En doce años creció 3,6 veces; sólo cuatro empresas tienen el 50% del procesamiento
"Los brasileños han llegado de una manera imponente. Hablando de chacinados, uno ve con ciertas dudas que cada vez sean menos los jugadores para más materia prima. Vemos cierta concentración", opinó Juan Ucelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP).
Desde 2003, la producción de cerdos creció de manera espectacular, en buena medida gracias a la devaluación del año anterior, y a las retenciones a la exportación de granos, que hacía rentable la producción: el cerdo se alimenta fundamentalmente de maíz y soja, y es un excelente conversor de proteína vegetal en animal.
Los criaderos de cerdos se duplicaron desde entonces, y hoy hay unos 4600 en actividad. El 10% de la producción está en manos de tres empresas: Paladini, Campo Austral (ahora BRF) y Pacuca, de los Blaquier, con la marca Cabaña Argentina entre otras. Un centenar tiene el 50% de la producción, y 600 criaderos reúnen el 80%. El resto se reparte en unos 3800 establecimientos, la mayoría distribuidos entre el norte de la provincia de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y el centro de Córdoba.
La faena sí está más concentrada. Según el Senasa, en 2011, los cuatro establecimientos más grandes y modernos acaparaban la mitad del total. Según la AAPP, en 2003 se faenaron 1,8 millones de cerdos. En 2015, la cifra había crecido 3,6 veces, a 6,6 millones de cabezas.
La carne fresca, el motor
La producción de chacinados no fue lo que impulsó el gran incremento de la producción, sino la expectativa lógica de que aumentara en el país el consumo de carne de cerdo fresca, que aquí está en tercer lugar detrás de la vacuna y la aviar, aunque en el mundo es la primera.
De los chacinados que cada argentino consume al año, solo 3 kilos los aporta la carne de cerdo, y no se espera que esto crezca más que vegetativamente. Los otros 12 kilos de cerdo que se comen son carne fresca, un consumo que se duplicó desde 2003 y que incluso podría crecer más sustituyendo a la carne vacuna.
Hasta el momento todo indica se va a exportar carne vacuna en mayor proporción con el cambio de reglas de juego que trajo el actual gobierno, pero que en el mientras tanto necesita recuperar los stocks liquidados durante el anterior.
En el ínterin, la carne vacuna aumentó más que la de cerdo, rompiendo la paridad histórica que le impedía crecer a esta última, en el país del bife y el asado vacunos. Y el consumo empezó a despegar.
Durante los años previos, entraron al negocio de cría de cerdos muchos productores agrícolas, como un modo de agregarles valor a sus granos. Algunos ya estaban desde la década anterior y otros se sumaron. La lista incluye nombres famosos en otros rubros, como la Asociación de Cooperativas Argentinas, las lácteas Mastellone y Williner, Aceitera General Deheza, Blaquier, Born, Lartirigoyen.
"Y están entrando algunos nuevos. Los que tienen campo tienen fondeo", dijo un antiguo jugador del sector. El financiamiento para entrar a este negocio no es un tema marginal: una sola cerda para madre cuesta US$ 10.000, que es como se mide el costo del frigorífico porcino.
Con Campo Austral, el grupo BRF queda también bien posicionado en este segmento, como segundo tenedor de madres del país y una capacidad de faena grande. Sin embargo, se trata de un rubro que está más atomizado y no está todavía tan pegado a marcas. En este campo, BRF va a competir más con Pacuca que con Paladini, opinan en el sector.
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