Con costos en alza y la pérdida de competitividad por la situación del país, la firma de cosechadoras Vassalli Fabril vio reducida su actividad y su futuro está ligado a la próxima política económica
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Fundada en 1949 por un empresario legendario del interior, Roque Vassalli, la fábrica de cosechadoras Vassalli Fabril, ubicada en Firmat, en el corazón productivo del sur de Santa Fe, es una muestra de la situación de muchas compañías tras años de inflación con costos en alza y dificultades para ser competitiva en medio de la distorsión cambiaria: tras el contexto vivido, se encuentra en un punto de inflexión donde la expectativa está puesta en lo que pueda ocurrir con variables claves en el próximo gobierno de Javier Milei.
La empresa, que lleva producidas en toda su historia unas 45.000 cosechadoras, hoy está bien lejos de su época de gloria. Llegó a fabricar unas 1000 máquinas al año. En contraste, en marzo último paró sus ventas y se dedicó a producir 39 máquinas que tenía comprometidas. De ese volumen, ahora le resta por terminar una cosechadora y una plataforma para la recolección de los cultivos. Al margen de ello, no se fabrica otra cosa. Vassalli comparte la historia con otras marcas emblemáticas que dejaron un legado: Rotania, Senor, Marani, Daniele, Bernardín, por ejemplo.
“No hay decisión de cierre; los sueldos están al día”, dijeron a este medio fuentes al tanto de la situación de la compañía cuyos accionistas, entre otros, hoy son Esteban Eskenazi y Matías Carballo. Entre esos inversores también estuvo Guillermo Ferraro, hasta 2021, cuando luego se retiró. Ferraro será el ministro de Infraestructura de Milei.
Vassalli Fabril posee un plantel de 280 empleados a los que se les paga unos 100 millones de pesos al mes. Las fuentes consultadas insisten en que los sueldos están sin demoras y no hay cierre a la vista. La reiteración es porque en el último tiempo circularon versiones de un posible final.
Entonces, ¿por qué hace varios meses frenó las ventas? Según explicaron a este medio, fue porque continuar con ello era “a pérdida”. Pusieron un ejemplo: por la suba de los costos, hacer una máquina quedaba con una ecuación de un 32% más cara que un equipo extranjero.
Mientras el equipo del exterior vino ingresando, hasta que se complicaran las importaciones, al valor del dólar oficial [hoy a $375], al equipo nacional los costos le significaban tener un valor equivalente a unos $700. Quienes conocen la situación de la compañía hoy indican que con una divisa en torno de los $600 ya la firma podría ser competitiva.
“Se termina eso y no se le deberá ningún fierro a nadie”, contaron sobre la unidad pendiente de fabricación que tiene la compañía. “Se cancela la deuda con los que compraron esas 39 máquinas”, apuntaron.
Un punto no menor es lo que el Estado le debe de IVA a la empresa. Se trata de una cifra que supera largamente los $100 millones. Por otra parte, otro punto clave está en una deuda de la firma con el Banco Nación por unos $300 millones verificados que sigue sin tener una solución definitiva.
En este marco, quienes conocen el trasfondo de la compañía señalan que está expectante de lo que pueda ocurrir próximamente en el país. Hablan de ver cuál es el cambio de condición que se presenta para luego tomar decisiones. ¿Qué significa cambio de condición? Básicamente, según indicaron, que vuelva a “recomponerse” la relación entre el dólar y la inflación para que la compañía retorne a terreno competitivo.
Al respecto, vuelven sobre el tema de que mientras otras compañías del rubro pudieron hacer importaciones con un dólar a $375, los costos para esta compañía siguieron aumentando. La empresa utiliza un 80% de componentes nacionales y otro 20% importado que, no obstante, tiene su peso.
“Tuvo un incremento de costos en línea con el dólar libre y una limitación por el precio [del producto importado ingresado al dólar oficial]”, expresó otro conocedor de la compañía. “Sigue abierta, los sueldos se pagan, pero tiene que crecer en volumen; depende del futuro económico del país”, añadió.
“Con una economía más racional esta empresa puede ser una oportunidad”, explicaron. Remarcaron que tiene suficiente tecnología como para ser competitiva. Según trascendió, hubo interesados en la compañía, uno del exterior y dos nacionales, pero en esto no hubo definiciones.
Por lo pronto, la firma sigue con sus puertas abiertas, si bien disminuida en su actividad, descarta el cierre y aguarda por las señales económicas que puedan venir con el nuevo gobierno. Una administración que, si el clima acompaña, tendrá una buena cosecha del campo que se traducirá en mejores ventas de maquinaria agrícola como las cosechadoras de esta icónica fábrica del interior. Una empresa que en un punto refleja la situación económica de los últimos años en el país.
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