En medio de condiciones climáticas secas, en Chicago la posición julio del cereal (campaña actual) subió 15% desde los mínimos de mediados de mayo y diciembre (ciclo nuevo) lo hizo cerca de 20%
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La evolución reciente de las condiciones climáticas en EE.UU. podría torcer las óptimas perspectivas de producción que se venían augurando.
Semanas atrás, el USDA proponía un volumen récord de maíz en el país del norte. Pero, el avance de las zonas afectadas por sequía parece diluir las probabilidades de alcanzar tales pronósticos. Las caídas en las cotizaciones se detuvieron y comenzaron a revertirse en Chicago. ¿Podemos esperar un aumento sostenido en los precios del cereal? ¿Estamos ante un punto de inflexión? ¿Quedan atrás los mínimos recientes?
De la debilidad a la reciente recuperación
Hacia mediados de mayo, los precios en Chicago comenzaron un proceso de lenta recuperación, tras haber registrado una caída de más del 25% respecto a los máximos registrados el año pasado. En un contexto de carácter bajista, un factor particular comenzó a quebrar expectativas y a aportar respaldo a los precios: el clima en EE.UU.
Sobre dicho contexto, primero, hay que destacar que el sector exportador en EE.UU. ha estado mostrando un magro dinamismo. Los negocios externos solo estarían cubriendo el 85% de lo proyectado por el USDA para esta campaña, alimentando expectativas de que la demanda será menor a la prevista.
Segundo, si bien la producción de Argentina trastabilló, el aporte de Brasil sería histórico. Con la cosecha de segunda en marcha, se consolidan expectativas de un volumen de 100 millones de toneladas en el país vecino. A esto, se sumarían unas 25 millones de toneladas de Argentina, alcanzando un ligero aumento respecto al aporte conjunto de ambos países en el ciclo pasado.
Por último, aparecen las perspectivas de producción de cara a la nueva campaña de EE.UU. El USDA ha proyectado rindes históricos en 114 qq/ha y una producción récord de 387 millones de toneladas. Bajo ciertos supuestos de demanda, la relación stock/consumo se dispararía a 15%, resultando en un balance “muy cómodo”.
Ahora bien, ciertas dudas sobre esta última cuestión comenzaron a revertir el escenario de precios. En las últimas semanas, el predominio de condiciones climáticas adversas y el deterioro de los cultivos, comenzaron a generar nerviosismo. El porcentaje de cultivos de maíz afectados por sequía ascendió a 57% y los lotes en condiciones buenos a excelentes cayeron a 61%.
Ante esto, en Chicago, la posición julio de maíz (campaña actual) subió 15% desde los mínimos de mediados de mayo, y la posición diciembre (campaña nueva) lo hizo cerca de 20%.
Escenario
La coyuntura climática en el país del norte está poniendo en tela de juicio la posibilidad de que se concrete la proyección productiva planteada por el USDA. Sobre este punto resulta de interés pensar posibles escenarios.
Una primera hipótesis, podría consistir en suponer que sería difícil que los rindes superen a los del ciclo actual. Así, podríamos pensar en una producción de 370 millones de toneladas. Si se cumplen los supuestos de demanda que plantea el USDA, la relación stock/consumo se podría mantener casi constante. Estaríamos frente a un escenario de relativa neutralidad en cuanto a impacto en precios.
En cambio, si el escenario se torna más adverso, con una caída de los rindes muy por debajo de los de esta campaña, podría tener lugar un impacto importante en la relación stock/consumo, aportando mayor respaldo a las cotizaciones.
Llegado este punto vale la pena hacer una mención a la campaña 2012/13, de la que mucho se habla. La misma fue golpeada por una severa sequía y los rindes cayeron un 16% respecto a la campaña previa. Es interesante pensar en esto para tener una noción del daño que puede causar una sequía en EE.UU. De momento, la situación actual no sería tan crítica. Todo dependerá de las lluvias que puedan llegar, o no, en las próximas semanas.
Claramente, las condiciones climáticas han impuesto un quiebre en la tendencia de las cotizaciones en el mercado mundial de referencia. Pero, debemos ser cautelosos sobre la posibilidad de pensar en nuevas subas significativas. Aun restan semanas claves y cuando dependemos del clima, nunca estamos exentos de sorpresas.
Y, además, no todo es clima. Por una parte, hay que destacar que los supuestos del USDA por el lado de la demanda en EE.UU. de la nueva campaña son muy ambiciosos, con gran aumento en exportaciones y consumo doméstico. Si estos incrementos no se concretan, podrían amortiguar los efectos positivos en precios derivados de una caída en la producción.
Por otra parte, en Sudamérica, avanza la trilla de Brasil y en algunas semanas se generalizará en la Argentina, imponiendo presión en los mercados. Por el momento, no estamos viendo tracción en los precios locales. Además, hay que tener en cuenta el rol que estarán jugando los efectos de la prórroga de embarques y la posibilidad de implementación de un dólar maíz (por el momento son solo rumores).
En síntesis, el contexto internacional comenzó a aportar algunas buenas noticias, pero no debemos confiarnos. Y, como siempre, tenemos que estar atentos al mercado para no dejar pasar las buenas oportunidades cuando aparecen.
El autor es responsable del Departamento de Análisis de Mercados de Grassi SA