
Aquí se libró una batalla que finalizó el bloqueo anglo-francés contra la Confederación
PUERTO GENERAL SAN MARTIN, Santa Fe.- "Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que recorre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Trémola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!", decía la proclama del general Lucio Vicente Mansilla a las tropas que buscaban repeler a los invasores, en esta misma costa, que hoy se ve invadida de camiones, vagones de trenes y una floreciente actividad portuaria, y en el siglo XIX fue escenario de un hecho histórico: la Victoria del Quebracho.
En 1846, durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas, se produjo el bloqueo anglo-francés. Dos buques enemigos avanzaron aguas arriba por el río Paraná y en "Punta del Quebracho", donde la barranca se eleva y el río se angosta, el general Mansilla esperó el momento propicio para el ataque final a la flota enemiga.
Fue el 4 de junio de 1846 el día que se inició la batalla, con éxito total para las tropas patriotas. Según el historiador argentino José María Rosa, las pérdidas del enemigo fueron considerables, y "no le quedaron más ganas a ingleses y franceses de navegar libremente el Paraná", coronándose así la Vuelta de Obligado.
Hoy, en el mismo lugar donde se libró aquella batalla queda como testigo una cruz de quebracho, que fue colocada el 4 de junio de 1939. Finalmente, en 1999 este predio fue nombrado Lugar Histórico Nacional.
Precursores de la historia
Los propulsores de la fundación de Puerto General San Martín fueron dos pioneros europeos, que vinieron casi simultáneamente en 1868. Guillermo Kirk (escocés) y Miguel Cerana (italiano) .
Kirk y Cerana compraron vastas extensiones de tierra a la sociedad Aldao-Cullen, dando origen así al comienzo de este poblado.
El escocés, quien fundó la ciudad en 1889, inició su actividad emplazando un embarcadero de cereales y otros productos para buques de ultramar. La idea del comprador era destinar parte de esos terrenos a la creación de un pueblo, y el resto conservarlo para la explotación. Años después, luego de la muerte de su esposa, Kirk volvió a su tierra natal, adonde falleció en 1899.
Cerana, por su parte, se desarrolló en la actividad agrícola-ganadera, y ante la creciente necesidad de dar salida a la producción de sus establecimientos construyó el Embarcadero Tránsito, nombre puesto en homenaje a su esposa Tránsito Paz (nieta del general José María Paz). Luego de ocupar varios cargos públicos y tras la decadencia de sus industrias, pasó sus últimos años en Rosario y murió en 1939 en Buenos Aires, pero sus restos descansan en Puerto General San Martín.
María del Tránsito Cerana Armán, de 93 años, nieta de Miguel Cerana y pobladora del lugar, todavía recuerda a su abuelo como "un hombre dinámico y visionario que vio en estas tierras un futuro próspero". Y no se equivocó.