajando los costos, y sin perjudicar a la industria nacional pues lo que importamos es lo que en el país no se fabrica.
Hemos logrado una excelente sintonía con las autoridades, incluso cuando, como en todos los sectores que tienen complejidades, fue necesario mucho diálogo y negociación. Un fruto de ese proceso ha sido a comienzos de año la suba del reintegro a las exportaciones de ovoproductos y huevo en cascara, que casi llegan al 100%. Y estamos esperando, con mucha expectativa, la definición de la baja de la alícuota del IVA para el huevo y el pollo, que también fue conversada largo con las autoridades. Creemos que este será un paso clave para sincerar la competitividad y bajar los precios al consumidor. En síntesis, la avicultura está de pie y es un actor fundamental en el motor productivo del agro.
El autor es presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia)