Un punto de inflexión se acerca en la cadena de las carnes. De cómo reaccione el Gobierno frente a las circunstancias que atraviesa la cadena, tendrá un horizonte despejado para los próximos años, con el consecuente impulso para crecer, o tropezará con las mismas piedras del pasado.
En una jugada calificada por los observadores como de "anticipación", el Consorcio de Carnes Argentinas (ABC, en sus siglas en inglés) le ofreció esta semana al presidente Alberto Fernández una plataforma para anunciar inversiones en la industria para los próximos dos años por 189 millones de dólares.
En medio de la mayor recesión económica de la que se tenga memoria se cuentan con los dedos de las manos, y quizás sobren, los sectores que hoy pueden realizar anuncios de este tipo. Para algunos especialistas, en rigor, se trata de montos ya previstos por las propias empresas. No obstante, el ABC se preocupó por exhibir un horizonte de crecimiento para las exportaciones al estimar que este año ingresarían divisas por poco más de US$2900 millones a un monto por US$5250 millones de dólares cuando maduren estas inversiones. En los cálculos por las inversiones de 11 de las 32 empresas que componen el ABC se pasarían de exportar 900.000 toneladas en 2020 a 1,2 millones en los próximos años.
Al mismo tiempo, la industria busca acordar con el Gobierno una reducción de los derechos de exportación y la oferta en el mercado doméstico de ciertos cortes, como el asado, a precios populares para las próximas semanas.
Mientras tanto, los actores del negocio creen que es inevitable una suba de precios de la carne en mercado interno. Los motivos del retraso de los valores son conocidos en la cadena: la suba de costos y de reposición para los feedlot más la imposibilidad del comercio y la industria de absorber los incrementos de la hacienda. El límite, como ha sucedido en otras ocasiones, estará en el bolsillo de los consumidores que, ahora, está más deteriorado por la recesión de la economía y los efectos de la cuarentena.
Según el último informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra) en octubre pasado, el consumo aparente se ubicó en 50 kg. por habitante/año, lo que representó una baja de 2,6% respecto de un año atrás y una caída de 13% en los dos últimos años.
Las contradicciones de la coalición gobernante hacen muy difícil prever la respuesta que dará el Gobierno frente a este escenario. Por un lado, la actual administración evalúa medidas para impulsar las exportaciones en el marco del Consejo Agroindustrial Argentino. Pero, por el otro, es vulnerable a cualquier reclamo de su núcleo duro.
Para el consultor en ganadería Fernando Canosa, a diferencia de lo que ocurría en el pasado ante las crisis estructurales no hay un problema de oferta para el mercado interno porque hay una mayor integración con el resto de las carnes. "El consumo ronda entre 115 y 118 kilogramos por habitante por año", dice. El pollo y el cerdo pueden operar rápidamente como sustitutos en caso de que el consumidor no convalide las subas. Es una tensión que estará presente en las próximas semanas.
En el plano internacional, pese a la recesión económica global provocada por el Covid-19, la tendencia de aumento en el consumo de proteínas animales está vigente. "China sigue siendo la locomotora", destaca Canosa.
Al mismo tiempo, también se vislumbra una recuperación de la producción en todos los rubros de la carne. Según un informe de la división de investigación y análisis del Rabobank, especializado en agronegocios, el año próximo estará marcado por el incremento de la producción de proteínas animales. "En 2021, anticipamos un crecimiento de la producción en la mayoría de las regiones, y el mayor cambio tendrá lugar en Asia, donde los impactos de la peste porcina africana (PPA) se están desvaneciendo (ver página 4). Se espera que la carne de cerdo lidere ese crecimiento, con un proceso de recuperación gradual, ya que la PPA todavía está activa. También se prevé que crezcan la avicultura y la acuicultura, seguidas de la carne vacuna", señala.
Por su parte, Canosa enfatiza que Mercosur es la zona que mayor margen tiene para crecer en el mediano y largo plazo en producción ganadera. "Estados Unidos y Australia alcanzaron la madurez", opina.
Además de los problemas macro, que no son pocos ni menores, las oportunidades de mejora de la Argentina están en el aumento de la oferta de forraje. "Lo que falta es pasto", destaca Canosa. Hay otra cuestión estructural para que haya una madurez en las decisiones. La actividad tiene hoy una Mesa de las Carnes con la que se pueden debatir propuestas. A cinco años de su creación no se debería desaprovechar este ámbito.
El horizonte de mediano y largo plazo está claro, será cuestión de atravesar las turbulencias.
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