Según los productores, las precipitaciones ayudan al desarrollo de la soja y a la siembra de maíz, aunque aclaran que todavía hay zonas con el agua justa y deben cumplirse los pronósticos de más precipitaciones
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Tras varios años de seca extrema, las lluvias de los últimos 15 días que cayeron en la zona agrícola renovaron la esperanza en el sector agropecuario de cara a una nueva campaña. Así lo viven y lo sienten, aunque con cautela, los productores.
Con expectativa, muchos decidieron cambiar ese viejo pluviómetro resquebrajado por el calor y el viento, por otro recién comprado en la forrajera amiga del pueblo. Con un nuevo ciclo productivo por delante todo es ilusión. Es que los últimos reportes así lo reflejaron, por ejemplo remarcaron que noviembre finalizó con importantes acumulados y que diciembre comenzó “con un frente de tormenta que ha beneficiado a vastas regiones del área agrícola”.
En Carcarañá, provincia del Santa Fe, a unos 40 kilómetros de Rosario, Diego Pasquale recorre sus lotes sembrados y medita cómo enseguida unas buenas precipitaciones pueden cambiar abruptamente el humor del campo.
Hace dos semanas en la zona llovió 40mm y la anterior otros 30mm. En septiembre, al no caer una sola gota, dejó pasar el maíz de primera y decidió apostar todo a la soja. Cree que acertó. Acaba de terminar de sembrar unas 300 hectáreas de la oleaginosa y a pesar del brusco cambio de temperatura de estos días, todo parece estar sobre rieles. “Por fin volvimos a un régimen de lluvia adecuado, pero no sobra nada. Para lo que veníamos, después de una seca tremenda, estamos muy bien. Pero esto es solo para mantenerse”, se ataja.
En este sentido, puntualiza que, si bien hay una gran satisfacción y esperanza por el clima, no hay mucho para festejar: “El que no está fundido, está endeudado o al límite. Este es un ciclo de recuperación, donde estamos retomando el cauce perdido del ciclo productivo”.
Alejandro Giorgi es ingeniero agrónomo, productor y asesor en la zona de Fuentes, a unos 35 kilómetros de Bigand. Dice que, finalmente, tras la llegada del El Niño, el sector “se volvió a reanimar, a reinvertir, a usar tecnología de punta de nuevo”. Aunque el agua que cae en cuestión de segundos el suelo la absorbe y es difícil ver espejos de agua todavía, el estado de ánimo en el interior productivo, al igual que el clima, viró.
“Estamos con la cabeza en alto, mirando hacia adelante con todo el entusiasmo posible. El sector está esperanzado de que este sea el quiebre y que regrese la producción que siempre se aspira a tener. Aunque somos conscientes de que todavía falta mucho. Esto recién se arranca y el productor tiene un miedo a que el pronóstico de acá hacia adelante sea equívoco”, señala.
En este escenario, describe que si bien las lluvias de octubre y noviembre llegaron un poco tarde para la fina (trigo y cebada), igual sirvió para el llenado de granos porque le dio peso y rendimiento. “El potencial esperado es de 4000 kilos en la zona y el promedio fue de 5000 kilos, incluso hubo lotes que se ha llegado a 6500 kilos. Nos sorprendió para bien y la expectativa de la gruesa es la mejor”, indica.
Con los maíces y la soja encaminados, Luciano Zazzarini, productor de Cañada del Ucle, muy cerca de Firmat, dice que en la región hay mucha expectativa a lo que vaya a pasar el año que viene, donde el campo puso todas las fichas y no se guardó nada. “No se salió a hacer una siembra especuladora, se puso toda la tecnología, se sembró en la fecha correcta, es decir usamos nuestros últimos cartuchos. Después tanta angustia, las esperanzas son alentadoras. Estamos en una transición de un cambio de gobierno y meteorológico”, señala, aunque subraya que la algarabía no debe invadirlos porque “primero hay que cosechar sin gastar a cuenta”.
En Pergamino, con ese optimismo que caracteriza a la gente de campo, el productor Juan Rossi busca dejar atrás ese mal recuerdo que fue la gran sequía que atravesó el país. Observa que sus cultivos están en buen estado y eso lo tranquiliza. Y, a pesar de que muchas lluvias anunciadas por el Servicio Meteorológico son esquivas en la zona, prefiere mantener el ánimo arriba.
“Seguimos empujando, así es el productor. Nuestras siembras en la región están normales pero deseosas de seguir tomando agua, como también los perfiles que no están ni en miras de llenarse. Estamos esperando que el clima cambie de una vez, que llegue el agua y que nuestras lagunas se llenen de patos”, expresa.
Para el climatólogo Leonardo De Benedictis, si bien es cierto que todavía los perfiles están complicados en muchas zonas, donde no hay reservas, no hay napas ni lagunas, hay zonas que están espectaculares, que ha llovido de manera muy buena, con lo cual se ha recuperado muchísimo.
“La verdad que la situación en muchas regiones está mejorando, como el norte de Buenos Aires y Santa Fe, que si bien no están óptimas, está lloviendo bien. La perspectiva es buena, ahí va a ir mejorando progresivamente y seguir lloviendo bastante firme. Así que es una zona con buen potencial también”, expresa.
En la cara opuesta, describe que hay zonas complicadas por excesos, como Corrientes y en algunas zonas de Entre Ríos. Y otras regiones malas como el sudoeste bonaerense, por ejemplo, de Puan hacia el sur, en donde ha llovido muy poco o casi nada y su situación es complicada. “Encima, en cuanto a perspectiva, en esa zona difícilmente las condiciones mejoren sustancialmente, así que va a seguir complicado y crítico”, dijo.
Por el lado de Córdoba, De Benedictis adelanta que ahí sí se espera que mejore el panorama, no en una condición óptima, pero por lo menos que mejore. Precisamente, el productor agrícola Gabriel Pellizzon pertenece a esa región en el sudeste cordobés, en Los Surgentes, de la cual el climatólogo habla de que el escenario va a mejorar en los próximos tiempos.
“Aun en el centro y en el sudeste de la provincia estamos esperando esas lluvias. Los pronósticos dicen una cosa que luego nos esquiva. Pero tenemos esperanza aunque lo errático hace que las ilusiones del campo se vayan opacando, sumado a las finanzas del productor que están muy mal”, remarca Pellizzon.
A modo de conclusión, Matías Amorosi, gerente general de AZ-Group, coincide que, salvo zonas más puntuales de Córdoba, que recibió menos precipitaciones en estas últimas semanas, el resto tuvo un buen caudal de lluvias. En detalle, explica que las condiciones hídricas recuperaron muchísimo el estado de los cultivos y que ahora plantean un escenario de gruesa más que alentador.
“Los primeros rindes de rinde del trigo que se viene escuchando son bastante alentadores. Muchos productores coinciden en que están por encima de sus expectativas. He escuchado rindes de 6000 kilos en zona núcleo. Si seguimos con este régimen de lluvias tan reiterativo y tan constante, eso le va a dar un potencial enorme a la gruesa”, destaca.
Para el consultor, este escenario indefinido hizo que muchas empresas eviten el cultivo de maíz de primera y ahí es que “la jugada les va a salir bien”. “La proyección es de buena producción de soja y buena de maíz tardío. El [maíz] temprano lo sufrió un poquito más, pero tiene todavía carretel para recuperar. La mirada de todos los productores es muy optimista. Habrá una mayor oferta en zona núcleo que está recomponiendo el terreno perdido en la última campaña, donde estuvo el gran fracaso productivo de la Argentina. Ahora vamos a un escenario histórico, donde la zona núcleo aporta gran volumen de tonelaje a la gruesa. Y la fina posiblemente acompañe las buenas perspectivas de producción que hay en el sur de Buenos Aires”, finaliza.
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