Ignacio Garciarena, Andrea Passerini, Javier Martínez del Valle y Víctor Tonelli expusieron sobre la realidad y las perspectivas de estos productos
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Una mejora de la competitividad y una mayor inserción en los mercados externos son los desafíos comunes que tienen la producción de maíz, leche y carne vacuna, según coincidieron destacados referentes de estas actividades en el panel sectorial de la jornada Negocios del Campo, organizada hoy por LA NACION.
“La clave es transformar el maíz donde se produce, ese es el gran desafío”, dijo Ignacio Garciarena, expresidente del Congreso Maizar 2024, cuando Pilar Vazquez, periodista de LA NACION Campo, le preguntó por la posibilidad de aumentar las exportaciones de proteínas animales y otros productos industrializados que tienen al cereal como insumo básico.
Garciarena recordó que los productores ya transforman el maíz en carnes, lácteos y biocombustibles, pero que se requiere de una mejora de la competitividad de todo el sector para que se incrementen las exportaciones de esos productos. “La fuerza del mercado ayuda a que eso naturalmente se dé, el maíz es un cultivo que se ha adaptado en los últimos años a distintas situaciones: agronómicamente es viable sembrar maíz en muchas zonas, lo que permite usarlo como insumo para numerosos productos”, destacó. “No pensemos al esquema comercial argentino como un gran embudo que confluye en los puertos de Rosario o Bahía Blanca, sino en una red donde ese maíz pueda ser utilizado”, exhortó. Y puntualizó: “Cada vez se están descubriendo más usos alternativos al maíz”.
Garciarena, además, repasó la situación del achaparramiento del maíz, una enfermedad que afectó gravemente al cultivo en la campaña agrícola pasada por la expansión del vector que la transmite, la chicharrita (Dalbulus maidis). Informó que la Red de Monitoreo de la plaga, integrada por expertos del INTA, el Conicet, entidades de productores y empresas, dio a conocer hoy el segundo informe sobre la presencia del insecto en las distintas regiones agrícolas del país. Explicó que aunque todavía se detectaron insectos en gran parte de las localidades del NOA y del NEA, todavía es prematuro extraer conclusiones definitivas sobre la evolución de la plaga. Entre las medidas de control recomendadas, destacó la necesidad de eliminar los maíces guachos de los lotes.
A mediano plazo, Garciarena se mostró optimista sobre la posibilidad de encontrar una solución que frene la plaga. “A fines de la década del noventa enfrentamos el Mal de Río Cuarto, fue un golpe muy duro y gracias a la I&D (Investigación y Desarrollo) se revirtió y hoy no tenemos ese problema”, puntualizó. En el corto plazo, dijo que la situación “es preocupante porque venimos de una situación preocupante” y que el foco está puesto en “cómo va a evolucionar el vector” de la plaga.
Lácteos
A su vez, Andrea Passerini, tambera de Carlos Casares, explicó que la lechería necesita de cambios en la relación de la cadena (productores e industria) y reglas claras de largo plazo que faciliten la salida exportadora.
Entrevistada por Belkis Martínez, periodista de LA NACION Campo, Passerini explicó que la producción de leche en la Argentina en los últimos 20 años fue de 11.000 millones de litros anuales, pero que podría llegar a 16.000 o 20.000 millones si se fortalecen las exportaciones. “No hay una estrategia exportadora sostenida en el tiempo que traccione [la producción]”, apuntó. Además de las limitaciones de crecimiento del mercado interno, al que se destinan unos 8000 millones de litros anuales, Passerini consideró que se deben cambiar las condiciones de comercialización de leche cruda hacia la industria. “Si la lechería pretende dejar de decrecer, estabilizarse y crecer para ser sostenible en el tiempo deben cambiar las reglas de juego entre quienes ordeñamos las vacas y quienes procesan la leche y son nuestros compradores”, señaló. “Necesitamos un sistema de comercialización con opciones superadoras a la compra/venta oral a la que estamos sometidos; tenemos que dejar de vender leche cruda como lo hacían nuestros abuelos”, subrayó. “Hay una posición dominante de nuestros compradores que es legal, pero significa un abuso, tenemos que poner sobre la mesa eso, hay que ponerse de acuerdo entre las partes”, enfatizó.
Passerini se lamentó que, en 2023, los productores lecheros se desprendieron de unas 100.000 vacas lo que representó el cierre de 500 tambos. En ese contexto, dijo, el gobierno anterior anunció la eliminación temporal de los derechos de exportación para los lácteos que la actual gestión del presidente Javier Milei acaba de hacer permanente. “En los primeros cinco meses del año la producción cayó un 13%, en mayo empezó a recuperarse”, apuntó.
Carne vacuna
En el panel sobre carne vacuna, que condujo Mariana Reinke, periodista de LA NACION Campo, Javier Martínez del Valle, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Angus, consideró que se está viviendo un momento “muy interesante” en la ganadería. Explicó que el productor está observando un Gobierno que “sintoniza con lo que siempre pensamos que tenía que ser el negocio agropecuario y ganadero; esto nos hace pensar que esta vez sí, que podemos apostar”.
El consultor Víctor Tonelli coincidió con ese concepto y dijo que el gran desafío para los productores es “cambiar la cabeza y empezar a pensar en el largo plazo”. Allí, dijo, “hay oportunidades increíblemente positivas si somos capaces de transformar esa potencialidad en realidad”.
Para Tonelli, el rumbo debe orientarse a las exportaciones. Sin despreciar el mercado interno, las medidas que se tomen deben ir en la dirección de “allanar, abrir y darle competitividad al sector exportador y hacer negociaciones internacionales que nos permitan ser competitivos en esos mercados”, sostuvo.
Al respecto, Martínez del Valle señaló que el país tiene el desafío de mejorar el precio promedio de sus exportaciones. “Por la genética que tiene la Argentina está en condiciones de conseguir los mejores precios del mercado mundial en las diferentes categorías”, enfatizó. Elogió el reciente cambio en las normas sobre tipificación de hacienda que anunció el Gobierno esta semana. “Le dan transparencia a la relación entre el productor y la industria”, señaló.
Sobre la mejora del precio promedio de la exportación de carne, Tonelli puso el ejemplo de Australia. “No tiene mejor genética que la Argentina ni mejores ganaderos, clima o suelo, pero vende la tonelada promedio a US$7000 y la Argentina a US$4600″, sostuvo y remarcó: “El camino para agregar valor es infinito, hay que estar presentes en los mercados, todo el año, peleando palmo a palmo con los otros vendedores; hoy no lo estamos haciendo”.
En tanto, Martínez del Valle dijo que para mejorar los índices de producción ganadera, como la tasa de extracción de terneros destetados sobre vaca entorada, se requiere de un trabajo en las áreas de “alimentación, sanidad y genética”. Para el especialista, son los tres pilares fundamentales que se necesita mejorar para “llegar a los niveles internacionales de tasas de extracción”. Esos factores, aclaró, “deben estar acompañados por el precio”.
Tonelli, a su vez, enfatizó que la clave está en la “previsibilidad y el largo plazo”. Y añadió: “si yo, como productor, tengo certeza que el año que viene y los siguientes no me van a limitar o cupificar las exportaciones y me dejan libertad para seguir avanzando, yo puedo tomar ahora las decisiones para hacer las inversiones necesarias”.
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