La localidad bonaerense de Pilar amaneció con algunas nubes. Pese al clima, no hubo cielo nublado que pudiera empañar la expectativa de "cortar" una nueva cinta en una planta industrial con el objetivo de producir materias primas y darle valor agregado. Un círculo que se cierra: de la tierra a la góndola.
Tras invertir US$5 millones, eso es lo que hizo hoy allí Molinos Ala, la marca controlada por Adecoagro, que inauguró en el Parque Industrial Pilarica una planta de tostadas y snacks de arroz.
Con esta inversión, Molinos Ala acumula este año una inversión total de 20 millones de dólares para la producción de arroz y sus derivados. La empresa lleva invertidos en los últimos 15 años más de U$S170 millones en este negocio.
Adecoagro cultiva 40.000 hectáreas de arroz bajo riego en el nordeste de la Argentina con una producción de más de 240.000 toneladas por año. "Producimos en forma intensiva y desarrollamos variedades de arroz específicas", explicó a LA NACION Mariano Bosch, CEO de la empresa.
Se trata de un proceso que va desde el semillero de la firma al arroz cáscara, y de allí a los molinos. Un 60% de la producción se vende en el exterior y un 40% se destina a consumo interno. Los principales mercados internacionales son Brasil, Centroamérica, Irak y África.
La empresa cuenta con tres molinos de arroz (con secadoras, almacenamiento y procesamiento) ubicados en Mercedes (Corrientes), San Salvador (Entre Ríos) y Franck (Santa Fe). Los tres con una capacidad de procesamiento de 335.000 toneladas de arroz cáscara por año. En las tres provincias emplea a más de 700 personas.
"Un negocio integrado, desde la semilla a la góndola", remarcó el CEO y cofundador de la empresa, que además destacó que se busca "desarrollar productos de calidad, accesibles para el consumidor".
¿Cómo hacerlo ante la escalada de precios por la inflación?, fue la consulta. "Buscando eficiencia en todos los caminos de la cadena", respondió. "Los precios subirán en función del mercado, pero consideramos que todos nuestros productos están a un precio competitivo", recalcó.
Verde, amarillo, rojo y ocre son los colores que identifican los paquetes en las góndolas de los supermercados a las variedades largo fino, dorado natural, doble carolina e integral, respectivamente. Esos arroces son los de Molinos Ala, la marca comercial de Adecoagro. El año pasado, en la firma se aventuraron a lanzar los snacks de arroz.
Tras la inauguración en Pilar, por las cintas transportadoras circularon miles de tostaditas de arroz, en sus variedades clásicas, fortificadas y fortificadas sin sal.
Crecimiento
Vale recordar que Adecoagro nació en 2002 con la compra de 74 mil hectáreas de producción agrícola-ganadera. Actualmente, la firma cuenta con 32 establecimientos propios y administra 435.000 hectáreas en la Argentina, Brasil y Uruguay. La diversificación de productos es faro de la compañía: arroz, azúcar, etanol, bioelectricidad, leche y granos.
De los 899 millones de dólares que Adecoagro registró como ventas totales en 2017, un 7% correspondió al arroz.
Además de Bosch, en Pilar fueron varios los que "cortaron" la cinta celeste y blanca: el senador nacional Esteban Bullrich; el ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís; el secretario de Producción bonaerense, Javier Tizado; el intendente de Pilar, Nicolás Ducoté; Luciano Sánchez, gerente de Compras de Adecoagro y Sebastián Gonzáles, gerente de planta.
En diálogo con LA NACION, Sarquís en tanto subrayó que "la Argentina necesita esta visión de negocios".
"Desde el gobierno de Buenos Aires promovemos la producción de agroalimentos, incentivamos a las empresas y empresarios que elaboran y exportan, y buscamos nuevos mercados para insertar nuestros productos", expresó el funcionario.
Una cartera diversa de negocios
En estos 16 años, Adecoagro incorporó tierras para la producción de cultivos en Brasil (donde produce azúcar, etanol y energía eléctrica) y Uruguay (donde siembra granos), y comenzó a cotizar en la Bolsa de Nueva York hace siete años. Hoy, la firma emplea a más de ocho mil personas en forma directa y produce casi 2 millones de toneladas de productos por año.
"Modelo sustentable", repite Bosch en cada encuentro. Esa misma frase que usó a fines de noviembre del año pasado, cuando inauguró un biodigestor en la localidad santafesina de Christophersen para la generación de energía a partir del estiércol de vacas de sus tambos estabulados. Un círculo que se cierra.
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