Desde el campo se puede trazar un paralelismo con la selección nacional y buscar puntos en común para impulsar su crecimiento
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La Argentina ganó por segunda vez consecutiva la Copa América, un logro que no muchos países pueden sostener. La pregunta es cómo se puede o pudo lograr esto nuevamente. Copa América 2021, Copa de Campeones (Finalíssima) 2021, campeón mundial 2022, Copa América 2024... ¿Es casual? No. Hay demasiado trabajo en este equipo para que se haya logrado eso. ¿Cómo se hizo, de qué forma? Algunas cosas se pueden analizar sin querer ser un experto, ni mucho menos, en temas de fútbol para ver los motivos de este éxito grupal.
Primero se le dio la posibilidad a una persona de liderar un equipo técnico y armar un equipo alrededor de un líder natural, dentro y fuera de la cancha. El primero es Scaloni y el segundo es, obviamente, Messi. Segundo, se trazaron tácticas y estrategias para poder armar un equipo donde claramente la mayoría de las veces que juegan se ve claridad en las defensas, el manejo del medio campo, el contraataque y el ataque.
Todos saben a qué juegan y cómo ayudarse por el bien común del equipo, y no por el lucimiento personal. Se nota que existe una planificación, consensuada por todos los integrantes, el equipo técnico y los jugadores, y las llevan adelante, desde hace tiempo, y adaptándose a las circunstancias, rivales, cosas en juego, etc. Eso es lo que se ve, se percibe, lo transmiten, y como consecuencia vienen los resultados.
Hoy esos resultados son todos buenos y exitosos. Alguna vez no lo serán, pero hay un orden y un trabajo de corto y mediano plazo que quedará como una gran base de sustentación. El equipo técnico se mantiene, los jugadores principales son los mismos que empezaron este proceso hace años y se fueron incorporando nuevos también.
Están y vienen los mejores. La Argentina puede, si se hicieran cosas similares, también ser campeón en muchas áreas. La agroindustria en todos sus segmentos puede serlo en serio: desde la producción primaria hasta en los segmentos de procesamiento y agregado de valor, la producción de agrobioalimentos, el potenciar las distintas opciones que brinda y puede dar la bioeconomía, el apostar a la innovación y a las empresas agtech, que el acceso al crédito y el financiamiento no sea una traba.
Y, obviamente, que la posibilidad (real) de las reformas impositivas –municipales, provinciales, nacionales- y la eliminación de impuestos distorsivos, de las regulaciones que impiden avanzar, los aranceles elevados que nos impiden exportar, los altos costos logísticos, de transportes, etcétera, que necesitan los distintos segmentos de la agroindustria sea un camino claro.
Con esto, como dicen muchos, la Argentina está condenada al éxito. Y como vimos con la selección, esto se logra con planificación, y en el caso del sector agroindustrial, con políticas agropecuarias claras, estables y sostenibles. Se está haciendo un enorme esfuerzo desde el gobierno nacional para ordenar la macroeconomía: el equilibrio fiscal y el gasto público comienzan a mostrar un ordenamiento no visto desde hace años.
Esto en un enorme logro. Y esto es un buen mensaje que la población en su gran mayoría ve con esperanza. Dentro de la microeconomía todos los segmentos de la agroindustria aportan y pueden aportar mucho porque son “parte de la solución”. Eso sí, tienen que tener herramientas y mensajes muy claros para poder lograr todo ese potencial.
Si el agro, con todas las restricciones que siempre tiene, invierte fortunas cada campaña para sembrar, cosechar, producir, imagínense lo que puede hacer y dar si lo que comentamos en esta nota se da. Un camino de expansión y virtuosismo enorme, que dará beneficios a cada localidad, municipio, provincia y a toda la nación. Cada rincón de nuestro querido país tiene actividad de agroindustria.
Hay una enorme oportunidad nuevamente para nosotros. El mundo necesita alimentos cada vez más en cantidad y calidad. La Argentina nuevamente está siendo mirada por el mundo, y abriendo mercados demandantes. Hay mucho trabajo por hacer entre todos, lo público y lo privado: ambos se necesitan y ambos deben y pueden tirar para ese lado que el mundo de hoy requiere.
Se puede trabajar en equipo, ordenadamente, en forma planificada, con un plan cumplible de mejorar, reformas, y reglas claras. Solo es cuestión de querer y poder hacerlo. Hay mucha gente muy capaz que está y que puede estar también y puede aportar. Todos nos necesitamos para que de una vez por todas y para siempre podamos dejar de hablar siempre en potencial y ser presente y futuro real. Afuera nos ven que podemos. La selección es una simple muestra de que se pueden hacer las cosas bien. Nosotros acá debemos creernos que podemos también hacerlas bien. Hay un camino largo por recorrer. Apuntemos a eso. La selección de este gran motor de la economía que es la agroindustria puede ganar muchos campeonatos aún. ¡Vamos Argentina! La productiva también.
El autor es director General de CONFIagro. Fue ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires (2015-2019)
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