Pese a las distintas adversidades climáticas que enfrentó, las lluvias que llegaron sobre octubre y noviembre permitieron compensar la situación y hoy el cereal ofrece resultados más alentadores
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La evolución del cultivo de trigo 2024/25 tuvo varias instancias desde la siembra a la cosecha. En la mayor parte de las zonas productivas se sembró sin sobresaltos, tras lo cual debió soportar escasez de humedad, que en casos extremos se prolongó desde abril hasta agosto-septiembre. Esta circunstancia impidió un buen macollaje, aunque, como contrapartida, redujo la incidencia de enfermedades fúngicas y de insectos. En ese período, los cultivos también transitaron un invierno con muchas heladas. Octubre trajo lluvias que resultaron positivas para los cultivos en floración, pero también se registró una fuerte ola de calor que actuó en sentido contrario. En noviembre siguieron las lluvias, que jugaron a favor del peso de 1000 granos, lo que compensó, en parte, las pérdidas de rendimiento que habían generado las adversidades sufridas antes. Esta recuperación puso de manifiesto nuevamente la conocida nobleza del trigo, un cultivo que da sorpresas positivas, aun en años desfavorables para su evolución.
El proceso descripto puede evidenciarse con las estimaciones de producción de la campaña. De un cálculo inicial de alrededor de 21 millones de toneladas, se pasó a valores del orden de 18,5 millones de toneladas en los peores momentos del cultivo, en pleno invierno seco. Las últimas estimaciones son más optimistas y subieron a 18,8 millones de toneladas en noviembre y a 19,3 millones de toneladas en diciembre, según la Bolsa de Comercio de Rosario [BCR]. No obstante, los rindes muestran gran disparidad en las distintas zonas productivas, producto de la diferente incidencia de los factores negativos que afectaron los cultivos. En ese abanico de situaciones, hay muchos productores y arrendatarios que cosechan 30 o 35qq/ha –más de lo que estimaban hace 40 días– pero se quedan con un sabor a poco, sobre todo cuando hacen las cuentas finales y ven los altos rindes de equilibrio que son necesarios para salvar los gastos, que pueden llegar a 55qq/ha en muchos campos alquilados.
Buenos Aires
En la principal zona triguera –el sur de Buenos Aires- pese a las lluvias de noviembre, los primeros rindes se ubican por debajo del promedio histórico. Alejandro Vejrup, gerente de la cooperativa Alfa de Tres Arroyos, dice que “hace pocos días comenzó la trilla en la zona, adelantada respecto de la época histórica”. Por su parte, la cebada rompió el fuego el 20 de noviembre, también muy temprano, y “cuando la cosecha empieza tan temprano es porque los rindes y la calidad no son lo esperado”, razona el directivo.
“La realidad es que, si bien todavía es muy temprano para hacer un análisis completo de rindes en trigo, sí se puede decir que no van a ser excelentes porque los cultivos sufrieron muchas adversidades. Los primeros lotes mostraron rendimientos muy flojos -tan bajos como 1500 kg/ha-, pero después levantaron hasta 2000, 2500 y 3000, y hubo algunos lotes de 6000 kg/ha. Claramente, la cosecha va a ser muy despareja en la zona y va estar por debajo de la del año pasado en 15-20%, principalmente por falta de lluvias y altas temperaturas en octubre”, observa.
Más hacia el oeste -en Coronel Dorrego, por ejemplo– y hacia la costa, los rindes mejoran porque los productores sembraron 15 días antes o 15 días después y los cultivos fueron menos afectados por la seca y el soplete de octubre, que torpedeó mucho rinde por interrupción del llenado del grano. Es decir, mucho del daño del clima tuvo que ver con la fecha de siembra.
Vejrup reconoció la mala situación de los productores de la zona. “Hay agricultores que no van a cosechar más de 30-35qq/ha por quinto año consecutivo, algo inédito en la principal zona de producción triguera”, resalta.
La cebada también resultó afectada en rinde y calidad. El llenado deficiente afectó el calibre del grano y el peso hectolitrico, que cayó a 56 en algunas partidas que no serán de recibo ni como forrajeras por parte de la exportación. Estos lotes muy livianos no son la mayoría, pero llegan a los acopios.
En resumen, en el partido de Tres Arroyos los rindes de cebada van a estar por lo menos 15% por debajo de la campaña pasada y por el momento la calidad viene floja: más o menos 60% se clasifica como forrajera.
En el oeste de Buenos Aires, la cosecha de trigo tampoco será recordada por rendimientos récord. En General Villegas, el productor Juan Balbín rememora que “se cortaron las lluvias desde fines de abril hasta fines agosto, cuando cayeron solo 20mm; las precipitaciones importantes recién aparecieron en octubre”. No obstante el contexto climático desfavorable, el trigo demostró su nobleza y su capacidad de recuperación y está rindiendo de 20 a 35qq/ha en la zona versus los 35-50 históricos.
“Las cebadas también rindieron mejor de lo esperado un mes atrás y comenzaron a trillarse el 20 de noviembre, lo que posibilitó la siembra una soja casi de primera”, se esperanza Balbin. La calidad del producto en la zona determina que todas las partidas de cebada se clasifiquen como forrajera, pero se cultiva porque contribuye al control de malezas, genera ingresos antes que el trigo y diversifica la rotación.
