La zona, que supo representar la mitad de la producción de aceitunas del país, tiene 400 hectáreas productivas; había 4500 hectáreas antes de la crisis
CÓRDOBA.- El mes que viene se hace la Fiesta Nacional del Olivo y, unas semanas más tarde, la de la Aceituna. Sin embargo, en Cruz del Eje, a 160 kilómetros al noroeste de Córdoba, sólo quedan unas 400 hectáreas productivas de olivos. Las otras 4500 y los 5000 empleados que llegó a ocupar el sector en sus años de gloria se perdieron. Lo poco que se industrializa llega, en su mayor parte, de La Rioja o Catamarca.
"Las banderas ya las tiramos, es una pelea desigual", graficó a La Nacion Carlos Arnedo, que taló 25 hectáreas de olivares. Como el noventa por ciento de los productores que desertó intenta reconvertirse e invierte en el sector frutihortícola bajo cobertura con sistema de riego presurizado.
La debacle comenzó a mediados de los noventa con las leyes de promoción industrial impulsadas por Carlos Menem. Productores y procesadores migraron a provincias vecinas que ofrecían exenciones y diferimentos impositivos. Córdoba nunca tuvo regímenes especiales, sólo algunas medidas puntuales.
En los 2000 la crisis terminó de estallar con una sequía extrema por cuatro años y la peste de cochinilla de la yema que atacó los árboles. Lo que quedaba se arruinó y por falta de fondos para la atención necesaria los productores abandonaron.
Daniel Gordillo, productor y ex presidente de la Cámara Olivícola de Cruz de Eje, que llegó a reunir unas 250 empresas, contó que en medio de una sequía estuvo el ex ministro de Agricultura, Julián Domínguez y prometió fondos "paliativos" para el noroeste cordobés. Llegarían $ 18 millones, de ellos $ 12 millones para los olivos. "No vimos nunca nada y la provincia nos dijo que no se transfirió un peso", recordó.
Así, la zona pasó de representar la mitad de la producción de aceitunas del país a extinguirse. Las plantaciones nuevas no superan las 400 hectáreas. Son de subsistencia. Lo mismo las procesadoras; ya no tienen incidencia en el mercado nacional.
Raúl Cortez, gerente de la cooperativa La Regional, admitió que se requiere "mucha inversión y tiempo" para que el sector resurja. La planta llegó a elaborar mil toneladas de aceitunas por campaña y a exportar; hoy solo trabaja 200 toneladas. "El sistema es viejo y los costos altos, pero no conviene modernizar por la baja rentabilidad; es una encrucijada", expresó.
José Carbelo taló sus 70 lotes de olivos: "Nunca el valor alcanzaba para mantener la plantación", explicó. Se pasó a la frutihorticultura y a la ganadería que también, después de la sequía, es marginal en la región.
El kilo de aceitunas se paga unos tres pesos y el costo de producción es de $2,50. Arnedo señaló que hace cuatro años un kilo equivalía a un litro de gasoil. En ese período el combustible aumentó cinco veces y el producto no acompañó. "Fue un combo, entre la sequía, la peste y el precio, la diferencia es mínima para costear la producción", indicó.
Historia de desaciertos
Hace 25 años, La Rioja y Catamarca eran productoras marginales, pero hoy suman unas 50 mil hectáreas. Los cordobeses apuntan que allí no se respetaron normas ambientales y que "nadie controló, no quedó nada. Acá no dejan mover una rama".
"Primero nos identificamos con los ferrocarriles; cuando cerraron, nos volcamos al olivo y al algodón; de eso ya no queda nada", comentó Gordillo.
Dijo que sería más viable reforestar con variedades multipropósitos (aceituna de mesa y aceite) y esperar con cultivos alternativos los ocho años para que un árbol empiece a producir que tratar de salvar lo que queda.
Carbelo coincidió en que el Estado es "siempre socio de las ganancias, pero no comparte las pérdidas" y que nunca hubo un plan integral. Por la aceituna procesada les pagan entre cinco y ocho pesos y se vende a un promedio de $80 el kilo. En el caso del aceite a granel perciben unos tres pesos y se comercializa a unos $90 el kilo.
Gustavo Tello produce en Villa Mazán (La Rioja) desde 1985 e integra la Cámara Olivícola de la provincia. Propietario de Don Salim, establecimiento con una capacidad de acopio de ocho millones de toneladas de aceitunas, emplea a 200 personas. El 90% de lo que hacen va al exterior. "Con la crisis de 2001 nos reorientamos, aunque ahora está complicado", afirmó.
En 2015 cosecharon cuatro millones de toneladas, el resto quedó en la planta por falta de mano de obra. La multiplicación de planes sociales que no permiten altas y bajas simples restó operarios. Un recolector cobra $35 la caja de 20 kilos. Hacen, en promedio, entre 20 y 40 por día.
Buscan un empuje para el algodón
- El algodón fue otro cultivo característico de Cruz del Eje. Llegó a tener unas 5000 hectáreas. La calidad es la mejor del país, superior incluso al peruano. En 2015 cosecharon unas cien hectáreas. La cooperativa La Regional, la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación y el INTA buscan reimpulsarlo.
- Raúl Cortez, gerente de la cooperativa, explicó que las perspectivas son diferentes a las del olivo. "Los márgenes no son excepcionales pero son mejores; se había tocado fondo hace dos años. Los campos son chicos, no hay escala, pero con la cosechadora mecánica se mejora. La nueva campaña son 300 hectáreas", dijo. Atilio Aro cosechó siete hectáreas a cinco kilómetros de Cruz del Eje. Cobró por kilo dos pesos. La rentabilidad es de alrededor del 15%. "Lo venía haciendo unos años, ahora con la cosechadora mecánica es más rápido y barato", afirmó.