CÓRDOBA.- Los frigoríficos que exportan a China –este año se mandarán alrededor de 400.000 toneladas- están registrando cambios de condiciones en las negociaciones para envíos en tránsito y para algunos ya pactados a futuro. El gigante asiático habría logrado estabilizar su stock de mercadería después de algunas medidas y los precios bajaron alrededor de 30% desde el pico de hace unos dos meses.
China demanda el 75% de las exportaciones argentinas de carne y, según remarcaron a LA NACION distintas fuentes del sector, a mediados de año, por el impacto de la peste porcina los importadores decidieron reforzar los pedidos y subieron los precios de la tonelada que se movía en torno a US$6000 y trepó a US$7500.
Un impulso extra a la demanda es el festejo del Año Nuevo chino hacia fines de enero, que levanta el consumo. Las compras para esa fecha se hicieron hace, al menos, dos meses. También ya están negociados los pedidos que deben arribar al destino en febrero o marzo.
Ante el temor a que faltara carne, el Gobierno chino flexibilizó los controles en las fronteras con India, Hong Kong y Vietnam (los denominan "canales grises") y se habilitaron más frigoríficos en Brasil.
De esa manera se estabilizó la oferta y los precios empezaron a bajar. Frente a esa situación los importadores que pagaron US$7500 la tonelada ahora están renegociando a la baja o suspendiendo pedidos.
Mariano Grimaldi, del frigorífico cordobés Logros –exporta unas 900 toneladas mensuales a China- apuntó a LA NACION que en ese mercado hay "sobreabastecimiento; las cámaras están llenas como consecuencia de las compras para Año nuevo y los precios bajaron notablemente".
Admitió que hay operadores argentinos que registran algunos problemas. Hasta ahora Logros no los tiene de manera importante aunque "se atrasaron algunos embarques".
El formato de negocios más usual es que, para producir para los chinos, los frigoríficos reciben un adelanto del 30% del contrato de las compras pactadas. Sin ese depósito, el acuerdo se cae.
Daniel Urcía, director ejecutivo de la Asociación de Frigoríficos e Industrias de la Carne, explicó a este diario que los cambios y frenos que se están registrando "no golpean fuerte a la industria". Detalló que, por supuesto, vender con precios altos es siempre mejor, pero advirtió que "no hay peligro de cierre del mercado; lo que está pasando nada tiene que ver con el acuerdo sanitario ni con la relación entre los gobiernos".
"Estamos volviendo a los valores de mayo y con el nueve por ciento de retenciones que se acaba de fijar, cambia el escenario en un período particular de la industria -agregó Urcía-. No es buena la retracción pero no pone en jaque al sector; habrá un impasse hasta el año que viene y para ver cómo se acomoda".
Describió que los cambios coinciden con la época de menos oferta de vacas (aparece en otoño) y aunque hay "algo" de novillos no es mucho. Indicó que, este año, los frigoríficos más grandes no iban a parar en enero como lo hacen históricamente para vacaciones y por ajustes técnicos. Ahora están "reevaluando" la decisión.
Otras fuentes de la industria exportadora admitieron a LA NACION que se están renegociando contratos y que hay dudas sobre a qué valor terminará llegando la mercadería que ya está en viaje a China.
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