¿Lo que vimos con los precios del petróleo puede ser la antesala para que se repita en otros productos?
Lo que ocurre esta semana con los precios del petróleo, en especial el lunes, donde vimos valores negativos en los futuros mayo del WTI (West Texas Intermediate), ha sido algo sin precedentes y nos deja de relieve, cada vez más, la complicada situación de la economía global en medio de la pandemia por coronavirus.
Resumiendo a muy groso modo, los que estaban hasta ayer "comprados" en mayo tenían hasta hoy (por ayer) para liquidar/vender/cerrar esa posición o estar preparados para recibir el físico. Ante la falta de capacidad de almacenaje, muchos prefirieron pagar para no recibir el físico, lo que se reflejó en precios negativos del contrato de referencia.
Es tan grande la caída en la demanda de combustibles que no hubo tiempo de adecuar lo producción/oferta al nuevo contexto. La capacidad de almacenaje de petróleo en EE.UU. estaría completa o por estarlo.
Y la realidad es que cuando nos ponemos a ver que está ocurriendo en otros productos empezamos a ver situaciones que se empiezan a asemejar. Y, obviamente, el más fácil de relación es el etanol. Si los combustibles en general sufren una destrucción de la demanda, el etanol no se queda atrás, y lo que se está viendo ahora con la falta de espacio para almacenar el petróleo ya viene ocurriendo hace un mes aproximadamente con el etanol.
En muchos casos, las plantas elaboradoras de etanol, al ver destruida la demanda, agotaron su capacidad de almacenaje y han parado la producción con la consecuente falta de demanda de maíz para esta industria.
En general, para el caso de los granos en particular, podemos pensar que la situación no es igual de alarmante que para el resto de las producciones (animales y productos perecederos). No es tan alarmante en cuanto a evitar que el producto pierda su posibilidad de utilización en un futuro, aunque en tema precios, claramente lo es.
Cualquier acumulación de stocks, y más ingresando a la siembra de un ciclo agrícola va de lleno a presión en los precios.
Los granos que no se puedan entregar pueden encontrar otras formas de almacenajes en el campo, entre las que se encuentran los silobolsas (industria que se ve también en la necesidad de tratar de resolver demandas inmediatas y que no estaban previstas hace un mes).
Pero si vamos al resto de los productos agroalimentarios, y seguimos analizando lo que ocurre en EE.UU., uno de los países que en este momento tienen más contagios y muertes por Covid-19, que a su vez es primera economía mundial, gran productor/consumidor y exportador de alimentos, nos encontramos con muchos mercados (sino todos) con situaciones totalmente impensadas e imprevisibles hace tan solo un mes.
Podemos ver noticias ya desde hace semanas en las cuales productores de leche están tirando literalmente parte de la producción diaria porque las plantas procesadoras no pueden recibir más leche cruda.
La menor demanda del consumidor, por distintos motivos, hace que las plantas tengan colmada su capacidad de almacenaje y no tienen posibilidad de recibir los mismos volúmenes que recibían un mes atrás.
Por comentarios de productores de EE.UU., hasta hace poco muchos decidían tirar cerca de un 20% de su producción, pero mantener sus planteles, pensando en que esta grave situación en poco tiempo pase. Ahora, ya empiezan a haber algunos comentarios en los cuales viendo la posibilidad de que los efectos negativos de la pandemia se extiendan en el tiempo están evaluando secar parte de los animales.
Si vamos al sector cárnico, las noticias son de lo más variadas también. Ya a principio de mes, algunos frigoríficos veían con preocupación la posible falta o aumento de precios del CO2, el cual utilizan, entre otros usos, como refrigerante para la carne.
En este sentido, la RFA (Renewable Fuel Association), alertó que de las 45 plantas de etanol que proveían de CO2 a los frigoríficos (tanto de carne de vaca/cerdo/pollo) 29 habían cerrado o reducido su producción.
De acuerdo a la American Farm Bureau Federation, la industria de etanol es el principal proveedor de CO2 comercial para la industria alimenticia (cerca del 40% de participación en el mercado).
Evidentemente si esta situación se agrava, ¿que pasa con la mercadería que debe ser almacenada y conservada en frío en un contexto de menor demanda?
Por el lado contrario, específicamente en plantas procesadoras de cerdo, ya hemos escuchado las noticias sobre el cierre de dos de las plantas más grandes de EE.UU. por contagio de sus operarios.
En este sentido, se dan las dos situaciones que tendrán efectos indeseados, por el lado del productor de cerdo, la imposibilidad de vender a esos frigoríficos, y por el lado del consumidor la posibilidad de desabastecimiento o suba de precios de la carne en los supermercados (más allá de la caída de la demanda).
En algunas ciudades/regiones, según la localización va a faltar carne de cerdo por falta de transformación en el frigorífico, y en otros va a sobrar carne de cerdo estoqueada en el frigorífico, sin poder ser vendida por falta de demanda.
Pero es claro que estos comportamientos, sean por una causa o la otra, hace que el productor de cerdo se encuentre en una encrucijada similar a la del productor de leche.
Y así todos los días vamos viendo nuevos datos y noticias que nos siguen sorprendiendo, mismo comentario para productores de aves, huevos etc.
El lunes se podían ver en las redes comparaciones de precios "negativos" relacionando lo que ocurría con el petróleo. Por ejemplo, con el precio de las gallinas ponedoras pagan para que esas gallinas no sean entregadas a quien las había comprado. Algo similar ocurre con los huevos, y así podemos ver muchos casos en casi todas las cadenas agroalimentarias.
Es claro que esta nueva realidad nos pone en un contexto en el cual día a día van surgiendo nuevos problemas y "urgencias" por resolver.
Nuestro país ha tenido la posibilidad de tener "el diario del lunes" en medio de esta pandemia, y hemos logrado anticiparnos y achatar la curva de contagios del covid-19.
Creo que lo mismo podemos hacer al analizar lo que viene ocurriendo tanto en EE.UU. como en Europa en lo relativo a los mercados/cadenas productivas.
¿Podemos ir anticipándonos, tomando recaudos y decisiones para evitar lo peor de lo que sucede en Estados Unidos?
¿Podemos tener alguna posible ventaja comparativa, quizás de corta duración, pero ventaja al fin, al seguir produciendo evitando contagios en nuestro campo, plantas frigoríficas, tambos?
Yo creo que las dos preguntas son afirmativas, quizás la más importante hoy en día es la primera. Ya desde el día 1 la cadena trabaja para evitar contagios. Es fundamental seguir con los mismos recaudos y, además, aprovechar la experiencia de lo que ocurre en otros países para anticiparnos a los posibles cambios a lo largo de toda la cadena productiva-comercial.
La autora es analista en mercados del agro
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