Federico Schäfer, de la Alianza del Pastizal (AdP) de Aves Argentinas, se refirió a un revolucionario proyecto en la Argentina y la región
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“Los pastizales son uno de los ecosistemas más dañados y modificados del planeta, pero no cuentan con espacios protegidos comparables a los Parques Nacionales Los Alerces o Nahuel Huapi”. Así lo afirmó Federico Schäfer, quien destacó que esta necesidad fue el motor que, hace 18 años, dio origen a la Alianza del Pastizal (AdP) de Aves Argentinas. Se trata de una iniciativa regional enfocada en la conservación de campos productivos que él coordina. El proyecto abarca cerca de un millón de hectáreas en toda la región, de las cuales aproximadamente 700.000 están en la Argentina. Con la participación de 210 productores en el país, AdP ha logrado avances significativos tanto en la preservación de la biodiversidad como en la captura de carbono.
La alianza está liderada localmente por Aves Argentinas y, a nivel internacional, por BirdLife International. El proyecto se extiende a Brasil, Paraguay y Uruguay, elevando el total de hectáreas bajo este innovador sistema al millón de hectáreas antes mencionado. Schäfer explicó que el proyecto comenzó en 2006 como una iniciativa de conservación tradicional centrada en la creación de reservas, peor luego evolucionó hacia un enfoque que integra la producción agropecuaria con la conservación. “La única forma de conservar estas especies es trabajar alineados con la producción y la actividad humana”, afirmó. Promueve prácticas holísticas como el pastoreo racional y la rotación de potreros, combinadas con la conservación del paisaje y la biodiversidad nativa.
Aunque este enfoque, sostuvo, que era poco común en la Argentina hace una década, ganó popularidad en los últimos años debido a cambios generacionales y a una mayor conciencia sobre la sostenibilidad. “Antes no existía esa cultura de pensar más allá de la producción. Pero, en los últimos años, debido a diversas tendencias y cambios generacionales, más personas comenzaron a interesarse en esto. En nuestro caso, la iniciativa ha dado un salto exponencial”, señaló Schäfer.
“Muchos de los productores con los que trabajamos provienen de otros sectores de la producción, y las nuevas generaciones buscan hacer las cosas de manera diferente. Lo positivo de la Alianza es que, tras 18 años, contamos con al menos diez casos ejemplares de productores que han logrado combinar producción y conservación”, añadió.
Avances
Uno de los primeros logros de la Alianza fue el desarrollo de un mercado de carne producida bajo sistemas de conservación, que llegó a cadenas de consumo masivo y se exportó a otros mercados. Sin embargo, Schäfer reconoció que “el tema de la carne con conservación aún no está ampliamente conocido y la gente no está dispuesta a pagar por ello en este momento”. Se mostró optimista sobre el potencial de crecimiento en este mercado.
Además del mercado de carne, otro proyecto destacado es el mercado de créditos de carbono. “Desde hace tres años estamos colaborando con una empresa estadounidense especializada en la medición de créditos de carbono. Pero, antes de entrar en detalles, es importante entender cómo se generan estos créditos”, dijo.
“Los manejos que promovemos para la Alianza del Pastizal, al respetar los ciclos naturales, tienen el potencial de capturar carbono de manera efectiva. Grandes empresas, que generan grandes cantidades de emisiones, pagan un diferencial por lo que no pueden reducir en sus propias operaciones. Nosotros, con la ayuda de la empresa norteamericana, medimos esta captura de carbono. Una vez que se obtiene el crédito de carbono, una tercera parte certifica el crédito y se procede a su comercialización. Es un mercado muy nuevo, con mucha evolución en los últimos dos años, pero esperamos ser pioneros en este campo”, detalló.
Actualmente, la Alianza del Pastizal ha firmado contratos para 80.000 hectáreas dentro de las 700.000 hectáreas de la iniciativa. De estas esperan recibir la primera tanda de créditos de carbono, correspondiente al año pasado, para 50.000 hectáreas. La tasa de captura de carbono en pastizales naturales varía entre una y dos toneladas por hectárea al año, lo que refleja el impacto positivo de estas prácticas en la reducción de emisiones.
Finalmente, Schäfer mencionó otros programas de conservación llevados a cabo, como la reintroducción del cardenal amarillo, una especie en peligro de extinción, dentro de los campos de la AdP. También colaboran con instituciones como la Fundación Vida Silvestre y The Nature Conservancy (TNC) para desarrollar proyectos que combinen producción y conservación, reafirmando su compromiso con la biodiversidad.
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