Después de que el Gobierno decidiera reducir de manera “temporal” las retenciones a los principales cultivos del campo argentino, los productores comenzaron a evaluar el impacto de estas modificaciones en sus márgenes. La medida establece una reducción en la alícuota de la soja, que pasa del 33% al 26%, y en la del maíz, que baja del 12% al 9,5%. Este anuncio llegó tras reiteradas denuncias del sector sobre balances negativos, provocados por la caída de los precios internacionales, condiciones climáticas adversas que hacen caer la producción, el incremento de costos, la apreciación del tipo de cambio y una presión impositiva considerada asfixiante.