La Cámara de Industrias Cárnicas (Cainca) planteó una serie de propuestas frente un escenario próximo con muchos desafíos
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En el inicio de un nuevo año, la Cámara de Industrias Cárnicas (Cainca) describió el cierre del ejercicio 2024 y dio una serie de propuestas para un 2025 que plantea un escenario con muchas inquietudes y vacilaciones.
“Cerramos el año con buena producción, subas de costos que ya superan los ingresos y con incertidumbre sobre el volumen de hacienda y su valor para este nuevo año”, dijeron en un comunicado.
En este contexto, indicaron que para comenzar el año optaron por concentrarse “en el futuro más que en analizar el pasado, toda la energía hay que transformarla en propuestas para crecer”.
“Ya no hay muchas más correcciones macroeconómicas ni recurrentes devaluaciones que oculten los verdaderos resultados de la gestión privada. Es hora de buscar eficiencias en cada proceso, reducir costos y trabajar por resultados”, enfatizaron.
En la entidad, aseguraron que “la gestión pública renovó las expectativas del rubro, demostrando que es posible revisar, reordenar, simplificar y fiscalizar para proyectarnos a futuro”.
“Vale puntualizar que hay cuestiones importantes que resolver y que son parte del estancamiento del sector, como retenciones, percepciones, tasas que al sector no le aportan más que gastos y afectan la falta de inversión y competitividad”, dijeron.
En este sentido, remarcaron que “es clave lograr equipos de trabajo público-privado que produzcan nuevas reglas que apalanquen el crecimiento y sean realizables”. “La cadena de aprovisionamiento de carne lleva décadas sin desarrollarse. Es fundamental construir y gestionar un plan federal a mediano plazo para tener más hacienda, mejorar la industria en un estándar de calidad que nos ponga en competencia en la región”, señalaron.
“Es importante entender que todos los eslabones son parte de la misma cadena: productores, feedlots, consignatarios, mercados, transportistas, industrias, matarifes, distribuidores, puntos de venta y esto sin reparar donde esté el consumidor de nuestro producto, del mercado interno o la exportación. Es falso que vayamos a hacer evolucionar nuestra cadena de aprovisionamiento por partes”, agregaron.
En este sentido, aseguraron que en esta visión “la trazabilidad es la solución”. “Ahora se inicia con la hacienda y la tipificación. Debe reformularse con la industria, debe extenderse en lo sanitario, en lo comercial, en el transporte y completarse llegando al punto de venta”, indicaron.
“En el eje de la formalidad, vamos a lograr perfeccionar la competencia y superarnos cada vez más en calidad de procesos y productos. Es posible, hoy más del 75% de las compras en pequeños comercios se realiza con billeteras virtuales, haciendo trazable las transacciones hasta el consumidor final. Solo la competencia en igualdad de condiciones va a potenciar la producción. Es habitual ver los negocios del rubro en un mercado casi perfecto, donde reina la ley de la oferta y la demanda, donde es necesario que el consumidor valide el precio final del producto para que cada eslabón de la cadena valorice su producto o su servicio. Pero no es nada habitual que estos mismos actores proyecten la gestión de su negocio, considerando tasas de inversión para crecer. Este cambio es otra necesidad de desarrollar para el futuro. Tenemos todos los recursos humanos y naturales para hacerlo”, añadieron.
Por último, dijeron que también “es necesario para crecer que los equipos de trabajo públicos y privados se extiendan y desarrollen en las distintas realidades que tiene la Argentina”.
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