La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) denunció que los proveedores de balanceados para los tambos venden con condiciones de pago a 30 o 60 días con tipo de cambio abierto y que no amplían el financiamiento; la respuesta de las empresas
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Atrapados sin salida. Con un fuerte comunicado, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) alertó que “en el término de 20 días los tamberos se quedan sin posibilidades de abastecerse de alimentos mínimamente para mantener su producción”.
Esto se debe, según dijeron, a que “las empresas proveedoras de alimento y subproductos (en su mayoría grandes exportadoras) les comunicaron que solo venderían con condición de pago a 60 días con tipo de cambio abierto exclusivamente y sin ampliar el monto crédito otorgado al productor”.
“A la crisis terminal de la lechería, se suman los acuerdos de diferentes tipos de cambio, congelamientos de precios entre Gobierno y grandes empresas que ha ido llevando al sector lechero hacia el quebranto, dejando directamente sin poder alimentar las vacas, y no es necesario explicar demasiado que, sin comida, no hay producción”, enfatizaron en la entidad ruralista.
Andrea Passerini, productora y coordinadora de la Comisión de Lechería de Carbap, dio detalles del difícil escenario en el que están inmersos los tamberos del país en la actualidad. “No son solo los plazos de cobro, lo más grave es que te dejan el importe en dólares a pagar a futuro, con tipo de cambio abierto. Te obligan a endeudarte en dólares a 30 (posbalotaje) o a 60 días (con un nuevo Gobierno) mientras uno cobra en pesos devaluados por la leche que vende. Hoy el dólar futuro a diciembre está a $669, a enero $789 y a febrero $900. Quedar endeudados en dólares en este mar de incertidumbre es criminal. Lo peor es que, aunque vas con los pesos para pagar de contado, no te lo aceptan. Es una locura, esto es una masacre tambera. Llamalo como quieras, Puerta 12, o cisne negro”, enfatizó a LA NACION.
Según describió, 15 días antes de las elecciones generales los proveedores multinacionales directamente se retiraron del mercado a la espera de lo que podría suceder (devaluación del Gobierno) el lunes posterior y solo quedaron las pymes, pero estas se alinearon en la tesitura de no aceptar el pago en efectivo inmediato. En detalle, mientras “las empresas internacionales realizan facturas abiertas a 60 días desde que llega la mercadería en el campo, los minoristas a 30 días”.
“Y, si bien no hubo devaluación general, la última medida del ministro de Economía de dar un dólar diferenciado para los productos exportables de un 70% al oficial y el 30% al CCL fue para nosotros directamente un aumento del tipo de cambio de más del 45% (de $350 a $515/520). Massa no hizo otra cosa que empiojar la situación”, remarcó.
Entre otras cosas, contó que desde el 12 de octubre a hoy el alimento balanceado se incrementó en un 36,5% y que solo el maíz en menos de dos meses subió un 46%. “¿Cómo carajo les damos de comer a las vacas? La cosa no da para más. Es insostenible. Y esto es solo la punta del iceberg. En los próximos meses vamos a ver tambos liquidándose por doquier. El nivel de quebranto que tiene la actividad se va a visibilizar el año que viene. Ahora no se ve porque la producción lechera la sostienen los 700 tambos más grandes del país de los 10.000 que existen. Mientras tanto el gobierno provincial y nacional están en otra”, subrayó.
“Los números son alarmantes. Estamos absorbiendo costos enormes, donde la alimentación está por encima del 60%, mientras que en una primavera normal es de alrededor del 30%. La sequía y la economía nos enfrenta a una realidad complicadísima. Yo tengo que seguir comprando comida hasta diciembre, cada 15 días son 30 toneladas de pellets a US$275 a pagar 30 días de la entrega al tipo de cambio de ese momento. Otros resignados venden vacas y se quedan con un rodeo más chico, algunos en silencio se van de actividad y se pasan a algo más rentable como puede ser la agricultura y otros se los va a llevar puesto el tsunami de esta economía argentina. Es crónica de una muerte anunciada”, agregó.
Aseguró que este aumento de sus costos no se correspondió con una suba en el precio que la industria le paga por cada litro de leche: “Un 4% en julio, un 4% en agosto y, a pesar de que el Gobierno les eliminó las retenciones del 9% a los industriales por 90 días, solo nos aumentaron el 6,5% en septiembre. Hoy nos pagan $120 el litro. Una vergüenza”.
La voz de los proveedores
Del otro lado del mostrador están los proveedores, donde el panorama no es tampoco el mejor. Juan Pablo Ravazzano, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena), se mostró sorprendido por el comunicado de Carbap por haber englobado a todas las empresas de balanceados en el mismo saco.
“No es así; no todo es igual. Hay pymes y exportadoras, donde algunos decidieron no vender, es decir no hacer entregas y otros a remito abierto por la incertidumbre preelectoral que había. El plazo promedio hoy es 30 días pero somos el jamón de sandwich, nosotros no fijamos precios. Además, hay cierto compromiso con el cliente, es nutrición animal y no especulamos con esto. Algunos tienen una condición más benévola y venden de contado pero muchos han optado por entregar a precio abierto o a 30 días. Todos pensábamos que iba a haber una devaluación pero a mediados de esta semana se empezó a normalizar aunque no del todo. Aunque no estamos lejos de empezar a cobrar dólar MEP”, afirmó.
En cuanto al no otorgamiento de más financiamiento a los productores, el directivo dijo que es un tema de riesgo crediticio que las empresas prefieren tener seguridad determinada y no ampliar la financiación pero que “cada situación es personal”.
Ravazzano detalló que para ellos el escenario es más que complejo donde, además de no saber qué cobrar por el riesgo a perder capital, se suman dos problemas. “La importación de insumos está muy difícil. Nuestros stocks están a cero y estamos prestándonos entre empresas. Y se sumó la imposibilidad de pagar a nuestros proveedores en el exterior. El Banco Central nos impide pagar, nos viene pateando las ordenes de pago entre 90 y 120 días”, explicó.
“El mensaje del Gobierno es que cada empresa se arregle como pueda. Algunos sacan la plata de sus casas matrices pero las nacionales no las tenemos. Estamos quedando mal con proveedores de más de 30 años. Con intermediarios se está generando un mercado informal enorme que lleva a distorsiones de precios que repercuten en el costo del producto final de las empresas. Todo esto provoca desincentivos en los negocios de exportación que genera millones de dólares en divisas”, añadió.
Por último, coincidió con Passerini en que el dólar diferenciado de Massa para productos de exportación generó una gran distorsión. “La intromisión del Estado en los mercados como la última medida del ministro de Economía es complicar aun más las cosas en el sector productivo”, finalizó.
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