Aunque el problema persiste, tras una serie de operativos en las zonas fronterizas se redujo de 50.000 a 15.000 docenas diarias, según estimaciones del sector privado; los contactos con la ministra de Seguridad
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En los últimos dos meses, el contrabando de huevos provenientes de Bolivia, Paraguay y Brasil ha aumentado de manera “exponencial”. De cifras que antes eran mínimas se pasó a comercializar cerca de 50.000 docenas diarias. Tras una serie de operativos cayó a 15.000 docenas diarias, aunque el problema persiste. Así lo explicó Javier Prida, presidente ejecutivo de la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (Capia), quien destacó que empezaron a recibir cada vez más denuncias de sus afiliados sobre esta situación.
Este aumento no solo los alarmó por el daño económico, sino también por el riesgo sanitario que implica. Ante esto, se contactaron con el Ministerio de Seguridad y otros organismos como el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) para activar operativos que ya habrían reducido el contrabando en un 70%. Sin embargo, Prida advirtió que el problema persiste y que es necesario seguir trabajando en el control.
“El comercio fronterizo o el contrabando siempre existió, pero lo grave es que antes se limitaba a ciudades cercanas a la frontera, a unos 30 o 50 kilómetros de distancia. Ahora nos hemos enterado de que camiones con huevos de Bolivia están cruzando hasta Tucumán, lo que significa que se están recorriendo más de 600 kilómetros. Esto ya no es un caso aislado de un habitante cruzando huevos a pie, sino que estamos hablando de una operación organizada con algún grado de connivencia local”, señaló Prida.
El contrabando de huevos entra al país principalmente a través de varios puntos fronterizos. Según detalló, desde Bolivia, los productos cruzan por el paso internacional Salvador Mazza, en el norte de Salta, y luego se distribuyen hacia localidades como San Salvador de Jujuy y Tartagal. En algunos casos los huevos llegan incluso a Tucumán. Desde Paraguay los productos entran por Clorinda, Formosa, y por Hipólito Yrigoyen, Misiones, y luego se distribuyen hacia Formosa, Chaco y Misiones. Por último, desde Brasil, los huevos cruzan por la frontera seca de San Javier y llegan a localidades como Oberá y Posadas.
Prida detalló que, en algunas zonas, los comercios minoristas se acercan a la frontera para realizar transacciones directas con los contrabandistas, quienes transportan las mercaderías a través de “pasadores”, personas que llevan cajas de huevos a los puntos de venta y esperan el pago de los compradores.
El principal riesgo de este contrabando no es solo económico, sino sanitario. La Argentina mantiene un estatus sanitario superior al de los países vecinos, lo que le permite exportar a mercados internacionales que ellos no tienen habilitados. “En nuestro país tenemos planes sanitarios extremadamente rigurosos, como el control de salmonella, donde todos los lotes de huevos producidos deben ser analizados. En estos países no existen esos estándares, lo que pone en riesgo la salud pública”, explicó el presidente de Capia.
Ante el crecimiento de esta problemática, Prida le escribió a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien, al tomar conocimiento de la situación, lo llamó por teléfono. Según relató el ejecutivo, a partir de esa conversación se activaron una serie de operativos conjuntos entre el Ministerio de Seguridad, la Gendarmería Nacional, el Senasa, la Secretaría de Agricultura y otras fuerzas de seguridad.
“Nosotros proporcionamos toda la información disponible: pruebas, fotos, documentos. Sabemos que se realizaron más de 30 operativos, de los cuales solo uno dio negativo; el resto fueron positivos”, comentó Prida. Como resultado, el trabajo fue muy efectivo y la cantidad de contrabando se redujo a unas 15.000 docenas diarias, aunque sigue siendo un problema importante.
En este contexto, Prida destacó el esfuerzo conjunto para mejorar la vigilancia en las zonas fronterizas. También resaltó la disposición de las autoridades para aumentar los controles y la colaboración del Senasa en las tareas de fiscalización y control de alimentos. El directivo, junto a Juan Kutulas, presidente de la Comisión Directiva de Capia, mantuvieron una reunión con el presidente del organismo, Pablo Cortese, para dialogar sobre las tareas de fiscalización y control de alimentos que llevan a cabo, a la cual calificaron de muy satisfactoria.
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