Mientras el campo espera una producción de 132 millones de toneladas, es clave que se garantice seguridad jurídica para canalizar mayores inversiones
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Al igual que los adolescentes, nuestra nación adolece de las malas políticas implementadas a lo largo de las últimas décadas, de la mala administración y el encierro. Es un país adolescente que pretende caminar hacia la madurez, un sendero que hay que dar paso a paso, quitando piedras y esquivando obstáculos de diversa magnitud, para transformar ese esfuerzo doloroso en bienestar.
Se han presentado cambios relevantes en función de aspirar a tener un país sustentable en lo económico, financiero, social y ambiental. La Argentina tiene un gran porvenir y debemos reposicionarnos como un abastecedor confiable de alimentos, fibras y energías renovables, abasteciendo a la aldea global con productos de calidad, en cantidad y a precios competitivos.
Los cambios propuestos generarán confianza y brindan previsibilidad en toda la cadena agroindustrial. Paso a paso, esperemos que se consolide una política de Estado sustentable, que brinde visión de mediano y largo plazo, para impulsar la inversión y el crecimiento sostenido.
Al igual que el país, El Niño, tal cual un adolescente, viene realizando muchas travesuras: escasez hídrica, radiación agobiante, temperaturas elevadas que aceleraron la evapotranspiración, vientos fuertes, piedras de tamaño a veces sorprendente y precipitaciones convectivas que han inundado pueblos y campos. Y, si bien estos factores adversos han afectado diversas localidades o regiones, la expectativa sectorial es alcanzar una cosecha rescatista.
Gracias al gran esfuerzo que vienen realizando los productores agropecuarios, visualizamos una campaña de granos 2023/24 que nos brindará un gran alivio en la generación de divisas, tan necesarias para recomponer las reservas del BCRA que siguen siendo negativas, como para ayudar a alcanzar la estabilidad económica y continuar el camino más sólido hacia el equilibrio fiscal primario.
La cosecha fina nos brindó más de 20 millones de toneladas entre el trigo y la cebada y la expectativa de la gruesa es poder cosechar, Niño travieso mediante, cerca de 112 millones de tonelada adicionales, teniendo en cuenta a la soja, el maíz y el girasol, lográndose un total de alrededor de 132 millones, es decir 5 millones menos de las deseadas, debido a las travesuras de El Niño.
Esta cosecha brindará un mayor dinamismo a la economía, ya que este volumen de producción generará cerca de 6,6 millones de viajes de camión, entre fletes cortos y largos que se realiza para comercializar, demanda de servicio de acondicionamiento del grano, de silobolsas y brindará una mayor ocupación en su transformación. Por otra parte, la recuperación del volumen de soja disminuirá la importación temporaria de este grano a lo largo del presente año. Todos beneficios para nuestra economía y la sociedad.
Si bien enfrentamos un escenario del mercado de granos internacional con precios más debilitados, gracias al esfuerzo productivo de los productores, la Argentina recibirá poco más de US$30.000 millones en concepto de divisas, ingresando mayormente durante el mes de mayo. Esto significa que a mediados de año podremos observar una mayor recomposición de las reservas del Banco Central y es probable que los diversos dólares tiendan a achicar la brecha actual.
En este nuevo escenario los precios relativos de los insumos estratégicos para el sector se han deteriorado, se requiere mayor cantidad de producto para adquirir los insumos y, si bien es cierto que llevará algún tiempo el acomodamiento de los precios relativos de la economía, sería de gran ayuda considerar la eliminación del Impuesto País, que encarece las importaciones y por ende el valor de los insumos estratégicos.
Para consolidar este panorama, ayudaría que los proyectos de ley que se envíen al congreso y el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) puedan ser tratados, con el objetivo de otorgarle seguridad jurídica a los cambios impulsados por el gobierno nacional.
Más de 200.000 empresarios rurales han apostado al nuevo sendero para lograr una argentina mejor, merecemos que nos reconozcan como abastecedores confiables de alimentos y energía renovable. Por su parte, los productores ya están planificando la próxima campaña de granos 2024/25, proyectando la adquisición de alta tecnología, por ello la consolidación de las desregulaciones y modificaciones de las leyes son cruciales para fomentar la inversión.
Los objetivos planteados por el gobierno nacional deben convertirse en políticas de Estado, con el respaldo de la seguridad jurídica necesaria para otorgar la tan ansiada previsibilidad y tranquilidad a los empresarios. Debemos dar el paso de la adolescencia hacia la madurez política. Una Argentina competitiva y abierta al mundo es lo que nos merecemos y para lograrlo se requiere mejorar la competitividad sistémica a lo largo y ancho de todo nuestro territorio.
El autor es consultor en agronegocios y energías renovables
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