El precio de los cortes de cerdo tuvieron tuvieron un desplome de entre el 3% y el 6% en el primer cuatrimestre del año; los valores mayoristas cayeron aún más y los productores advierten que atraviesan una situación de quebranto
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En un contexto de recesión de los mercados, la carne de cerdo comenzó a reflejar una caída en los precios de costo mayorista en las carnicerías del 25% en la media res, pero todavía no se traslada al consumidor en algunos casos. En el primer cuatrimestre, se reflejó un desplome de entre el 3% y el 6%, de acuerdo con algunos cortes de venta al público. En tanto, los productores porcinos primarios atraviesan una situación de quebranto, y están por debajo de la línea de flotación por los altos costos del alimento balanceado.
El consultor del mercado porcino Juan Uccelli acotó que la carne de cerdo al público ha bajado en un porcentaje importante, en medio del contexto económico donde la inflación acumulada en el año alcanzó el 51,6% el mes pasado. “La carne de cerdo bajó en promedio un 4,5% diferenciando algunos cortes que de otros fundamentalmente porque hay una gran recesión en el mercado. La gente no tiene plata, y para poder adecuarse [se da cuenta de que] el cerdo tiene un precio muy competitivo”, explicó. Los precios al mayorista cayeron un 25% por la media res porcina.
En abril pasado, el precio del pechito al público cerró en $3698, por lo que cayó un 4% respecto de diciembre pasado, cuando costaba $3834. La bondiola cerró en abril $5379, un 4% menos respecto del último mes del 2023, cuando costaba $5586. En tanto, la carne de res con hueso pasó de los $3703 en diciembre a $3584 en abril, por lo que en este caso hubo una caída del 3%. El matambre se mantuvo en el mismo nivel, pero el solomillo tuvo una recuperación del 1%: pasó de los $5400 en diciembre a $5453 en abril. En el caso de la paleta pasó de los $2535 en diciembre a los $2426, por lo que hubo una caída del 4%. El jamón y la chuleta pasó de los $2807 a los $2633, por lo que hubo un desplome del 6%. La pulpa de jamón pasó del $4221 a los $4262, una recuperación del 1%.
Según Uccelli, la caída prevista en el costo esperada era del 70%, pero fue del 100% con respecto al costo de vida, lo que está provocando que la gran mayoría de los productores hoy estén por debajo de la línea de flotación. “Sus precios de venta son inferiores al costo de producción y están en quebranto. Lo mismo sucede con la industria de faena y desposte, el último eslabón, que salen aireados de esta situación. La cadena de comercialización final, que es el carnicero, supermercado, e hipermercado, encontró en el precio mayorista la carne más barata”, planteó.
Es decir, la media res de cerdo en este momento, es la más barata comparada con la media res vacuna o el pollo en relación costo producto para el carnicero. “Al cerdo se le agrega el doble del porcentaje en costos; con el cerdo muchas carnicerías están pagando los costos fijos por la baja de venta, especialmente de carne de vaca y de pollo”, precisó.
La carne de cerdo es la única que no bajó en cuanto a consumo, al contrario, aumentó. A finales del año pasado estaba en 21,1 kilos por habitante por año, en abril cerró en 21,8 kilos per cápita. “No es mucho para lo que es Argentina, donde bajó cuatro o cinco kilos per cápita [la carne vacuna]. La carne de cerdo es la única que subió, porque es muy competitiva y barata. Creemos que esta situación puede seguir, siempre y cuando, se recompongan los eslabones de las cadenas. Que al productor y a la industrial le den unos centavos más para salir de la línea de pérdida y pasar a poder tener una rentabilidad mínima“, resumió.
Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), acotó que con esta caída en los precios de costo al carnicero, comenzaron este mes a reflejarse en el consumidor. En el caso de la bondiola, se abrió la importación desde Brasil: “Los precios van bajando en el mostrador y los cortes están ganando terreno por los precios”. En enero pasado, a una carnicería grande, el carré le costaba $3040 y pasó a los $2500 en los últimos días. El pechito de cerdo cayó de los $3040 a los $2500, mientras que la bondiola de $5700 a los $4200. Esto es al costo del carnicero, por lo que falta que estos valores se trasladen al consumidor.
Agustín Seijas, director ejecutivo de la Federación Porcina Argentina, dijo que sigue siendo bastante compleja la situación del sector que, de hecho, volvió a bajar el precio del cerdo en pie. “La medida de res de cerdo sigue siendo la más barata de todas las carnes: está llegando a estar hasta incluso a un tercio de lo que cuesta la media de res vacuna. Lo peor de todo es que eso no se traduce en los precios en el mostrador, en supermercados ni carnicerías, aunque haya habido alguna baja mínima, ínfima, casi no se siente. Hoy si le pagaran a los productores $200 o $300 más por el capón, no debería trasladarse a los precios de mostrador y eso te da la pauta del porcentaje que están marginando las carnicerías y supermercados”, lanzó.
En esa línea, Adolfo Franke, director de la Federación Porcina Argentina (FPA), sostuvo que el precio del capón se derrumbó durante este año: bajó de $1290 por kg a los $1000/1030 kg. “Estamos todos los productores con rentabilidad negativa. Esta baja del precio del capón no fue copiada en la misma proporción por el mostrador, que ha disminuido el precio en menor proporción. La baja en el precio está relacionada con la caída en el consumo industrial de pulpa”, precisó.
El consumo de carne fresca tuvo una parada repentina durante las primeras semanas del año, luego se normalizó, más allá de los bolsillos flacos de los consumidores, debido a que es la carne más económica por lejos. “El derrumbe del consumo industrial, fundamentalmente jamones y paletas, no encuentra salida como carne fresca. Está incrementando el consumo de milanesas, chuletones”, completó. La federación está diseñando una campaña para incrementar el consumo de los cortes de jamón, nalga, bola de lomo, peceto, cuadrada y cuadril y los chuletones de la paleta. Todavía no está desarrollado el consumo de esos cortes y su potencial, por lo que es uno de los desafíos del sector.