En el marco del Simposio Fertilidad 2023 en Rosario, especialistas hablaron con LA NACION sobre las tendencias y una posible recuperación del mercado después de una campaña difícil; la relación insumo-producto es la mejor de los últimos cinco años
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ROSARIO.- Se viene una nueva campaña agrícola, que empieza con el trigo, en un contexto complejo por la falta de humedad en los suelos, pese a que se va registrando una lenta normalización de las lluvias tras la sequía. En este marco, en el mercado de fertilizantes se prevé una recuperación del consumo de alrededor del 10% tras experimentar en 2022 una fuerte caída del 16% en comparación con el año anterior. Esta proyección se basa en condiciones climáticas más favorables y una mejora en la relación insumo-producto, que sería la mejor de los últimos cinco años.
Así lo expresaron especialistas del sector en el marco del Simposio Fertilidad 2023 organizado por la Asociación Civil Fertilizar en Rosario. Allí, expertos dialogaron con LA NACION sobre las tendencias y las recomendaciones para la fertilización en un momento crucial en que los productores definen las estrategias que van a utilizar este año.
“Para este año se prevé un crecimiento en el consumo de fertilizantes. Dependiendo del clima y el desempeño de la siembra de cultivos de invierno, especialmente del trigo que tiene un impacto significativo; se estima que se podría alcanzar un consumo de entre 5,2 y 5,3 millones de toneladas, lo que representa una importante recuperación en comparación con el año anterior”, dijo Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar Asociación Civil, a este medio.
En rigor, detalló que durante 2022 el mercado de fertilizantes en la Argentina experimentó una reducción superior al 16% en comparación con 2021. El volumen se redujo de 5,8 millones de toneladas a 4,8 millones de toneladas. “Esta disminución se debió a diversas circunstancias, siendo una de las más relevantes la presencia de la sequía. Cabe resaltar que el año 2021 registró cifras récord [en consumo]”, detalló.
Gerardo Daniel Basaluzzo, analista de mercados de la entidad, destacó varias premisas que se consideran para estimar un crecimiento del consumo de fertilizantes en un rango aproximado del 8% al 10% este año. En primer lugar, señaló “la buena relación insumo-producto en comparación con el año pasado”. Esto se explica por una caída más pronunciada en los precios internacionales de los fertilizantes en comparación con los valores de los granos, después del aumento provocado por la invasión de Rusia a Ucrania.
Por otro lado, indicó que se tienen en cuenta las perspectivas climáticas que indican que se espera un año neutro después de tres años consecutivos de condiciones de La Niña.
Según los cálculos, este año cada 8,6 kilos de trigo se adquieren 6,3 kilos de nutrientes. Esto mientras el promedio histórico marca que se han necesitado 9 kilos del cereal para comprar 8,4 kilos de nutrientes.
En tanto, en maíz en esta campaña cada 9,7 kilos se adquieren 7,7 kilos de nutrientes. El promedio histórico registra que se han requerido 10,5 kilos de maíz para adquirir 9,8 kilos de nutrientes.
A pesar de que hay mejores perspectivas, Rotondaro alertó por los problemas que tienen en el retraso en la autorización de permisos para importar insumos, lo que pone en riesgo la campaña fina. “Hubo una reunión con la Secretaría de Agricultura y la Secretaría de Comercio para plantear la situación de que en estas próximas semanas se define una parte importante del fertilizante que se necesita para la campaña fina y aún se calcula que falta un 40%”, dijo. En rigor, la Argentina importa entre un 70 y un 80% del fertilizante que se necesita para los cultivos.
Todo esto se da con un suelo en una situación nutricional “complejísima”, según destacó Martín Díaz Zorita, docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa.
El especialista explicó que, si bien la campaña pasada presentó condiciones de producción muy variables, lo cual generó diferentes enfoques en la aplicación de nutrientes por parte de los productores, “en todos los casos la baja productividad asociada a la sequía o las heladas no ha generado un incremento significativo de nutrientes residuales”.
