Se considera un aliado de las cosechas
El almacenaje de granos en bolsas de polietileno es una técnica sencilla, que permite planificar una mejor comercialización, ahorrar costos y solucionar muchos problemas que se presentan antes y después de la trilla.
Si bien está disponible desde hace cuatro años, sólo en la última campaña comenzó a difundirse de una manera masiva para almacenar grano seco. En ese ejercicio se habrían embolsado unas 300.000 toneladas de cereales.
La máquina para embutir grano funciona con el sistema tipo tornillo, que va llenando una bolsa plástica de 2,70 metros de diámetro y 60-75 metros de largo. Su abastecimiento se puede realizar con un autodescargable o con un chimango.
La capacidad para embutir es muy alta: más de 160 toneladas por hora. Y para ponerla en funcionamiento sólo se necesita un tractor de 45 o 60 caballos. Apenas ingresa en la máquina, el grano es compactado hacia la bolsa de polietileno de 9 pies de diámetro (2,70 metros). Ese silo de plástico está preparado para almacenar unas 200 toneladas, aunque su capacidad varía según el tipo de grano. Por ejemplo, en trigo podría ser algo mayor porque tiene un mayor peso específico que la soja.
Si bien la bolsa más grande es de 9 pies, también existen otras de 5. Además, el productor puede elegir entre 60 o 75 metros de longitud. De todos modos, la máquina puede almacenar entre 3200 y 3300 kilos por metro lineal.
La bolsa fue diseñada para una duración de dos años, aunque lo normal es que los productores guarden su grano durante seis u ocho meses.
Concentración de gas
Con el llenado se expulsa el aire del interior de la bolsa. El poco que queda entre los granos es rápidamente consumido por el proceso respiratorio, por el que se libera dióxido de carbono.
Entonces se produce una alta concentración de este gas que hace que los granos pasen a un estado de inhibición respiratoria.
En un plazo de cuatro o cinco días la atmósfera de dióxido de carbono llega a una alta concentración. Eso se convierte en algo nefasto para los insectos que viven de los granos, como gorgojos, carcomas y palomitas.
Francisco Pereda, miembro del CREA Azul-Chillar, es uno de los productores que embolsa granos secos en silos de polietileno. Comenzó a utilizar este sistema en la campaña 1999/2000.
- ¿Qué ventajas le encontró a este sistema?
-El impacto sobre el ingreso neto del productor es enorme. Se puede embolsar mercadería de calidad, como en el caso de los diferentes trigos, y negociar según la necesidad que tiene el comprador.
También es posible hacer un sistema de trazabilidad para los granos, como en los maíces colorados, con cosecha y embolsado en el mismo potrero. Las bolsas plásticas reemplazan, en alguna medida, a los silos chacra y permiten ir al puerto o a las fábricas sin apuros.
Además, después de la cosecha, es posible hacer combinaciones con el cerealista, porque en ese período muchos de ellos tienen sus plantas prácticamente inactivas. No obstante, en el campo no se pueden realizar las mezclas que haría el cerealista juntando distintas calidades. Es muy difícil hacerlas.
- ¿Qué tipo de manejo hay que realizar para asegurar la vida útil de la bolsa?
-Para el trigo, el fuego es un gran peligro: si se incendia el rastrojo, la bolsa se desintegra en unos pocos segundos.
Si el embolsado se hará sobre un rastrojo, lo mejor es pasar una champion y nivelar el terreno. De esta manera, se pueden evitar roturas del polietileno y desperfectos en la máquina. Lo importante es que no haya ningún obstáculo para el embolsado.
-¿Cuál es el costo por tonelada del embolsado y de la posterior extracción del grano?
-El costo total es 5 pesos, que queda cubierto por una diferencia en el flete luego de que terminó la cosecha.
De esa cuenta, alrededor de 3,5 pesos son de materiales y embutido. Luego aparece el costo de la sacada del cereal, donde existen muchas variantes, pero la más barata sería 1,5 peso.
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