Durante la segunda jornada del seminario virtual internacional "El desafío de la carne vacuna en el mundo post COVID-19", organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), el foco estuvo puesto en las tendencias que pueden afectar el consumo de la carne bovina a largo plazo. En el cierre, el subsecretario de Ganadería, José María Romero, se refirió al potencial que tiene la Argentina para aumentar sus niveles de producción y exportación de carne bovina.
"El mundo necesita de los grandes mercados que compiten entre sí, pero también necesita que el Estado acompañe esos mercados, por eso es que estamos articulando con el Ministerio [de Agricultura, Ganadería y Pesca], con Cancillería", señaló Ulises Forte, presidente del Ipcva en la apertura. "Estos seminarios aportan al crecimiento y al comercio, pero mucho más aportan a la convivencia y el aprendizaje", agregó Forte.
Richard Brown, director de Gira, abrió con una charla acerca de lo que quedará después del Covid-19. Brown hizo hincapié en que el "dramático impacto" que se esperaba de parte de la propagación de la peste porcina africana seguirá vigente una vez que el mundo supere la pandemia.
"Las autoridades chinas actuaron con lentitud, no hay manera de arreglar esto rápidamente", aseguró Brown. El especialista aclaró que el pollo, y no la carne vacuna, es el producto cárnico más beneficiado por la baja en la producción de cerdo (en China por la peste porcina africana), ya que pudo responder al incremento en la demanda con mayor agilidad.
Asimismo, Brown alertó sobre la "sobredependencia" de la exacerbada demanda china, que seguirá por un tiempo pero no será infinita. Según él, los impactos negativos de esta confianza en las importaciones chinas se notaron en los problemas que hubo en el mercado global a partir del estricto cierre que China llevó a cabo por el Covid-19 a principios de este año.
Respecto de los impactos de la pandemia en la industria, Brown señaló que la demanda de consumidores individuales no llega a compensar por la fuerte caída en la demanda de parte de restaurantes. Esto se ve especialmente en los cortes premium. Según los cálculos de Gira, la recuperación pospandemia no será en forma de V, sino que llevará años restaurar los PBI a niveles prepandémicos.
David Hughes, profesor emérito de Food Marketing en el Imperial College of London y profesor visitante en la Royal Agricultural University en Gran Bretaña, coincidió con el oscuro pronóstico de Brown. Según el profesor, a la mayoría de los países les llevará dos años o más recuperarse del impacto del virus en la industria.
Sin embargo, Hughes agregó un dato esperanzador: se espera que China sea el único país que no entre en recesión en 2020, lo cual significa que uno de los principales importadores de productos argentinos no disminuiría significativamente su demanda.
Además, Hughes recordó que en momentos de recesión los consumidores tienden a consumir proteínas de menor valor. La carne de vaca, consideró, es un producto premium, así que es posible que las personas empiecen a reemplazarlo por cerdo, pollo e incluso huevos, en el caso de los deciles más bajos.
A tono con la jornada de ayer, Hughes señaló la predisposición de los consumidores a comprar alimentos online. Este comentario fue retomado por Adrián Bifaretti, jefe del Departamento de Promoción Interna del Ipcva, quien se refirió a la "incipiente" participación del comercio electrónico en la distribución minorista de carne en la Argentina.
"Es un 2% que algunos podrán minimizar, pero que empieza a adquirir significado cuando hablamos de la Argentina, que tiene un sistema muy conservador de distribución minorista de carne. Creo que hay que resaltarlo en su justa medida", comentó Bifaretti, que señaló que las visitas al sitio web Carne Argentina (del Ipcva) se han duplicado desde que el Instituto lanzó acciones de comunicación en torno al consumo de carne y la cuarentena.
A continuación de la charla de Bifaretti, vino un segmento de reflexión sobre la relación entre carne y salud, de la mano de los doctores Alberto Cormillot, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, y Jorge Tartaglione, presidente en Fundación Cardiológica Argentina.
Durante este bloque el foco estuvo sobre el rol de la carne vacuna no procesada en una dieta equilibrada. Cormillot enumeró las propiedades nutritivas de la carne vacuna con referencia a las recomendaciones diarias de cada nutriente a nivel internacional. "En definitiva, junta todos los requisitos de algo conveniente para ser comido: da nutrientes, gusto, se adapta al paladar de toda la familia, es familiar, da saciedad y es de fácil preparación, versátil, rendidora", señaló.
Vender carne, contar historias
Un hilo conductor que surgió a lo largo de las charlas fue la importancia del storytelling (contar historias) para el marketing de la carne. En ese sentido, Hughes señaló que si hay algo en que las carnes de origen vegetal superan a la carne vacuna es en la orientación de los productos al consumidor con los nombres, los empaques y las campañas.
Cormillot, por su parte, comentó que hay varios factores inherentes al consumo de carne vacuna que podrían ayudar a promocionar el producto. "La carne es una pertenencia, es una tradición gastronómica y una identidad colectiva", aseguró Cormillot, que consideró además que el consumo de carne vacuna es "un hábito enraizado en los genes".
Por su parte, Tartaglione hizo hincapié en la importancia de revertir el patrón de "sobreinformación" en el que se encuentran inmersos los ciudadanos y "transformar esa información en una conducta saludable". Para esto, el médico aseguró que es importante mantener un tono conversacional. "Las personas están muy cansadas de que el médico se pare arriba de un pedestal y le prescriba y le dicte en forma imperativa", explicó.
Asimismo, Tartaglione se refirió al informe de la Organización Mundial de la Salud que, en octubre de 2015, relacionó el consumo de carnes rojas y procesadas con el riesgo de contraer cáncer. "Esto generó un revuelo mundial extraordinario con publicaciones en todos lados y fue muy difícil de revertir", señaló el médico, que dijo que no fue suficiente que, poco tiempo después, la OMS saliera a explicar que solo se recomendaba la reducción del consumo.
También el subsecretario de Ganadería se refirió a la importancia de la comunicación para el futuro de la carne vacuna. En primer lugar, Romero presentó los datos nacionales de producción de granos destinados a la alimentación de animales (110 millones de toneladas de maíz y soja por año, un 84% de la producción nacional) y de carne (6 millones de toneladas por año). "¿Este es el lugar en el que queremos estar?", se preguntó Romero, qué señaló que si tuviéramos la eficiencia en producción de Brasil, podríamos llevar nuestra producción a más del doble (13 millones de toneladas por año).
Finalmente, Romero se refirió a los desafíos que se abren para la industria de carne vacuna: los consumidores demandan información acerca de los procesos de producción, al tiempo que consideran que la ganadería bovina es una de las principales industrias responsables por la generación de gases de efecto invernadero. Según el funcionario, la comunicación, la información y la certificación serán los tres ejes que actuarán como "la llave para que la carne vacuna siga ocupando un lugar preponderante en la mesa del consumidor y en los mercados internacionales".
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