En el nordeste de Buenos Aires, Orlando Williams, productor de Alberdi, dice que “estamos cosechando trigo a los ponchazos por las repetidas lluvias de diciembre, pero ya falta poco”.
“En la zona, los cultivos evolucionaron muy bien hasta octubre, cuando cayó una helada tardía que tomó a algunos trigos de ciclo corto con espigas embuchadas y a otros con espigas visibles. Los últimos están rindiendo mal”, explica.
En materia de rindes, “hace un tiempo yo había estimado que no pasaría de 30qq/ha con las variedades de ciclo corto, pero terminamos en 37 como promedio, por la capacidad de recuperación del trigo. Ahora estamos trillando los de ciclo largo, con interrupciones por las lluvias de diciembre, que están rindiendo un poco más de 40qq/ha; un vecino del CREA obtuvo 50qq/ha en los mejores lotes, con un promedio de 43qq/ha”, añade.
“Los bajos precio actuales del trigo -190.000$/t- no impulsan a vender; los que tiene espalda están esperando hasta marzo o más adelante”, acota Williams.
En el norte de Buenos Aires también hay una dispersión muy grande de rendimientos: se cosecharon 42-45qq/ha con ciclos cortos y ambientes de peor calidad y hasta 69qq/ha con ciclos largos en las mejores situaciones. “Básicamente, las diferencias se deben a la humedad disponible durante el ciclo, que fue justa, y a la fecha de siembra; posiblemente, los tardíos hayan tenido menos capacidad de compensación”, justifica el consultor Julio Lieutier.
En cebada los rindes son menores. “Hay algunos lotes de 60qq/ha, pero también hay muchos de 45 y como hacemos la cebada sobre maíz, las heladas de los primeros días de junio, que fueron de una semana completa, con hasta -8°C, afectaron claramente el logro del cultivo: había situaciones con pocas plantas y con manchones que no se recuperaron”, rememora.
En la zona no hubo adversidades importantes y fue muy tranquilo tanto en trigo como en cebada el control de enfermedades fúngicas; solo se hicieron aplicaciones tardías para ataques de roya y de mancha amarilla que progresó muy lentamente.
“En 2024, el tema del trigo es la comercialización; no haber aprovechado los 240-250US$/t en pleno invierno, cuando no sabíamos si iba a poder sembrarse no, fue un problema. Hubo poca toma de posiciones y poco arbitraje de precios; en ese momento solo algunos lo hicieron y entonces ahora la situación es aguantarlo y esperar hasta el otoño para comercializar echando mano a un crédito en dólares a baja tasa, porque los préstamos en pesos están impagables”, redondea Lieutier.
Entre Ríos
Joaquín Arribillaga es el gerente de producción de Entre Ríos SA, una empresa de Gualeguay. Así describe la situación del trigo en la zona: “Las variedades de ciclo largo están rindiendo bastante bien: 50qq/ha de promedio; en algunos cultivares hubo que hacer aplicación temprana de fungicidas para controlar roya amarilla y anaranjada. Los ciclos más cortos no tuvieron ese problema y están rindiendo entre 40 y 45qq/ha, afectados por la falta de frío y de lluvia; no alcanzaron a macollar bien y no desarrollaron suficiente cantidad de espigas”. En la zona también se hicieron aplicaciones de fungicidas al fin de ciclo, tanto en los ciclos largos como los cortos, con muy pocos problemas de insectos.
“Los trigos tuvieron muy buen nacimiento y después hubo un momento donde les pegó la sequía hasta fines de agosto, por lo que no sabíamos en qué iba a terminar el rendimiento. Lo que sí fue positivo es que el final del ciclo del cultivo fue con gran amplitud térmica y con mucha lluvia, lo cual lo mejoró muchísimo el llenado y el peso de 1000 granos, que subió de una manera que no pensábamos”, explica.
La colza se sembró temprano y sufrió gran cantidad de heladas en un período bastante seco, circunstancias que comprometieron los rindes. “Esperábamos más, pero cosechamos 19qq/ha, con precio de venta que fluctúa en torno de los 490US$/t”, apunta.
“Luego de la implantación de camelina, un cultivo oleaginoso nuevo, que siembra con contrato, no hicimos más nada; parece un cultivo de interés para Entre Ríos, al que hay que encontrarle el nicho; tiene buen comportamiento y alelopatía importante con varias malezas. El rinde fue de 10qq/ha, con un precio de 475US$/t.
Córdoba
En el sur de Córdoba, Facundo Lagos considera que la cosecha de trigo no será récord, sino que los rindes se ubican por debajo del promedio “pero demasiado bien para lo que llovió en el invierno. Otra evidencia de la gran capacidad de “pelea” del cereal frente a condiciones adversas.
“En la zona de Río Cuarto les faltó agua en septiembre y hubo olas de calor, pero luego alcanzaron un buen llenado del grano con las últimas lluvias”, asevera. No obstante, los cultivos sufrieron heladas en espigazón que, junto con la falta de agua y el soplete, impidieron llegar a los rindes de tendencia. Los rendimientos fueron de 25 a 35qq/ha en secano y 60-70qq/ha en los beneficiados con el riego.
La mayoría de los productores de la zona de Rio Cuarto está vendiendo la producción tras la cosecha; algunos toman calls previendo un repunte a mediano plazo. Otros pudieron capturar mejores precios durante el invierno y ahora cumplen con las entregas.
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