“Lo que hemos observado es que las condiciones de los suelos se mantienen en un estado limitado; el aparente exceso del año pasado no se ha traducido en un cambio en la oferta actual de nutrientes, y todavía nos encontramos lejos de cerrar la brecha necesaria para alcanzar las producciones promedio”, continuó.
Gabriel Espósito, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, agregó que, además de la reducción en el uso de nutrientes, una cantidad significativa de los insumos aplicados se perdieron debido a factores climáticos.
“Debido a las condiciones de temperatura, hubo productores que realizaron aplicaciones de nitrógeno al voleo, y una gran parte de estos nutrientes se perdió en la atmósfera. También, en algunas regiones, como Córdoba, las lluvias intensas en marzo ocasionaron el lavado de parte de estos nutrientes. Por eso no hay que creer que, como cosechamos mal, hoy tenemos los nutrientes esperando que venga un cultivo para ser utilizado. Eso no pasa”, alertó.
Frente a este panorama, y de cara al inicio de la campaña de trigo, el especialista recomendó el monitoreo de la condición nutricional del suelo mediante análisis.
“Hay que salir a muestrear y tener los datos de los niveles de fósforo, nitrato, materia orgánica, zinc, pH y bases en los suelos. Es fundamental empezar otra vez de cero, como si no hubiera pasado nada, y armar diagnósticos apropiados para lo que es la campaña fina y después la gruesa”, dijo Espósito.
Por otro lado, además del perfil de nutrientes, Díaz Zorita explicó que el elemento principal para definir la estrategia de siembra, y que representa aproximadamente el 80% del rendimiento de los cultivos de invierno, es la cantidad de agua almacenada en el suelo en el momento de la siembra. Esto en el primer metro o 1,5 metros.
“Por esa razón es que, en escenarios como los de la región pampeana, donde este año los perfiles hídricos presentan mucha variabilidad, es importante tener un mejor conocimiento del sitio, es decir, de los sectores dentro de los lotes. Esto nos ayudará a tomar decisiones más acertadas”, indicó.
En tanto, en relación con la fertilización dijo que en años difíciles se aconseja anticipar la aplicación de nutrientes. ”Es necesario fertilizar temprano, incorporar los nutrientes preferentemente en el suelo y hacerlos accesibles al agua del suelo. También es fundamental definir las dosis teniendo en cuenta las expectativas de producción, las cuales se definen en invierno para el trigo con el agua disponible en el momento de la siembra”, comentó.
Respecto de las tendencias, se destacó que existe una clara inclinación hacia la mejora de los diagnósticos mediante la ambientación. Según explicó Díaz Zorita, esto implica utilizar la unidad de producción y la zona de manejo como referencia para realizar el diagnóstico, en lugar de basarse en una situación promedio que no refleja la realidad en su totalidad.
Además, existe una propensión a incluir otros elementos además del nitrógeno y el fósforo. “Estamos observando un uso cada vez más extendido, aunque de manera lenta a nuestro parecer, del azufre, el zinc y en algunos casos, cuando es necesario, el potasio, así como correcciones de bases en otros lugares. En definitiva, se está generando una tendencia donde la fertilización no se limita únicamente al nitrógeno y al fósforo”, afirmó.
Dentro de ese conjunto de decisiones, también hay una tendencia a tener una paleta más amplia de productos para fertilizar. “Se ha comenzado a desplazar a los fertilizantes convencionales para incorporar dentro de los sistemas de producción algunos fertilizantes combinados, mezclas”, indicó Díaz Zorita, aunque aclaró que la adopción de estos nutrientes es una tendencia que avanza lentamente.
Coincidió con Espósito que hay una creciente búsqueda para complementar con tratamientos biológicos. “Antes se trataba solo de inoculantes en soja, pero hoy se amplía a tratamiento de semillas con estimulantes y aplicaciones foliares en algunos cultivos. Siempre con la mirada de mejorar la eficiencia de la nutrición”, dijo. Aclaró que, “lamentablemente”, la campaña pasada frenó toda la manifestación de esa tendencia.
Por último, Espósito también destacó que cada vez más se utiliza la fertilización foliar. “Es una opción atractiva para algunos productores, ya que se complementa con otros trabajos que se realizan a nivel foliar”, dijo.
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